Casrol
estaba relajado en su despacho del palacio, todos sus planes iban de maravilla,
se había quitado de encima a cuatro de las familias nobles más poderosas, había
enviado a casi el exilio a Lalon y compañía, y ahora gobernaba a su
disposición, pues en él recaían todos los asuntos de estado debido a que el
emperador solo firmaba los papeles que él le ponía delante como si fuera un
simple autómata programado para ello.
La vida para
Casrol se estaba tornando de un blanco prístino, mientras que para Lalon, Pril
y Jail era otro cantar. Pues desde que habían llegado a las tierras exteriores
no habían hecho otra cosa que defender las pequeñas poblaciones de los ataques
de los bárbaros de hielo y los inhumanos.
Las fuerzas
imperiales estaban mermadas tanto en número, como física y mentalmente. Así que
la llegada de los tres jóvenes con un rango que no era nada habitual que gente
con dicha posición pisara por allí, animo a las tropas, pues le daba les daba la
esperanza de que el imperio había por fin puesto los ojos en ellos, pero era
todo lo contrario, simplemente aquellas tierras eran las que servían de
escarmiento y castigo a los subversivos como los tres jóvenes. Aun así, eso no
importaba y pronto los tres muchachos fueron considerados los líderes
indiscutibles de las tierras exteriores y no por sus rangos, sino por sus
múltiples batallas de las cuales no habían perdido ninguna y todos los soldados
que comandaban salían vivos de ellas.
La
combinación de Pril que usaba la magia arcana y Jial el experto asesino pues cada vez que daban con algún grupo de bárbaros este asesinaba a su
cabecilla para descontrolarlos y así acabar con ellos de manera más sencilla. Y por otro lado
Lalon que era una apisonadora en un terreno irregular, sus ataques físicos y
mágicos hacían estragos entre los enemigos ya que con su potencial era capaz de
encargarse a la vez de varios bárbaros o inhumanos, mientras que los soldados
imperiales se encargaban del resto.
Dos meses
habían pasado desde su llegada y a las tierras exteriores se había consolidado
una paz que nunca se había visto antes. Con el liderazgo de los tres muchachos
las incursiones y ataques de los bárbaros habían casi cesado mientras que los
inhumanos como no podían con los soldados imperiales centraban sus miras en los
bárbaros, pues su ansia de carne humana y la facilidad con la que podían
masacrar una pequeña aldea bárbara les daba el aliciente necesario para tornar
sus intereses en aquellos que ellos consideraban más débiles.
El
atosigamiento de los bárbaros por los inhumanos provoco que los primeros
recurrieran al imperio pidiendo auxilio. El comandante de los soldados
imperiales no tenía problema en tener a los bárbaros de aliados, pues había
visto como combatían y si alcanzaban una tregua, las tierras exteriores podrían
prosperar y ser el punto de enlace comercial entre el imperio y los bárbaros y
por otro lado eso supondría un punto muy gordo en su currículo militar y podría reportarle grandes beneficios.
Por lo que
el comandante remitió la información a la capital para que se procediera a
redactar la alianza, esto provoco que Casrol que quería que Lalon no saliera de
allí, denegará dicha alianza. La respuesta de la negación no tardó en llegar a
oídos de Lalon, Pril y Jail y los tres se reunieron en sus habitaciones. - Aquí
pasa algo raro, ¿porque el emperador niega una alianza con los bárbaros
sabiendo que esta puede ser beneficiosa para él tanto comercial como
territorialmente? - Quizá sea cosa de Casrol, y el emperador no sepa nada. Ya
sabes que hace tres años fue Casrol y no el emperador quien nos atacó por
querer cambiar las cosas y nos envió aquí. - Los tres chicos empezaron a ver
que el gobierno del imperio lo llevara Casrol en lugar del emperador y que sus
sospechas empezaban a ser refutadas por las acciones que les llegaban desde la
capital.
