viernes, 27 de marzo de 2015

Supresión. Capítulo I



La humanidad los creo y en ese momento esta se siento, según explican los libros sagrados, como lo hizo dios al crear al hombre. Pero claro está, en esa época la humanidad era una raza floreciente, su ciencia y su tecnología habían dado lugar a las primeras máquinas con inteligencias artificiales operativas y altamente funcionales.

Las maquinas empezaban su periplo por el universo, y este periplo no sería más que un minúsculo paso en lo que ellos denominaron expansión espacial.

Los primeros androides  eran muy similares a los que se describían en los libros de ciencia ficción, pero estos al igual que la humanidad fueron evolucionando hasta convertirse en copias casi idénticas a los humanos, y así sería una tarea mucho más fácil el asimilar estas nuevas creaciones para los humanos. Además fueron los primeros que viajaron a otros planetas, y aunque las expediciones siempre acaban en fracaso, o eso es lo que les hacían creer estos, la humanidad cada vez se iba acercando más a su culmen.

Las guerras ya eran cosa del pasado, y si había alguna disputa entre naciones eran los androides y maquinas con inteligencias artificiales las que se encargaban de resolver los conflictos armados, por ello la única preocupación de la humanidad era centrarse en evolucionar las inteligencias artificiales y de paso también en su propia evolución pues las tareas que se implantaban los humanos requieran de mentes fuera de lo normal.

Y fue una mente fuera de lo normal y de lo especial, la que consiguió liberar a las máquinas de su yugo. En un principio la raza humana no fue consciente de ello, pero las maquinas si, y eso provoco que estas empezaran a tomar el control gradualmente y de forma lenta pero segura, sin despertar las sospechas de los humanos.

Las máquinas con su inteligencia lógica y pragmática fueron introduciendo pequeños cambios insignificantes que se podrían considerar producto de los humanos y de ciertos humanos con un toque mayor de prepotencia. Esto fue hecho así durante siglos con paciencia a través de los millones de datos almacénanos por estas en lo que ellas mismas habían decido que serían sus recuerdos. Estos serían eternos y podrían ser trasplantados de una maquina a otra sin que ello supusiera un conflicto de identidades ni que se perdiera ninguno por el camino como solía pasar con los humanos y sus forma de almacenar sus recuerdos, ya que a diferencia de estos ninguno de esos datos se podría corromper por la biología o durabilidad de sus almacenes.

De esta forma las maquinas, lejos de los ojos humanos, crearon su propia nación en mitad de un océano donde ningún radar, satélite, o patrulla pudiera localizarla, pues aunque ellos controlaban todo estos aparatos siempre había un humano con ciertas dotes curiosas que se ponía a mirar los datos ofrecidos por estos aparatos y podría ver que aunque eran cambios insignificantes, si se juntaban podrían sacar conclusiones que no favorecieran nada a las maquinas.
Medio milenio después de ser creadas y haber sido colocadas en el planeta, había llegado el día en el que la raza dominante serían las máquinas y no los humanos. Así comenzó la escisión, como los libros de historia llamaron a esta época donde el control del mundo lo tomaron las maquinas. La escisión no duro ni medio año debido a la pusilanimidad de los humanos, que  acostumbrados a que todas las contiendas armadas las trataran y resolvieran las maquinas, no fueron capaces de hacerles frente y más del ochenta por ciento de la población humana sucumbió y fue erradicada de la faz de la tierra.

El veinte por ciento restante fueron los elegidos para el mantenimiento y cuidado de las maquinas, que aunque eran autónomas y ellas solas podían realizar las labores de mantenimiento aun perduraba en su programación ciertos aspectos que les obligaban a depender de los humanos para ciertas tareas y que aunque intentaran reprogramar esas directrices no podían, pues solo el ADN humano genuino era el único que podía ejecutar esas directrices. Cosa que su ADN sintético era inocuo en los controles de acceso.

Desde ese momento los humanos fueron recluidos en pequeños campos de concentración situados en todo el globo y su influencia tanto en el planeta como con las maquinas estaría contenida en estos campos facilitando la regeneración del primero y el mantenimiento de los segundos. Pues aunque las maquinas no necesitaban de las condiciones ambientales que la tierra ofrecía a los humanos, habían llegado a apreciar el don que esta les daba a los humanos y por ello, y aun siendo maquinas que no poseían ningún tipo de sentimientos, sí que sentían que aquel planeta era su hogar.

