viernes, 10 de abril de 2015

Los Jokers. Capítulo II



-Parece ser que no habíamos eliminado a todos los brujos del planeta- La sala donde se encontraban los cuatro era amplia y estaba situada a una gran altura, pues desde las cristaleras se tenía una  vista asombrosa de la ciudad en el crepúsculo en el horizonte. – Así es, y eso nos perjudica, pues sabes que si hay al menos uno, conocerá todo lo que les ha sucedido a los de su clan, pues si en algo eran buenos los brujos, era en sus escritos codificados genéticamente para que solo los que tuvieran el ADN de un brujo pudieran leerlo.- Los cuatro se quedaron en silencio durante unos segundos, y este silencio dejo que sus rostros hablaran por ellos.

-Solo se puede hacer una cosa, sacaremos todo lo relacionado con aquella matanza y contaremos nuestra versión que nos podrán en una situación de favor, pues ¿quién creerá en algo que pasó hace más de dos siglos, y cuya verdad está esta codificada solo para que la puedan leer los brujos? Sabemos que nuestros antepasados no dejaron pruebas, pues si lo hubiera hecho el consejo ya habría sido disuelto y el caos reinaría en nuestro planeta-.

Todos eran reacios a avivar las llamas de una guerra que se había llevado a más del cinco por ciento de la población mundial, por unos hechos que eran los contrarios a los que se proclamaban en aquella época. Es más sabían que si los verdaderos hecho que provocaron la guerra salieran a luz, la sociedad tal como la conocían acabaría, y cada uno iría a lo que él considerara lo principal.

-Pero debemos hacerlo con calma y precaución, sin dejar ningún hilo sin atar, pues el más mínimo roce de ese hilo destaparía todo. Así que lo primero que hemos de hacer es presionar al consejo para que ordene la muerte del recién despertado y de quien lo ayudo por traición al consejo, pues así nuestros planes tendrán la base que necesitamos, y  desacreditaremos aún más a esos dos brujos, si es que realmente son dos y no una facción de los elementales rebeldes-.

Todos asintieron, y sabían que llevaría a cabo la acción de presión, pues siempre habían recurrido a él, ya que su oratoria junto con su desparpajo y sibilina lengua hacían a los más duros simples caramelos en manos de un niño de cinco años.

-Chico, no podrías haber elegido mejor momento para despertar, creía que moriría yo solo en este sucio mundo sin más de los míos.- Max, conducía mientras fumaba un pitillo, por una larga carretera cuya única vista era solo desierto, pues aquella zona había sido desertificada gracias a la catástrofe climática de hacía más de setecientos años, y que llevo a la humanidad a adaptarse nuevamente a su planeta. Solo gracias a la tecnología y a que los elementales había despertado tras la catástrofe consiguieron habilitar ciertas zonas para la vida como era antes, y según iban avanzado las generaciones de elementales estos hacían maravillas con sus poderes, y casi el setenta y cinco por cierto del planeta había sido recuperado de la catástrofe, e incluso ese porcentaje había procurado que el hábitat fuera mucho mejor que él que había antes de la catástrofe, pues según avanzaba la recuperación lo hacia la tecnología, y los gases contaminantes que antes se usaban para todo, habían casi desaparecido y ahora solo se usaba una clase de energía transformada de las energías renovables.

-Tendrás miles de preguntas y cosas en la cabeza, dentro de dos horas llegaremos a lo que he denominado territorio virgen, pues allí solo estaba yo, hasta que despertaste y me hiciste moverme para buscarte.- Max, había terminado el pitillo y su vista se centraba al frente de la carretera, mientras Rof no podía dejar de fruncir el ceño, pues por su mente pasaban infinidad de preguntas, pero no era capaz de ordenarlas para formularlas de una en una, sino que todas querían salir a borbotones.

-Muchacho, ¿te ha comido la lengua el gato? No haces más que refunfuñar y arrugar esa amplia frente tuya. – Max reía divertido ante lo que estaba viendo - ¿Por qué yo he tenido que despertar como brujo? Yo quería ser un elemental, nada más. – Max miro a Rof, pero esta vez lo hizo con un gesto serio.

-Muchacho, si algo hemos aprendido los brujos es a ser pacientes, y a conseguir las respuestas por nosotros mismos, esa pregunta es la que nos hemos estado haciendo todos los brujos desde que el primero de nosotros despertó, pues nadie en su sano juicio quiere ser un brujo.

Max hizo una pausa para sopesar las siguientes palabras, pues sabía que con ellas podía perder, o incitar al muchacho a tomar la decisión que todo brujo toma cuando lo recoge otro brujo. Era más, él había visto como gran parte de los brujos habían desparecido por no querer ser brujos, y con ello el consejo había mando a todo ellos a la ejecución por deserción o traición, pues era otro de los muchos delitos capitales que se habían implantado en aquella sociedad que pretendía ser utópica, donde todos pertenecían a un sitio y eran útiles de una u otra manera y no podían salir de ese encajonamiento por más que no encajaran.

-Así que tú decides, somos solo dos brujos que yo sepa en el planeta, y como has visto ahora seremos unos proscritos decidas lo que decidas, pero con la diferencia de que ambos sabremos en todo lugar donde se encuentra el otro, y cuando uno de nosotros muera el otro lo sabrá, y sentirá la soledad que he estado sintiendo yo durante este tiempo-.

