martes, 31 de diciembre de 2013

Los observadores del tiempo



Ha pasado un milenio desde que despertó la última vez. Y como siempre que despierta un acontecimiento esta por pasar,  pero quien le iba a decir que ese acontecimiento seria el fin de su raza.

Colocados por los dioses en los albores del mundo,  los observadores del tiempo fueron, son y serán la raza por antonomasia.  Grandes filósofos, historiadores, bardos, guerreros, teólogos, astrólogos, y un sinfín de personajes ilustres en todos los campos conocidos.  En resumen una de las razas más cultas y pacificas de todo el mundo. El único defecto que poseían era que no podía haber más de un observador del tiempo al mismo tiempo en cada y una de las áreas de estudio establecidas.

Pero aquella época era diferente, había un observador  del tiempo más que se encargaría de presenciar la  destrucción de su raza por la raza humana.

Todo comenzaba igual, como si despertara de un relajante y merecido descanso después de un agotador día de trabajo. La diferencia con ese tipo de despertar era que su mente hacia una recapitulación de todos los eventos acontecidos en los mil años que estuvo dormido para “actualizarlo” y que así el impacto del nuevo mundo en el que despertaba no le produjera una choque sináptico en sus neuronas y su raciocinio quedara expuesto a elementos ilógicos o con un contexto erróneo y se volviera demente ante lo que sus ojos veían.

Tras la “actualización” era designado a su correspondiente área, un observador del tiempo en varios despertares podía ser asignado a diferentes áreas, pero esto daba lugar a que los conocimientos necesarios para la nueva área fueran colocados de forma que sustituyera a los antiguos, pero en este caso en concreto el área asignada fue el área universal. Todos los conocimientos adquiridos tanto en su vida como los nuevos fueron asignados a su cerebro de forma que su especialidad fueran todos los campos y no uno en concreto.

Tras la asignación del área, salían al exterior para afrontar su nueva etapa, pero en este caso lo único que afrontaría seria ser el único observador del tiempo del mundo.

Los humanos, como había visto en su “actualización”, habían descubierto que no eran los únicos habitantes racionales del planeta, y al principio lo asimilaron con miedo y alegría, y acogieron a los observadores como una raza más del planeta, ya que su aspecto era igual que el de un humano cualquiera, pero se diferenciaban en su grado de inteligencia.

La coexistencia hizo posible un gran avance científico, técnico y social en la humanidad, mientras humanos y observadores trabajaban codo con codo, amabas razas vivían una era de paz y tranquilidad.

Los problemas empezaron a surgir cuando las investigaciones de los observadores empezaron a ser usadas como meras herramientas para que unas naciones se impusieran sobre otras y crearan conflictos donde antes no los había. Esto provocó que los observadores se retiraran al norte, donde la raza humana no había dado indicios de que fuera habitarlo por las condiciones extremas que allí se producían, pero los observadores con su ingenio elevado y su tecnología avanzada hicieron del norte un lugar habitable para ellos.

Las décadas pasaban y cada una de las razas mantenía su estado de vida y respetaba al otro, hasta que en el mundo estallo la gran guerra en la que más de la mitad de la población humana pereció por culpa de un grupo de naciones que habían hecho causa común para la conquista del globo.

Tras la gran guerra, todos los focos se posaron en los observadores que hasta el momento se habían mantenido neutrales y seguirían haciéndolo hasta que los humanos reconocieran que su ayuda era para mejorar la vida en el planeta y no para dejar un planeta estéril y despoblado.

Esta ideología fue la que dio lugar al movimiento anti observadores que fue haciéndose cada vez más grande hasta que el mundo entero se unió a él y decidieron que toda la culpa era de los observadores. Y por ello en un ataque coordinado desde varios países diferentes dio lugar al exterminio de los observadores.

Pero mientras los humanos festejaban y rapiñaban la tecnología que podría servirles no se percataron de que había habido un superviviente. Ya que como era costumbre en los observadores cada uno despertaba allá donde se dormía y aunque los propios observadores recogieron a todos sus dormidos  cuando se trasladaron, se olvidaron de uno que en su última etapa de vigilia se había olvidado registrar su localización por ser un experto antropólogo que iba de acá para allá estudiando todo tipo de culturas y civilizaciones.

Y gracias a que sus conocimientos de antropólogo no habían sido borrados sino más bien comprimidos para que pudieran dejar paso a los demás, le ayudaron a vagar de nuevo por el mundo como si de un ser humano más se tratara, ya que por más que los humanos lo intentasen no tendrían en su vida una máquina que fuera capaz de detectar quien era humano y quién no.
Pero los observadores si tenían una máquina para saber quién podría despertar como observador y quién no. Pero como todo lo relacionado con los observadores fue clasificado y encerrado en lo más recóndito del mundo, Zalam solo se podía valer de la tecnología humana.