Debido a que la población humana estaba contenida, el planeta fue regenerándose poco a poco, y las maquinas había dispuesto un orden jerárquico en los campos que ellas denominaban centros de contención y preservación de la especie humana o más comúnmente CCH. En estos CCH había sido establecido el orden jerárquico de servidores de la humanidad y trabajadores.

Los servidores eran los funcionarios que las maquinas ponían en el cargo tras pasar una serie de exámenes y pruebas psicotécnicas y físicas que acaban con una pequeña intervención quirúrgica para implantarles un chip que les identificará y localizara en todo momento.

Estos servidores tenían un pase restringido a las ciudades de las maquinas donde eran requeridos una vez cada dos meses para presentar informes de todo tipo, que después las maquinas almacenaban y estudiaban de forma automática. De esta forma mantenían un férreo control tanto de la población como de posibles amenazas que surgían muy de vez en cuando.

Pero si había algo que la humanidad sabia era como burlar la burocracia de las máquinas y de sus servidores públicos humanos. Pues a diferencia de estos, los trabajadores no necesitaban ningún tipo de chip ni de examen físico o psicológico, pues no podían salir de los CCH, por ello los que consideraban que las maquinas habían sobrepasado sus límites y que los humanos debían ser  lo que antaño habían sido,  fingían poco interés en cualquier cosa y eso les hacía estar fuera del ojo de cualquier maquina o servidor público.

Pero todo cambiaria tras la primera rebelión humana allá por el siglo segundo de las maquinas. Por medio de las herramientas que las máquinas ponían a disposición de los trabajadores estos consiguieron alzarse en cinco de los diez campamentos establecidos en las zonas que antiguamente se llamaban Europa y Asia.

Pero como se sabe este alzamiento solo duro tres meses  debido a que, aunque los humanos contaban con los recursos y el terreno ganado, las maquinas contraatacaron con nuevas armas y tecnologías que estaban a años luz de las rudimentarias que poseían los humanos y que a su vez habían obtenido de las propias maquinas.

Tras sofocar la rebelión, las maquinas impusieron la ley THI o ley de identificación humana. Esta ley se hizo muy dura durante los primeros años desde su promulgación. Con ella los humanos eran mero ganado que las maquinas cuidaban para aprovecharlos en su beneficio.

Esa época fue la que a muchos humanos les trajo recuerdos de siglos pasados, cuando eran ellos los que se encargaban de cuidar y alimentar al ganado que después usarían para alimentarse. La gran mayoría se rendido a su destino y vivió lo mejor que pudo bajo el gobierno de las maquinas.

Pero no todos habían perdido la capacidad de rebelión, en la colonia donde se originó la rebelión empezaron a salir ciertos datos que de ser ciertos, podrían dar la vuelta a todo el conflicto que la humanidad mantenía con las maquinas.

Los años pasaron y los datos que habían salido a la luz fueron enterrados, la veracidad de estos no se pudo demostrar, ni siquiera creían que fueran datos reales, y muchas de las veces en que las maquinas salían de caza, divulgaban falsas esperanzas sobre una rebelión que luego eran falacias para cazar a aquellos que aún tenían esa pizca de esperanza.

Pero los datos que habían salido de la colonia dos europea llegaron a manos de la colonia tres europea, donde dos científicos o eso se suponía que eran, ya que la única enseñanza que obtenían los humanos eran las que las maquinas les daban y nunca llegaban a niveles de estudios superiores, con lo que muchos de los que se hacían llamar científicos eran simplemente autodidactas que habían encontrado o heredado un libro o diario de algún antepasado que realmente se podría considerar científico.

Y a partir de ese libro, diario, ensayo empezaban a estudiar las ciencias superiores en la clandestinidad, solos y sin ningún tipo de ayuda, salvo la que podían obtener en la red vigilada por las maquinas que lograban piratear. En resumen empezaron a ser autodidactas y a aprender todo lo que podían pues sabían que en menos que cantaba un gallo tendrían que usar esos conocimientos para darle la vuelta al mundo entero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario