domingo, 17 de mayo de 2015

Los jokers. Capítulo IV



A la mañana siguiente Rof se puso con el ordenador, y al finalizar el día Xas había acabado de relatarle toda la historia de los brujos y lo que fue más importante conocía la verdad de cada uno de los cien brujos que habían participado en la guerra de los cien rebeldes, o la de las cien almas, según la versión de cada uno de los bandos.

Tras terminar y asimilar todo lo que había aprendido en estos días tenía más claro porque los brujos se habían negado a permanecer en el consejo, y porque los del consejo querían eliminar a toda costa los brujos. Tenía la mente dividida en dos por así decirlo, él había experimentado el miedo de no ser igual que los demás, pues a sus veintiún años aún no había despertado su poder, y si no lo hacía se vería relegado a la escala social más baja, y tendría miedo de los que si tenían poderes, y por eso sabia por instinto que el poder que tenía ahora mismo era más grande de lo que jamás hubiera imaginado, pues al ser huérfano no sabía quiénes habían sido sus padres y por ende no sabía qué clase de poder habían despertado.

Pero eso ya se había disipado pues por lo menos sabía que su padre era un brujo pues como la ciencia siempre decía el poder que despiertan los descendientes de una pareja mixta es el del padre. Pero no siempre había sido así, por lo que no era una afirmación exacta al cien por cien.

-Max nuestras IA pueden localizar a personas que no conocemos a partir del ADN- Max, que estaba escuchando las noticias si dio la vuelta al oír la voz de Rof. – Creo que sí, pero no estoy seguro espera que preguntemos a Don. –

Don que estaba atento a la conversación al igual que Xas, respondido inmediatamente- Si, siempre que el ADN este incluido en cualquier tipo de base de datos, ya sean nuestra o del consejo, o de organizaciones privadas que usen el ADN para cualquier tipo de acceso.-

Rof le pido a Xas que realizara la comprobación cosa que lo hizo en segundos, pero algo o alguien impidió que le diera la información a Rof. – Un momento chaval, creo que hemos dado con algo muy gordo.- Don en ese momento le estaba contando todo a Max, pues había sido él el que había bloqueado a Xas.

Max, cada vez se quedaba más perplejo y sus reflexiones iban en aumento. – ¿Rof exactamente cuándo naciste? – El 21 de octubre de…. Hace veintiún años- contesto el joven. Max calculo exactamente la fecha y no le cupo la menor duda.

-Cada vez que descubro algo de ti me quedo más sorprendido muchacho. Parece ser que somos más que individuos con el mismo poder. Resulta que soy tu tío, pues mi hermana murió justo hace 20 años después de dar a luz y según los informes del consejo era la última de nosotros y como ella sabía eso antes de que ellos se enteraran de que habías nacido, te dejo en el orfanato y mientras regresaba fue atacada por unos malhechores, o eso dicen los informes policiales, cosa que según dice Don las pruebas e investigaciones encontradas dieron ese veredicto, pero que hay una cosa que no le cuadra. Además tú eres una de las pocas excepciones en los que tu poder viene de la rama familiar materna y no paterna.-

La información que Max le había dado a Rof le había dejado estupefacto, pues de saber que estaba solo en el mundo, de repente había dado con un pariente que además era muy directo. Esto hizo que tuviera que sentarse, pues tanta información de golpe le había sentado mal.

-Te encuentras bien, chaval- Max se acercó para ver cómo estaba tanto física como mentalmente. Rof respondió afirmativamente lo que alivio un poco a Max. –Parece que Xas ha dado con la incongruencia, Don le ha dado acceso a su investigación y entre ambos han simulado lo que paso, y Don tenía razón, hay un par de huellas en las imágenes de la cámara de seguridad de la calle que en aquella época se les pasaron de largo o hicieron que se les pasara de largo a los investigadores-.

Xas coloco las huellas en la pantalla de cristal que había en la sala y se podía ver claramente como las huellas de la foto no coincidían con ninguna de las restantes. La huella era una mezcla de dos huellas distintas, es decir una huella que fue pisada por otro individuo para ocultar la primera huella y así eliminar el surco original. Tras sacar un molde virtual, Xas hizo una comprobación en las bases de datos.

