-Parece ser que no habíamos eliminado a todos los brujos del
planeta- La sala donde se encontraban los cuatro era amplia y estaba situada a
una gran altura, pues desde las cristaleras se tenía una vista asombrosa de la ciudad en el crepúsculo
en el horizonte. – Así es, y eso nos perjudica, pues sabes que si hay al menos
uno, conocerá todo lo que les ha sucedido a los de su clan, pues si en algo
eran buenos los brujos, era en sus escritos codificados genéticamente para que solo
los que tuvieran el ADN de un brujo pudieran leerlo.- Los cuatro se quedaron en
silencio durante unos segundos, y este silencio dejo que sus rostros hablaran
por ellos.
-Solo se puede hacer una cosa, sacaremos todo lo relacionado
con aquella matanza y contaremos nuestra versión que nos podrán en una situación
de favor, pues ¿quién creerá en algo que pasó hace más de dos siglos, y cuya
verdad está esta codificada solo para que la puedan leer los brujos? Sabemos
que nuestros antepasados no dejaron pruebas, pues si lo hubiera hecho el
consejo ya habría sido disuelto y el caos reinaría en nuestro planeta-.
Todos eran reacios a avivar las llamas de una guerra que se
había llevado a más del cinco por ciento de la población mundial, por unos
hechos que eran los contrarios a los que se proclamaban en aquella época. Es
más sabían que si los verdaderos hecho que provocaron la guerra salieran a luz,
la sociedad tal como la conocían acabaría, y cada uno iría a lo que él
considerara lo principal.
-Pero debemos hacerlo con calma y precaución, sin dejar
ningún hilo sin atar, pues el más mínimo roce de ese hilo destaparía todo. Así
que lo primero que hemos de hacer es presionar al consejo para que ordene la muerte
del recién despertado y de quien lo ayudo por traición al consejo, pues así
nuestros planes tendrán la base que necesitamos, y desacreditaremos aún más a esos dos brujos, si
es que realmente son dos y no una facción de los elementales rebeldes-.
Todos asintieron, y sabían que llevaría a cabo la acción de
presión, pues siempre habían recurrido a él, ya que su oratoria junto con su desparpajo
y sibilina lengua hacían a los más duros simples caramelos en manos de un niño
de cinco años.
-Chico, no podrías haber elegido mejor momento para
despertar, creía que moriría yo solo en este sucio mundo sin más de los míos.-
Max, conducía mientras fumaba un pitillo, por una larga carretera cuya única
vista era solo desierto, pues aquella zona había sido desertificada gracias a
la catástrofe climática de hacía más de setecientos años, y que llevo a la
humanidad a adaptarse nuevamente a su planeta. Solo gracias a la tecnología y a
que los elementales había despertado tras la catástrofe consiguieron habilitar
ciertas zonas para la vida como era antes, y según iban avanzado las
generaciones de elementales estos hacían maravillas con sus poderes, y casi el
setenta y cinco por cierto del planeta había sido recuperado de la catástrofe,
e incluso ese porcentaje había procurado que el hábitat fuera mucho mejor que
él que había antes de la catástrofe, pues según avanzaba la recuperación lo
hacia la tecnología, y los gases contaminantes que antes se usaban para todo,
habían casi desaparecido y ahora solo se usaba una clase de energía
transformada de las energías renovables.
-Tendrás miles de preguntas y cosas en la cabeza, dentro de
dos horas llegaremos a lo que he denominado territorio virgen, pues allí solo
estaba yo, hasta que despertaste y me hiciste moverme para buscarte.- Max,
había terminado el pitillo y su vista se centraba al frente de la carretera,
mientras Rof no podía dejar de fruncir el ceño, pues por su mente pasaban
infinidad de preguntas, pero no era capaz de ordenarlas para formularlas de una
en una, sino que todas querían salir a borbotones.
-Muchacho, ¿te ha comido la lengua el gato? No haces más que
refunfuñar y arrugar esa amplia frente tuya. – Max reía divertido ante lo que
estaba viendo - ¿Por qué yo he tenido que despertar como brujo? Yo quería ser
un elemental, nada más. – Max miro a Rof, pero esta vez lo hizo con un gesto
serio.
-Muchacho, si algo hemos aprendido los brujos es a ser
pacientes, y a conseguir las respuestas por nosotros mismos, esa pregunta es la
que nos hemos estado haciendo todos los brujos desde que el primero de nosotros
despertó, pues nadie en su sano juicio quiere ser un brujo.
Max hizo una pausa para sopesar las siguientes palabras,
pues sabía que con ellas podía perder, o incitar al muchacho a tomar la
decisión que todo brujo toma cuando lo recoge otro brujo. Era más, él había
visto como gran parte de los brujos habían desparecido por no querer ser
brujos, y con ello el consejo había mando a todo ellos a la ejecución por
deserción o traición, pues era otro de los muchos delitos capitales que se
habían implantado en aquella sociedad que pretendía ser utópica, donde todos
pertenecían a un sitio y eran útiles de una u otra manera y no podían salir de
ese encajonamiento por más que no encajaran.
-Así que tú decides, somos solo dos brujos que yo sepa en el
planeta, y como has visto ahora seremos unos proscritos decidas lo que decidas,
pero con la diferencia de que ambos sabremos en todo lugar donde se encuentra
el otro, y cuando uno de nosotros muera el otro lo sabrá, y sentirá la soledad
que he estado sintiendo yo durante este tiempo-.