Jial por su
parte planteo una idea que podría satisfacer a varios frentes y sacar de sus
casillas al emperador, si es que había sido él el que había denegado la
alianza y a Casrol por igual. – Lalon una pregunta, sabemos que tú eres un
maestro dragón y que por lo que nos contaste a mí y a Pril ahora mismo eres un
ser eterno y a no ser que te maten no puedes morir porque estas ligado
espiritualmente a tu dragón negro. ¿Qué pasaría si un maestro dragón, que como
hemos visto a lo largo de la historia que están al margen del imperio, aunque
guardan las apariencias realizando algún encargo para este, crea una alianza
con los bárbaros y a la vez con el comandante de las tierras exteriores? - En
ese momento Pril vio el plan de Jial – Por los dioses Jial, esa escuela de embaucadores
y asesinos han hecho de ti un hombre de provecho-. Pril se empezó a reír ante su ocurrencia con
lo que se le unió Jial tras fruncir el ceño en una mueca.
Tras unos
minutos de risas ambos se calmaron y le contaron el plan al detalla a Lalon. –
La idea hermano es que si tú te alias con los dos bandos, por narices los dos
bandos son aliados, pues si uno de los dos bandos no se alía contigo no solo
tendría a un maestro dragón en su contra sino a los cuatro, pues el director ha
comunicado que la orden del dragón ha sido reinstaurada y que esta no se rige
por las leyes del imperio ni esta anexionada al imperio, sino que se rige por
las leyes del Coliseum, por lo que cualquier maestro dragón tiene la potestad
de representar al Coliseum como representante y embajador de este. Así que si
tú haces una alianza con los bárbaros el Coliseum está aliado con los bárbaros
y si haces una alianza con las tierras exteriores el Coliseum está aliado con
las tierras exteriores. –
En ese
momento Lalon se percató del meollo y sonrió, pues le gustaba esa triquiñuela
y además Ig’bur también se alegraba pues hacía ya varios milenios que la orden
del dragón había sido disuelta. Tras unos minutos Jial se puso serio, pues lo
que iban a hacer no era una broma de críos. – Sabes que como hagamos esto el
imperio ira a por nosotros, y eso repercutirá en nuestras familias. – Lalon
asintió - Pero no podemos hacer nada más, estas buenas gentes ahora viven en
paz, si nos vamos volverán a sufrir como lo hicieron antes de que viniéramos,
así que no hay elección posible-.
No había más
que discutir, lo que tenían que hacer era lo que estaba bien y por ello al
día siguiente se dirigieron al poblado bárbaro más cercano a las tierras
exteriores, allí se llevaría a cabo la reunión para establecer los puntos de la
alianza. Aunque muchos lugareños no estaban del todo convencidos de que cuando
Lalon y compañía se marcharan los bárbaros no tardarían mucho en romper la
alianza, creían en Lalon, Jial y Pril, pero aun así creían ellos ya que habían logrado en
tres meses lo que el imperio no había hecho en años.
Cuando
llegaron al campamento bárbaro les asalto un anciano vestido completamente de
pieles que sostenía un bastón nudoso. –Oh que tenemos aquí, si es el dragón
negro. Hacía mucho tiempo que esperábamos vuestra visita mi señor- Lalon se
quedó un poco asombrado ante la revelación del viejo y no sabía cómo aquel
viejo había descubierto que ahora él era el dragón negro. – No te preocupes Lalon, estos bárbaros antaño
me idolatraban como a un dios, y cuando morí, les deje un pequeño incentivo de
que volvería y aquel que no lo respetara moría. – Eres peor que un crio con un
juguete Ig’bru, como fuiste capaz de hacer eso. - Bueno fue en una época en la
que me divertía hacer profecías jeje.- Bueno dejemos el asunto Ig’bur, ¿crees
que podremos confiar en ellos?- Si, pero para estar seguro haremos un truquito.-
Ig’bur se rio y esto se vio reflejado en el semblante de Lalon.
Los tres
siguieron al anciano hasta la casa común que usaban los bárbaros para las
reuniones sociales, militares y juicios. En la sala estaban todos los jefes de
clan de los bárbaros, su sistema político se basaba en que cada jefe de clan
era el señor de su clan y solo debía rendir pleitesía al señor de todos los
clanes, que era el jefe de jefes. En aquella ocasión el jefe de jefes presidia
la sala mientras que el resto de jefes estaban dispuestos a su derecha o
izquierda según los logros conseguidos, así por ejemplo los que estaban al lado
del jefe de jefes era los jefes que más posibilidades tenían de convertiste en
el próximo jefe de jefes si retaban al jefe de jefes o este moría.
Así Lalon y
compañía entraron en la sala y se colocaron en los asientos destinados a los
invitados a la sesión. Pril que era el que más sabiduría tenia de los tres, o
por lo menos así se lo dejaba entender Lalon pues no quería desprestigiar a su
hermano se dirigió a los jefes bárbaros. - Hemos recibido vuestra petición de alianza
contra los inhumanos, pero no la encontramos del todo satisfactoria, pues una
alianza solo militar no es lo conveniente. Esto quiere decir que la alianza o
es militar, comercial y social o no hay alianza. En resumen, lo que quiero
decir es que los clanes bárbaros y las tierras exteriores convivirán,
comerciarán y guerrearan juntos, además las tierras exteriores no entraran en
conflictos internos de los clanes a no ser que se le solicite mediación. Las
agresiones entre ambos serán suprimidas en el mismo instante que se firme la
alianza. Para que veáis que las tierras
exteriores han firmado el acuerdo os lo muestro-.
Pril dejo el
tratado que había firmado el gobernador de las tierras exteriores con el
Coliseum aceptando todos los puntos. Este tratado paso de jefe en jefe, más por
tenerlo en las manos que realmente por lo que decía, pues ninguno sabía leer,
solo los sabios y no todos habían aprendido a leer. Así que después de pasar el
tratado por todas las manos y acabo en manos del viejo que lo recibió y llevo
ante los jefes. - Aquí está firmado, todo lo que han dicho es lo que pone en el
papel y un tal Tragus de Yrvilian lo firma. Aunque también pone que la alianza
se hará con algo llamado el Coliseum y no con el imperio-. Los jefes bárbaros
asintieron y giraron sus cabezas hacia los tres jóvenes, los cuáles esperaban
esa reacción. – Exacto, y para que veáis que no es nuestra intención esconder
nada, queremos que sepáis que el emperador no acepta que se realice la alianza
con los bárbaros por ello, el Coliseum que es un ente aparte del imperio pero
que esta aliado con él, ha aceptado la alianza con los bárbaros y las tierras
exteriores, esto quiere decir que al estar ambos bandos aliados con el Coliseum
según las leyes al firmarse este tratado ambos estáis bajo el amparo del
Coliseum y por lo tanto, los aliados del Coliseum son aliados entre sí. – Los
jefes de clanes confusos por tanta palabrería de aliados de unos, aliados de
otros etc., asintieron. - De todas formas, lo que ponga en el papel no es importante,
lo importante es que vosotros que vivís bajo los cielos de piedra llevéis a
buen término este tipo de acciones, muchos otros no lo hacen y rompen lo
establecido en los papeles, por eso queremos más pruebas de que cumplirán con
el trato si nosotros cumplimos con el trato-. El jefe de jefes tenía una voz
potente y cavernosa, no esperaba menos Lalon de él.
-No se
preocupe- Pril puso un tono servicial, pues, aunque sabía que tenía más poder
en un solo dedo del que jamás poseería el jefe de jefes, quería que aquello
llegara a buen término. – Nosotros venimos de parte de los maestros dragón, es
más aquí está mi hermano de sangre que es un maestro dragón para ser el
instrumento de dicha alianza y el testigo de la misma a parte de nosotros dos.
Por ello espero que el jefe de jefes acepte nuestras promesas y se hará lo que
se acuerde hoy aquí-. Las palabras de Pril no llegaban a los bárbaros, pues
sabían que aunque el sabio del jefe de jefes había dicho que aquel muchacho que
acaban de señalar era la reencarnación de su antiguo dios, no lo creían, pues
la profecía que dejo Ig’bur decía que volvería, y claro desde que este abandono
a los clanes, estos sabían que regresaría convertido en un miembro de un clan y
ese los llevaría a la unificación. Ig’bur también sospechaba esto y por ello
pidió a Lalon el control -Lalon es hora
de que entre en juego la baza que tenía guardada, para ello necesito que me
dejes tomar el control un rato, podrás verlo todo como un mero espectador,
además, te voy a enseñar una de las cosas que debes conocer para usar el poder
que ambos tenemos sin necesidad de recurrir a mi- Lalon asintió para sí, y dejo que Ig’bur
tomara el control del cuerpo que compartían mientras que él se sentaba en una
imaginaria silla y veía todo a través de una gran ventana enfrente suyo.
El jefe de
jefes aún seguía insistiendo en que no bastaba con la promesa de tres jóvenes,
aunque uno de ellos fuera un maestro dragón, cosa que en todo momento dejaba
claro con su desprecio que no era verdad, que querían más pruebas, cosa que
Ig’bur con el cuerpo de Lalon les iba a dar lo que estaban pidiendo con una
dosis extra de dramatismo.
En el
momento que Ig’bur y Lalon intercambiaron lugares Pril noto que la magia estaba
actuando allí y rápidamente detecto el foco de dicha magia, ya que lo tenía al
lado, su hermano. No sabía lo que estaba tramando su hermano, pero
sabía que no tenía problema en confiar en él, pues gracias a él estaban ahora
donde estaban por muy alocadas que fueran sus acciones. El viejo chaman bárbaro
también sintió el foco de magia, pero al contrario que Pril, este entro en
éxtasis, pues no sentía la magia como Pril en un estado puro, sino que su
manera de sentir la magia se basaba en meras sensaciones y que estaban menos
desarrolladas que las de Pril y solo era capaz de sentir la esencia de la magia
y no todo su esplendor como un mago, y junto con la superstición que gobernaba
a los bárbaros, solo pudo deducir que algo esperado por ellos durante milenios
estaba a punto de suceder.
Lalon
rodeado de un aura negro blancuzca hablo con una voz que no era la suya, el
tono sosegado y distante entraban en oposición al joven y agudo que el joven
había mostrado previamente– Parece ser que los hijos, de los hijos, de los
hijos de mis adoradores no saben cómo tratar a mis enviados- Los bárbaros se
quedaron petrificados, solo había un ente en todo el mundo al cual los bárbaros
habían adorado. Esto provocó que los chamanes allí reunidos se postraran de
rodillas, aunque los jefes de clan también eran supersticiosos, no se rendirían
tan fácilmente y no se dejaron intimidar por aquella voz. – No es prueba
suficiente, sabemos que los habitantes de los cielos de piedras saben usar
trucos y también saben de nuestra historia, así que esto no es prueba suficiente
para que nosotros los hijos de las llanuras y los vientos aceptemos sin más un
trozo de papel que anteriormente ha sido roto-.
Ig’bur se
estaba empezando a impacientar y Lalon lo sabía, ya llevaba conviviendo
bastante con el espíritu dragón. Pril y Jail por su parte intentaban por todos
los medios que el jefe de jefes entrara en razón, mientras que los chamanes
convencían a sus respectivos líderes de que lo que estaba haciendo Lalon era
más que un truco barato de feria. Pero todo seguía igual cada uno a lo suyo y
esto al gran Ig’burahortian le está molestando como una espina en una de
garras, por lo que desato una parte importante de su poder y se materializo
destrozando toda la casa comunal de los bárbaros.