En la pantalla de cristal empezaron a salir todo tipo de calzados que tuvieran algún tipo de relación con la huella. Y por fin tras unos cinco minutos las fotos se pararon y dejaron en la pantalla una bota de caña, de color marrón oscuro.

-No es posible – Dijo Max.- ese tipo de bota dejaron de hacerse hace medio milenio, cuando los brujos pertenecíamos aún a las fuerzas armadas de la tierra-.

Ambos se quedaron en silencio durante unos minutos hasta que Xas lo rompió al dirigirse a Rof. – Parece que no solo es que no se hagan, sino que hace veinte años se robó un almacén donde se almacenaba equipo antiguo de las fuerzas armadas. Todos pensaron que era un hecho aislado, pero he registrado la base de datos de la policía y demás fuerzas de seguridad y he recabado que ese tipo de huellas se pueden ver en varios asesinatos más y en todos ellos con el mismo modus operandi-. Rof le paso el link al Max para que Don lo comparara y lo estudiaría, después de cinco minutos dio el visto bueno a Max.

-Entonces por lo que podemos deducir, es que hubo seis asesinatos más, y todos ellos tenían en común huellas de botas de las fuerzas armadas de hace quinientos años, ¿hay alguna coincidencia más Don? – Don empezó a procesar todos los datos más minuciosamente y ampliando la búsqueda a familiares y clanes. Tras unos diez minutos de cálculos y comparaciones en distintas bases de datos Don encontró otra relación en todos los casos. – Creo que esto no os va a gustar a ninguno de los dos, pues si los cálculos que he realizado con una probabilidad del noventa y cinco por ciento es verdad, creo que los Gefjon, de los que el consejo se vanagloria de haber acabado con ellos, aún siguen, o seguían en ese momento en las sombras-.

Max se tensó al oír el hombre que Don le había dicho. Rof que aún no sabía exactamente a lo que Don se refería, se le quedo mirando a la espera de que este le diera algún tipo de explicación. – Rof, esto es más complicado de lo que parece, y creo que el tema está en que tu despertar puede haber puesto en marcha ciertos engranajes que estaban en suspensión y por ello debemos darnos prisa en averiguar que ha pasado durante estos doscientos años que he estado yo solo como miembro de nuestro clan-.

-Sí, muy bien pero quienes son los Gefjon, solo he leído algo en la historia que estuve estudiando, pero no dicen gran cosa, solo que fueron como una sociedad religiosa puritana que vivía alejados de los demás y que no tenían ningún tipo de contacto con la gente que no estaba dentro de su círculo. Es más ponía que solo salían en contadas ocasiones de sus tierras y se les podía distinguir por su cara tatuada con formas tribales.-

Muchacho creo que tengo mucho que explicarte de los Gefjon, siéntate y coge algo de beber y comer, pues la historia no es corta.

domingo, 10 de mayo de 2015

El resurgir. Capítulo II




Holos se encontró con dos eternos que estaban patrullando por aquella parte del rio para no pillarlos desprevenidos a los del campamento. Rápidamente los tres desenvainaron sus espadas y se miraron a los ojos. – Chicos, se podría decir que esto no es lo que parece, pero todos sabemos que es lo que parece, y como también sabemos que solo nosotros podemos matarnos, podríamos dejar el asunto y que cada uno vuelva a sus quehaceres, ¿qué os parece? – Los dos eternos que sabían que debían matar a todo aquel que estuviera por aquella zona, pues eran sus órdenes, no dieron opción a Holos, pues los dos se lanzaron al ataque. Holos con una rápida maniobra evasiva, esquivo la primera espada que iba a su cabeza, y con un giro de veinte grados, consiguió ponerse a una distancia prudencial de la espada del segundo eterno que en ese momento le lanzaba una estocada al estómago.