Rof asintió con la cabeza en señal de aceptación a lo que había explicado Max, pero antes de decidirse por una opción o por otra tenía que hacer la pregunta que se había posicionado en primer lugar en su mente tras dejar de pensare en ellas y escuchar a Max. – ¿Serás quien me enseñe todo lo que debo saber? – Max asintió a la pregunta. –Bueno más bien te enseñare una parte, la teoría tendrás que aprenderla por ti mismo, pues como te he dicho nuestros ancestros nos dejaron un legado que cada brujo debe saber para comprender todo-.

Max, seguía con la vista fija en la carretera, y cada vez estaba más cerca el crepúsculo. Mientras tanto Rof sopesaba toda la información que le había venido de repente.

-Señor, hemos sufrido un ataque, nuestros poderes han sido neutralizados, como si nada, y todo por una simple persona- El móvil se quedó en silencio unos segundos. – ¿Podéis averiguar la dirección que tomo el despertado? – Si señor, parece que se han dirigido hacia el este, pues las corrientes de aire así lo atestiguan, además Karl, detecta señales de calor eléctrico en el ambiente. Así que si no tiene ninguna orden, nos ponemos en marcha, eso sí, si puede mandar refuerzos mucho mejor, pues aunque sean solo dos hombres uno de ellos es un brujo-.

El silencio por el móvil  se mantuvo de nuevo unos segundos hasta que fue roto de nuevo – Adelante, cumplan con su obligación, a unos cincuenta kilómetros de allí hay un pueblo donde tenemos una estación de fronteras, allí se reunirán con los refuerzos, para dar caza a los dos rebeldes-.

Tras colgar el móvil, los dos precursores elementales se pusieron en marcha dirección este, en persecución de los dos brujos. Pero ellos no sabían que esta nueva misión implicaría su muerte y la de los demás precursores que se pusieran en marcha.

-Envía la orden de busca y captura de dos brujos al puesto fronterizo de villa Callon y además ordena que tres precursores dos somáticos y un elemental estén listos para cuando lleguen los que hemos enviado, quiero tener a esos dos brujos bajo tierra cuanto antes, pues todo nuestro sistema puede irse al garete-. El secretario del consejero hizo todo lo que le ordenaron en un tiempo que incluso sorprendió al propio consejero.

Tres días después de que los cinco precursores se encontraran en villa Callon salieron dirección norte, pues las señales dejadas por el vehículo eléctrico indicaban que habían tomado esa dirección.

-Parece que se dirigen al paramo de los huesos.- Señalo uno de los tres precursores que se habían unido a los dos precursores que habían iniciado la persecución. – Pues ya nos podemos dar prisa, pues como entren allí no tendremos nada que hacer,  son tierras aun en rehabilitación del hábitat y por ello no tenemos autoridad-. No os preocupéis, están ya cerca, puedo sentir que la señal de calor aumenta en temperatura-.

Tras unas cuantas horas se encontraron los cinco precursores con los dos brujos en una estación de servicio. Max se dio rápidamente cuenta de que estaban en desventaja, pero como había aprendido de su maestro, dos brujos bien entrenados podían valer por cinco somáticos, o tres elementales.

-Parece que los perros del consejo han hecho un buen trabajo al dar con dos presas-. Los cinco precursores, que aunque se veían en ventaja numérica, sabían que habían de tener cuidado, pues aunque nunca se habían enfrentado a un brujo sabían la reputación de estos. – Por orden del consejo ambos debéis ser ejecutados, habéis incumplido tres delitos capitales. Huir del consejo, deserción, y rebelión contra el consejo. Así que la sentencia es clara y debe aplicarse. Por lo tanto no opongáis resistencia-.

Rof miraba a los cinco, con cara de psicópata desquiciado, mientras que Max, tenía una cara de cansino y “pasa de todo”. – Bien chicos, hay dos formas de que salgáis de aquí. La primera es que os larguéis y le digáis al consejo que nosotros dos, más los que despierten de aquí en adelante como brujos, seremos libres y haremos los que nos venga en gana, y que no tendremos ningún tipo de problema con el consejo al igual que este se mantendrá alejado de nosotros.- Hizo una pasa para ver como tomaban el comentario, y comenzó con la siguiente parte. – O segundo, con los pies por delante, vosotros elegís-.

No hubo mucho que decir, los dos somáticos se lanzaron al ataque, lo que hizo que Rof, que había entrenado con Max en los momentos de descanso, usara el fuego contra ellos y los carbonizara, por las altas temperaturas a las que las llamas sometían sus carnes y a la acción del elemental de agua al intentar sofocar esas llamas. Mientras tanto Max, sin prisa y con menos ganas lanzo un fuerte chorro de tierra a los otros dos elementales, dejándolos enterrados, y por consiguiente sin aire.

El único precursor que quedo en pie salió por patas dirección al vehículo en el que habían llegado, pero Rof no contento con que Max lo dejara vivo, se lanzó a por él, entonces en ese momento Max se interpuso en su camino y se lo impidió. – No, muchacho, déjale que vaya al consejo, ahora se lo pensaran dos veces antes de volver a atacarnos, pues si con un brujo recién despertado hemos acabado con cuatro precursores que son la elite del consejo, no se atreverán a organizar nada, pues aún tienen muy presente lo que paso en la guerra de las cien almas-.

Rof miro inquisitivo a Max ante la mención de la guerra de las cien almas, pues él la conocía por la guerra de los cien rebeldes, que osaron oponerse al consejo. – Dirás la guerra de los cien rebeldes-. Max miro a Rof un instante y después se dirigió al coche.

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