Rof asintió con la cabeza en señal de aceptación a lo que
había explicado Max, pero antes de decidirse por una opción o por otra tenía
que hacer la pregunta que se había posicionado en primer lugar en su mente tras
dejar de pensare en ellas y escuchar a Max. – ¿Serás quien me enseñe todo lo
que debo saber? – Max asintió a la pregunta. –Bueno más bien te enseñare una
parte, la teoría tendrás que aprenderla por ti mismo, pues como te he dicho
nuestros ancestros nos dejaron un legado que cada brujo debe saber para
comprender todo-.
Max, seguía con la vista fija en la carretera, y cada vez
estaba más cerca el crepúsculo. Mientras tanto Rof sopesaba toda la información
que le había venido de repente.
-Señor, hemos sufrido un ataque, nuestros poderes han sido
neutralizados, como si nada, y todo por una simple persona- El móvil se quedó
en silencio unos segundos. – ¿Podéis averiguar la dirección que tomo el
despertado? – Si señor, parece que se han dirigido hacia el este, pues las
corrientes de aire así lo atestiguan, además Karl, detecta señales de calor
eléctrico en el ambiente. Así que si no tiene ninguna orden, nos ponemos en
marcha, eso sí, si puede mandar refuerzos mucho mejor, pues aunque sean solo
dos hombres uno de ellos es un brujo-.
El silencio por el móvil
se mantuvo de nuevo unos segundos hasta que fue roto de nuevo –
Adelante, cumplan con su obligación, a unos cincuenta kilómetros de allí hay un
pueblo donde tenemos una estación de fronteras, allí se reunirán con los
refuerzos, para dar caza a los dos rebeldes-.
Tras colgar el móvil, los dos precursores elementales se
pusieron en marcha dirección este, en persecución de los dos brujos. Pero ellos
no sabían que esta nueva misión implicaría su muerte y la de los demás
precursores que se pusieran en marcha.
-Envía la orden de busca y captura de dos brujos al puesto
fronterizo de villa Callon y además ordena que tres precursores dos somáticos y
un elemental estén listos para cuando lleguen los que hemos enviado, quiero
tener a esos dos brujos bajo tierra cuanto antes, pues todo nuestro sistema
puede irse al garete-. El secretario del consejero hizo todo lo que le
ordenaron en un tiempo que incluso sorprendió al propio consejero.
Tres días después de que los cinco precursores se
encontraran en villa Callon salieron dirección norte, pues las señales dejadas
por el vehículo eléctrico indicaban que habían tomado esa dirección.
-Parece que se dirigen al paramo de los huesos.- Señalo uno
de los tres precursores que se habían unido a los dos precursores que habían
iniciado la persecución. – Pues ya nos podemos dar prisa, pues como entren allí
no tendremos nada que hacer, son tierras
aun en rehabilitación del hábitat y por ello no tenemos autoridad-. No os
preocupéis, están ya cerca, puedo sentir que la señal de calor aumenta en
temperatura-.
Tras unas cuantas horas se encontraron los cinco precursores
con los dos brujos en una estación de servicio. Max se dio rápidamente cuenta
de que estaban en desventaja, pero como había aprendido de su maestro, dos
brujos bien entrenados podían valer por cinco somáticos, o tres elementales.
-Parece que los perros del consejo han hecho un buen trabajo
al dar con dos presas-. Los cinco precursores, que aunque se veían en ventaja
numérica, sabían que habían de tener cuidado, pues aunque nunca se habían
enfrentado a un brujo sabían la reputación de estos. – Por orden del consejo
ambos debéis ser ejecutados, habéis incumplido tres delitos capitales. Huir del
consejo, deserción, y rebelión contra el consejo. Así que la sentencia es clara
y debe aplicarse. Por lo tanto no opongáis resistencia-.
Rof miraba a los cinco, con cara de psicópata desquiciado,
mientras que Max, tenía una cara de cansino y “pasa de todo”. – Bien chicos,
hay dos formas de que salgáis de aquí. La primera es que os larguéis y le
digáis al consejo que nosotros dos, más los que despierten de aquí en adelante
como brujos, seremos libres y haremos los que nos venga en gana, y que no
tendremos ningún tipo de problema con el consejo al igual que este se mantendrá
alejado de nosotros.- Hizo una pasa para ver como tomaban el comentario, y
comenzó con la siguiente parte. – O segundo, con los pies por delante, vosotros
elegís-.
No hubo mucho que decir, los dos somáticos se lanzaron al
ataque, lo que hizo que Rof, que había entrenado con Max en los momentos de
descanso, usara el fuego contra ellos y los carbonizara, por las altas
temperaturas a las que las llamas sometían sus carnes y a la acción del elemental
de agua al intentar sofocar esas llamas. Mientras tanto Max, sin prisa y con
menos ganas lanzo un fuerte chorro de tierra a los otros dos elementales,
dejándolos enterrados, y por consiguiente sin aire.
El único precursor que quedo en pie salió por patas
dirección al vehículo en el que habían llegado, pero Rof no contento con que
Max lo dejara vivo, se lanzó a por él, entonces en ese momento Max se interpuso
en su camino y se lo impidió. – No, muchacho, déjale que vaya al consejo, ahora
se lo pensaran dos veces antes de volver a atacarnos, pues si con un brujo
recién despertado hemos acabado con cuatro precursores que son la elite del
consejo, no se atreverán a organizar nada, pues aún tienen muy presente lo que
paso en la guerra de las cien almas-.
Rof miro inquisitivo a Max ante la mención de la guerra de
las cien almas, pues él la conocía por la guerra de los cien rebeldes, que
osaron oponerse al consejo. – Dirás la guerra de los cien rebeldes-. Max miro a
Rof un instante y después se dirigió al coche.
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