Sin ningún otro tipo de salida, Holos, que había desenvainado su espada arremetió contra el eterno que quería atravesar su estómago, primero realizo una finta, que consiguió pillar por sorpresa al eterno, pero fue demasiado lento el ataque, pues el otro raudo consiguió auxiliar a su compañero. Holos tendría que ser más rápido y listo para poder superar tan férrea defensa.

Esta vez los dos eternos atacaron a la vez, y Holos con dos movimientos gráciles y sutiles que describían muy bien su estilo de pelea, bloqueo ambos ataques, y antes de que pudieran rearmarse para volver a atacar, Holos fue capaz de sacar un pequeño puñal de su cinturón y lanzárselo a uno de sus contrincantes en el brazo, provocando que tuviera que soltar la espada.

La respuesta del otro no se hizo tardar, pero Holos estaba preparado, así que en vez de intentar bloquear el ataque, hizo una finta a derecha y después otra a la izquierda provocando que la espada del eterno le pasara a escasos centímetros del ojo derecho, pero dejándolo en una posición franca para lanzar una estocada directa al corazón de su adversario. Tras sacar la espada de la carne y que el cuerpo del eterno cayera desplomado al suelo se encaró con el otro.

Mientras se acercaba a su adversario Holos solo podía pensar que por fin volvía a ser el mismo, que matar al eterno lo había trasportado a unos recuerdos donde Bos, Juin y él se enfrentaban a bandidos, monstruos o bestias salvajes y tras derrotarlos sentían una satisfacción que solo podría describirse con la sensación que le queda a uno cuando consigue que el trabajo que estaba realizando acabara mejor de lo que se esperaba. Pues esa misma sensación era la que estaba embargando ahora a Holos mientras miraba al eterno que se estaba resecando como las pasas, pues era una de las cosas que pasaba cuando un eterno mataba a otros, que todos los líquidos del cuerpo se evaporaban en cuestión de segundo.

Pero sabía una cosa, y es que la ley de la unidad de eternos era clara, solo podrán matar a un desertor aquellos en los que el desertor más confiara, y desde el principio siempre había dejado entrever que sus más allegados eran aquellos con los que había entrado en la habitación. Y desde que empezó a idear el plan, también tuvo esto en cuenta pues una parte de ese plan era que Bos y Juin lo persiguieran, y lo encontraran donde tenía previsto que lo hicieran.

-No te voy a matar, pues no estás en condiciones de empuñar un arma, y además esa herida no se curara como las otras. Solo quiero que les digas una cosa a tus superiores y al emperador Jonion que Holos Dakanion está de vuelta-.

Holos que nunca habría creído que seguiría los pasos del primer Holos Dakanion cuando se enfrentó a todo un imperio, asesto un golpe contundente que el otro eterno no consiguió esquivar y lo dejo inconsciente, pues aunque el cuerpo de un eterno era diferente al de un mortal, era más duro, resistente y flexible, Holos era otro eterno y como los dioses habían establecido:
 Solo un eterno puede dañar a otro eterno, este es nuestro regalo a nuestros más fieles seguidores.

Tras dejarlo allí tendido Holos partió raudo al encuentro con sus hermanas con una sola cosa en su mente, que necesitaba poner en orden en todo lo que había estado involucrado y que el imperio de Tarasas no podía tener un arma tan poderosa como eran los eternos para que su voluntad se llevara a cabo, pues no era nada justo ni razonable.

Tres días después llego a la ciudad portuaria de Yol-Poritos. Ya solo le quedaban dos días más en barco por el rio Pori y estaría en la ciudad de su infancia. Esa ciudad donde nadie creería que iba a ir, pues lo primero que harían los eternos seria ir allí, pero eso ya había pasado hacia dos días, según los rumores que había oído en el puerto fluvial.

Dos días después llego a su casa, allí lo recibieron con los brazos abiertos, pues la llegada de los eternos días antes habían provocado que toda la ciudad temiera una invasión del imperio de Taraseo, pero al ver que no encontraron lo que fueron a buscar se marcharon como habían venido.

Holos sabía que pasaría, pues las órdenes que los eternos tenían era  apresarle y si no podían matarlo, no harían otra cosa que no fuera eso, por lo que dejar allí eternos no entraba en su programación.

El mismo día que Holos llego a casa lo hicieron sus dos hermanas también pues habían recibido la carta de Holos en la que las citaba allí y que debían acudir pues era un asunto de vida o muerte.

A la hora de la cena estaban todos reunidos a la mesa, pero no era una cena como las demás pues la tensión de los días anteriores aun flotaba en el ambiente hasta que Holos rompió el silencio.

-Padre, madre, hermanas, he de deciros algo importante que puede que no os guste demasiado pero espero que lo toméis con calma.- Todos arquearon una ceja hacia arriba ante la declaración de intenciones de Holos. – Los eternos que vinieron hace unos días me buscaban a mí.

La noticia exploto en la cara de los presentes, pues rápidamente Reeas puso el grito en el cielo. – Pero se puede saber en qué lio te has metido ahora jovencito- Ese “jovencito” siempre exasperaba a Holos, ya que solo era cinco años menor que Reeas, pero siempre lo había tratado como si esta tuviera quince o veinte años más.

-Reeas por favor, deja que tu hermano se explique después llegaran las preguntas y las respuestas. – El tono aclamado que Rasa imprimió a su voz hizo que los pelos de la nuca de Holos y de sus hermanas se crisparan y se pusieran de punta, pues desde que eran bien pequeños sabían cuando su madre les había pillado haciendo una trastada, o había averiguado que trastada habían hecho, pues su calma era siempre una pose que posteriormente iría desquebrajando poco a poco en severos castigos que si no parecían duros era porque los realizaba en pequeñas dosis que los jóvenes conocían como la palma de su mano, pues eran insufribles.

-Hijo explica eso de que los eternos te buscan. Pues rara vez estos hacen este tipo de labores destinadas a los a los regulares. – Esta vez fue Cthos el que invito a su hijo a que hablara, pero en su voz no había ningún tipo de tono raro, simplemente sentía curiosidad por saber en qué lio se había metido su hijo y la manera de poder solventarlo como había hecho miles de veces anteriormente.

-Bueno más bien no es un lio en lo que me he metido, sino que es un problema de proporciones épicas, – miro a su familia y viendo que nadie lo interrumpió se dispuso a soltar la bomba de relojería. – Como sabéis Juin, Bos y yo siempre estamos experimentando y buscando nuevos retos, pues el último reto creo que se nos ha ido de las manos. Queríamos averiguar porque el ejército de Tarasas era invencible, así que nos alistamos. En los primeros meses gracias a nuestras dotes subimos rápidamente en el escalafón-.

Treas la hermana mayor interrumpió a Holos, pues ya sabía que estaba pasando porque había leído mucho a acerca del ejército de Tarasas y en especial todo lo que había sobre una unidad que nunca había sido derrotada. Era más, ninguna vez se había oído ni leído que en las batallas que habían participado sufrieran baja alguna. – ¿No me digas que llegaste hasta los eternos? – Holos afirmo con la cabeza y en menos que un ojo parpadea Treas se posó delante de su hermano y le clavo un tenedor en la mano. Este chillo por el repentino ataque no por el dolor que sintiera, pues otra de las ventajas es que los ataques de gente normal no les afectaban ni les dolian, pero al ver como su hermana lo ignoraba y se centraba en la herida que empezaba a cerrarse a una velocidad de vértigo la dejo continuar. En dos parpadeos la herida había desparecido.

-Increíble, así que las historias son ciertas.- Treas no podía parar de dar vueltas alrededor de Holos, su ansia científica había podido con ella y una vez eso pasaba no había forma de que parase hasta que no descubriera el secreto, pero su madre tenía el remedio perfecto. – Treas siéntate y deja en paz a tu hermano que no es una de tus investigaciones – Treas salió de aquella euforia científica y se volvió a su sitio, pero no le quito ojo a su hermano pequeño, pero no sin antes guiñarle un ojo y poner un gesto picaron que Holos conoció mucho pues había sufrido las consecuencias en carnes propias de lo que vendría después de que su hermana lo mirara de esa forma.

Tras unos minutos de silencio, Holos volvió a hablar a su familia. – Necesito vuestra ayuda-, miro a sus dos hermanas mayores. – Según me han enseñado y yo mismo lo he visto a los eternos como has podido comprobar Treas solo los puede herir o matar otro eterno, cualquier otro individuo lo único que haría sería morir, pues nuestros cuerpos han sido sometidos a la prueba de los dioses y solo el ejercito de Tarasas conoce este secreto, y por ello son ellos los que deciden solo someter a la prueba a aquellos más leales al emperador-. Todos volvieron a quedarse callados durante unos minutos que a Holos solo le presagiaba que nada bueno podría salir de allí.

-Está bien hijo, desde que murió nuestro tío abuelo Thalos II, en este mundo no ha habido un imperio que pudiera subyugar a todo el mundo, pero con estas noticias que traes es más que conveniente que proclamemos una asamblea con nuestros aliados, pues si todo lo que has dicho es cierto nuestro mundo tal como lo conocemos potro llegara a su fin, así que de momento descansa, pues en la asamblea tendrás que hablar y probar tus palabras como has hecho hoy con nosotros, mientras tanto Treas y Reeas llevaran el mensaje a sus respectivas organizaciones pues aunque son neutrales deben conocer todos los hechos.-

Con esas palabras la cena y la discusión había acabado, pues Cthos el rey había hablado y como tal, todos sus súbditos obedecían aunque estos fueran de su misma sangre, y desde ese momento hasta pasados dos días los mensajeros y correos entraban y salían con mensajes de todos los aliados que aún le quedaba aquel pequeño reducto de los Dakanion.

Las respuestas que el rey Cthos Dakonion recibía eran todas afirmativas, por lo que la asamblea se celebraría el último día del ciclo lunar que concordaba con el equinoccio de primavera y como consecuencia la época de la sembrada.

sábado, 2 de mayo de 2015

Cabios inesperados. Capítulo I



-A los árboles, allí no nos podrán dar caza…- Una saeta surco el cielo plomizo que presagiaba una tormenta de nieve y se clavó en un tronco a escasos centímetros de la cara pálida y sudorosa del joven.

Una vez hubieron traspasado los primeros arboles las saetas que surcaban los cielos eran cada vez menores, y el ruido de la persecución empezaba  decaer. Tras unos cuantos metros más cabalgando los jóvenes detuvieron sus caballos, pues el ruido de los perseguidores había cesado y en aquella zona no se oía nada que les anunciara que sus perseguidores habían atravesado el límite del bosque.

Pero aun así siguieron avanzado al paso, pues los arboles cada vez se juntaban más y era difícil que un caballo a galope pudiera esquivarlos con la suficiente rapidez para no estrellarse y romperse el cuello. Según iban avanzado el bosque se fue oscureciendo y solo se filtraban los haces de luces en algún que otro lugar disperso. Tras estar más seguros y habiéndose adentrado dentro del bosque detuvieron a los caballos y se quedaron plantados donde estaban.

Se respiraba un aire muy cargado y opresivo que daban al lugar la sensación de estar abarrotado de miradas y seres que realmente no había. Aquella parte del mundo era muy famosa pues el bosque había existido desde los primero tiempos del mundo y cuando los primeros seres llegaron aquel bosque empezó a adquirir su fama, y solo aquellos cuyas mentes estaban destrozadas o no tenían otro lugar al que ir para protegerse se adentraban en aquel bosque para no volver a ser vistos jamás.

Estas eran las leyendas que se contaban del viejo bosque de Lanvers, pero como todas las leyendas y habladurías, tenían un montón de historias y mentiras entretejidas, haciendo que la verdad de la que había surgido la leyenda fuera una macula en el centro de aquel enmarañado ovillo.