- Ahora
estáis bajo mi dominio bárbaros insolentes, y haréis lo que el gran
Ig’burahortian os diga, para eso soy vuestro dios y por ende debéis pleitesía a
mis enviados y obediencia a mis órdenes y si no series quemados vivos y
olvidados y no veréis ni entrareis en las infinitas llanuras de más allá de las
nubes con vuestros antepasados. - La dramática aparición de Ig’burahortian tuvo
el efecto deseado, es más el asunto se le fue de las manos, ya no solo eran los
chamanes los que se habían postrado de rodillas, sino que con la visión que
tenían delante los jefes de clan estaban de rodillas alabando a su dios, y
todos los ciudadanos que habían contemplado como su casa comunal había
estallado debido a un gran dragón negro se postraron ante él y empezaron a orar
en su nombre.
-Como os han
dicho mis enviados, no estáis aliándoos con los que viven en los cielos de
piedra, sino conmigo y mis hermanos los dragones, por ello no se faltara a tal
promesa, pues como sabéis los dioses no rompen nunca una promesa ni una
palabra-. – ¿No crees que estas
sobreactuando un poco? - No, estos solo atienden a las amenazas y no a
cualquier amenaza, solo atenderán a una amenaza de su dios, así que deja que
acabe con esto que quiero largarme de aquí ya-. Lalon asintió – Ahora jefe
de jefes ¿estás dispuesto a poner tu marca sobre el papel para que el tratado
tenga una fuente fidedigna de que los pueblos bárbaros y los pueblos de las
tierras exteriores sean aliados? - No tuvo que esperar respuesta, pues el jefe
de jefes se cortó un dedo para que le brotara la sangre que usaría con su sello
en el papel. Una vez puesto el sello Ig’bur termino con el teatro. -Que así
sea, desde este momento mis siervos serán aliados de los hombres y mujeres de
las tierras exteriores y entre ambos se ayudaran ante los peligros y las
adversidades. Se establecerá una ruta comercial entre este asentamiento y las
tierras exteriores. El acuerdo queda cerrado en este momento y aquel que lo
rompa será pasto de mis llamas y él y su prole serán olvidados por sus
antepasados y tendrán vetada la entrada a la llanura de más allá de las nubes.
- Para hacerlo más real la materialización de Ig’burahortian lanzo una
llamarada roja y naranja hacia los cielos.
Tras eso la
materialización se deshizo y Lalon tomo de nuevo el control de cuerpo. –Vaya
espectáculo que has montado hermano, tienes que enseñarme el truco, - susurro
Pril a su hermano mientras veían como los bárbaros se recomponían de la visita
de su dios. -No ha sido nada de lo otro mundo, solo ha usado un poco de magia y
se ha imaginado como era cuando vivía. He visto que es bastante sencillo, hasta
tu podrías hacerlo, creo que hay un libro en la biblioteca de la escuela de
magos que dice cómo se puede hacer-. Pril sonrió pues él sabía cómo se hacía
una materialización espiritual y una ilusión óptica. – Bueno pues voy a llevar
el papel al resto de maestros dragón para que sepan que ahora los pueblos
bárbaros y el Coliseum son aliados, y que esta alianza se extiende a los
ciudadanos de las tierras exteriores, los cuales estarán deseosos de partir con
vosotros a por los inhumanos-.
Los tres
jóvenes se despidieron raudos, pues no querían que los pararan y tener que
quedarse allí a explicar cómo el dios de los bárbaros los había elegido. Tres
días después de llegar a los territorios gobernados por Tragus de Yrvilian y
mostrar que la alianza estaba pactada, este puso en marcha los mecanismos
burocráticos para abrir una ruta comercial con los bárbaros que estaría en
funcionamiento en dos semanas si todo iba correcto y los bárbaros cooperaban
con entusiasmo, además de enviar un destacamento para ayudar a los bárbaros con
los inhumanos y las bestias de sus tierras. Los tres jóvenes que habían
cumplido con su misión, pues la ayuda a las tierras exteriores habían sido realizados
y habían conseguido un acuerdo con los bárbaros, salieron de las tierras
exteriores hacia Carteleis a la cual tardaron dos semanas en llegar.