Las monturas de los tres jóvenes estaban calmadas, como si estuvieran pastando o dejándose cepillar por el mozo de cuadra, pues aquel lugar para ellas era lo que les proporcionaba paz y calma. Lo contrario les hacía sentir a sus jinetes, pues estos estaban intranquilos y ojo avizor y cada vez que un aleteo se oía entre las ramas de los árboles, o algún animalillo removía los arbustos todos miraban rápidamente hacia el lugar encontrándose a un pájaro, conejo o zorro que salía del lugar donde instantes antes se había oído el ruido.

-Adentrémonos un poco más, y acampemos, dentro de poco caerá la noche y quiero tener un fuego pequeño para calentarnos- Todos asintieron y guiaron a sus monturas un kilómetro más adentro en el bosque. Encontraron un pequeño claro que les proporcionaría lo que estaban buscando, un suelo mullido con las hojas de los arboles caídos sobre una manta de hierba verde oscura.

Uno de los jóvenes cavo un pequeño agujero y lo rodeo de piedras, mientras otro recogía las ramitas de los alrededores y las dejaba al lado del que estaba cavando. El tercer joven se encargó de desensillar a los caballos y dejarlos atados con suficiente cuerda para que pastaran tranquilamente en aquella hierba.

Una vez que el fuego fue encendido los tres jóvenes se reunieron en torno al fuego. – Bien ahora que estamos a salvo debemos pensar que hacemos, si atravesamos el bosque o venimos por donde hemos entado.- Los jóvenes parecían melancólicos y estaban cabizbajos hipnotizados por el fuego mientras las últimas palabras se difuminaban como si fueran un recuerdo lejano.

-Seguro que Sargas, entra a buscarnos, sabemos que el hechicero nunca a ha creído en la fama de este bosque y muchos lo han visto atravesar la linde y volver a las pocas horas con plantas. Por lo que creo que deberíamos seguir adelante y que los dioses nos bendigan, pues si volvemos los dioses nos tendrán que acoger en su morada.-

Los tres jóvenes volvieron a quedarse en silencio un rato. – Entonces parece que la decisión ha sido tomada, descansemos unas horas y pongámonos en marcha cuanto antes, pues si Sargas sale en nuestra búsqueda, tendremos unos cuantos kilómetros de ventaja-. Todos asintieron. – Yo hare la primera guardia, descansar y si ocurre algo os aviso, y sino dentro de dos horas os llamo para que me reemplacéis-.

Los dos jóvenes que les tocaba descansar extendieron sus capas y se acostaron. El ambiente aunque no era el apropiado para la época del año en la que estaban, era relativamente cálido y eso hizo que la mayor parte del sueño durmieron sobre las capas y no arropadas con ellas.

Habían pasado unas cuatro horas desde que llegaron al claro y el silencio y la quietud del bosque ayudaron a los tres jóvenes a descansar. Pero poco antes de que se pusieran en marcha algo hizo que su atención se centrara en el noroeste del bosque, apagaron el fuego echando un montón de tierra encima dejándolos a oscuras y miraron en aquella dirección.

Un fuego verde azulado danzaba entre los árboles y se dirigía a su posición, Rápidamente los jóvenes se dispusieron a esconderse con las espadas desenvainadas. Los tres observaban con creciente temor como la llama verde azulado seguía su camino. Cuando estaba a escasos diez metros de la linde del claro pudieron ver que se trataban de una pequeña linterna en la que el fuego ardía, pero aun así eso no les quito el nerviosismo de encima, pues si había una linterna también habría alguien sosteniéndola.

Dicho y hecho, tras la linterna comprobaron que una figura empezaba a contornearse. No era mayor que un niño de diez u once años. Pero como sabían, en aquel bosque que tenía a sus espaldas leyendas misteriosas e historias de terror para asustar a los niños que no se portaban bien, era imposible que un niño pequeño se adentrara tanto en el bosque.

Por ello se mantuvieron esperando y conteniendo el aliento durante unos cuantos minutos. El pequeño ser se había desplazado al centro del claro donde se mantenía esperando. Tras esos minutos de espera, nuevas luces de diferentes colores fueron apareciendo por la linde contraria del claro donde estaban esperando los tres sujetos.

Las luces parecían estrellas en una pequeña galaxia, pues cada una era de un color diferente y no había dos iguales en todo el claro. Por lo que podían ver los tres compañeros era que se estaba celebrando una reunión de la cual no se podía averiguar mucho solo que parecieran que estuvieran esperando a algo.

-¿Qué hacemos? Tarde o temprano nos descubrirán y a saber que son esas criaturas y que nos podrán hacer por espiarlos en lo que parece algún tipo de reunión- los susurros llegaron débiles a los oídos de los otros dos pero no a los fino y agudos oídos de las criaturas que rápidamente se dieron la vuelta y todos a la vez adelantaron sus linternas alumbrando la zona donde los tres estaban escondidos dejándolos a la vista de todos los presentes.

Rápidamente la mayoría de las criaturas retrocedieron al ver a los tres humanos, pues muchos de ellos no habían visto nunca a un humano, pero las que se quedaron quietas se podía percibir por su semblante que habían visto muchos humanos y sus encuentros habían sido muchos a lo largo de muchos años.

Las voces aflautadas de las criaturas debido a la impresión se fueron diluyendo conforme el tiempo iba trascurriendo y el silencio se iba posando en el claro. –Salir fuera de ahí- La voz de una de las criaturas que tenía un timbre más grave fue la que con cierto acento los insto a salir de detrás de los arbustos.
Los tres compañeros salieron poco después pues pensaron que era un poco tonto quedarse allí escondidos una vez que los habían descubierto. –Disculpar nuestra intromisión no sabíamos que hacer, por eso nos quedamos aquí escondidos – El humano que tenía el color del pelo rubio y que se hacía llamar Lalon era el que parecía el líder de los tres, o por lo menos tenía más aplomo pues los tres estaban seguros de que la muerte había logrado alcanzarlos de nuevo y que el bosque solo había sido un pequeño rodeo para ella.

-¿Qué es lo que haces en nuestro bosque? – La criatura cada vez tenía más confianza en ella misma, pues aunque había tenido encuentros con humanos antes estos encuentros habían sido tan dispares unos de otros que no podía hacerse una idea global de los humanos.

Pril que era el hermano mellizo de Lalon y que tenían el pelo de un rubio arena se quedó mirando a la criatura pues sabia de que se trataba y cuando lo confirmo no pudo evitar que se le escara una exclamación- ¡Duendes del bosque!-.

Todos se lo quedaron mirando y este ante tal hecho se ruborizo, e intento mantener la compostura. – Parece que los humanos habéis aprendido mucho en estos últimos tres siglos que llevamos sin veros-. Lalon que se recompuso de la temeridad de su hermano dio un paso al frente y bajo los ojos hasta los duendes que estaban allí prestos con sus armas.

-No queremos haceros daño, entramos en el bosque para escapar de las huestes del barón Casrol que nos persiguieron hasta la linde del bosque de Lanvers, y como no teníamos más alternativas para salir vivos de la situación nos adentramos en el bosque hasta que hemos dado con este claro-.

Los duendes parecían meditar las palabras de Lalon durante unos minutos. Uno de ellos avanzo un par de pasos y se colocó delante de los demás duendes del bosque.

-Veo que decís la verdad, pues de otra manera ya serias comida para la hierba e insectos que habitan esta.- Y aunque su voz era melodiosa y su rosto era pacifico, la implicación de aquellas palabras dejo en los jóvenes un sentimiento de congoja. –Por ello antes de tomar cualquier decisión respecto a qué hacer con vosotros queremos oír vuestra historia, pues sois los primeros seres altos que han pisado este claro en dos siglos-.

Tras esto los duendes se acercaron al que los jóvenes consideraban el  portavoz, pues era el único que había hablado hasta el momento, y comenzaron a rodear a los jóvenes creando una semi circunferencia enfrente de ellos. El portavoz se sentó sobre aquel mar verde y los demás le imitarion, mientras el portavoz invito a los jóvenes que hicieran lo mismo para que empezaran a contar su historia.