Pero la tecnología humana era lo suficientemente avanzada para que le sirviera y con ello podría recrear muchas de las maquinas que sus compatriotas habían creado y ahora estaban en el centro de investigación de Zalam.

La tarea resultaba ardua porque aunque era un experto en muchos campos el cerebro de un observador era igual que el de un humano y al igual que el de los humanos, este tenía que descansar para dar lo mejor de si.

Así que los años pasaban y los humanos que se habían hecho con las tecnologías de los observadores empezaban a comercializarlas para sacar beneficios, provocando el auge de unas empresas y el declive de la sociedad humana.

La humanidad empezaba a estar muy escalonada con una barrera entre clases imposible de alcanzar. Los grandes emporios eran los que gobernaban las ciudades y las únicas leyes que establecía o quitan eran aquellas que les beneficiaban.

Así la decadencia de la sociedad llego a tal punto que se hizo insostenible, y ciertos grupos revolucionarios empezaron a emerger y a atentar contra las grandes corporaciones que gobernaban en el planeta. Pero estas organizaciones habían descuidado ciertos aspectos que su seguridad con respecto a ese tema les habían hecho descuidar.

Las grandes corporaciones empezaron a ser atacadas pero no donde ellas podrían defenderse, sino en los productos que ponían en el mercado. La piratería de estos productos había hecho que la industria perdiera mucho dinero.

Pero tampoco es que se hubieran quedado paradas, ya que tenían un plan para esto, pero no fue mejor de lo que creían, sino que empeoro la situación, ya que los boicots a sus productos empezaban a hacer mella y por las calles empezaron a aparecer aparatos mucho mas modernos y mejores que los que estas compañías sacaban.

Ante este nuevo hecho las corporaciones pusieron el planeta patas arriba, pero no sacaron nada en claro, y mientras tanto líneas enteras de sus productos se descatalogaban de tiendas para dar paso a una nueva y revolucionaria línea que nadie sabia de donde venia.

Y así fue como el ultimo de los observadores del tiempo se dio a conocer, y empezó con su particular guerra contra aquellos que eliminaron a su raza y ayudando a aquello que como el habían sido repudiados y desechados por el intelecto de seres que se creían superiores pero que a la larga caerían como sacos rotos.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Más allá del tiempo III



Los años pasaban y la tierra se recomponía poco a poco, la raza humana ya no hacia distinción entre humanos y retros ya que la mezcla de ambas razas estaba presente en el cien por cien de la población.

La vida pasaba normal, los avances tecnológicos seguían estancados, y solo se avanzaba pequeños pasos para hacer que la vida en la tierra fuera un poquito mejor de lo que era. Pero eso contrastaba mucho con las ansias que las nuevas generaciones tenían.

Las historias de que antaño la tecnología superaba con creces a la actual hacían que esa perdida fuera mucho mas dolorosa debido a que aquello traía los recuerdos de la casi aniquilación de los humanos. Así que mantenían bien vigilados a esos jóvenes ansiosos por recuperar lo que antaño se les quito para que sus vidas fueran como los antiguos.

Pero los más mayores no se daban cuenta de que aunque su vigilancia era férrea estos tenían sus triquiñuelas para salirse con la suya. Estudiaban todo lo relativo a la época en la que la raza humana había sido casi diezmada, tecnología, filosofía, historia, costumbres, etc., leían todo lo que en aquella época estaba prohibido.

Y según iban aumentando en conocimientos esos conocimientos los iban plasmando con las tecnologías que tenían al alcance de la mano y la tecnología que los mayores creían extinta empezaba de nuevo a surgir en manos de estos jóvenes alocados.

Así que con esas nuevas tecnologías rondando de nuevo por la faz de la tierra los alienígenas del cuadrante H12 y H13 de nuevo pusieron su miranda en el planeta azul. Para los mas ancianos no era de extrañar que los alienígenas se dirán una vuelta por su planeta, lo habían hecho de vez en cuando para mantener a la humanidad a raya, para sodomizarlos, y esclavizarlos no se pensaban que habían vuelto porque habían detectado tecnología superior a la que tenían de nuevo en aquel planeta.

Las incursiones desde los cielos se fueron incrementando conforme los alienígenas detectaban rastros de tecnologías avanzadas, pero estas incursiones poco podían hacer, ya que aquellos que las desarrollaban sabían muy bien a lo que jugaban.

Los antiguos dirigentes de phantom que hasta entonces se habían mantenido ocultos empezaron a sospechar con las incursiones y de nuevo pusieron su maquinaria a funcionar. Phantom localizo a aquellos jóvenes alocados rápidamente porque sabían quienes podían ser.

Una vez localizados y estudiada toda la tecnología avanzada que habían logrado recuperar delos simples libros de historia, esquemas que corrían por la red y técnicas que habían aprendido por su cuenta los de Phantom se sorprendieron que ante tales condiciones de precariedad hubieran logrado conseguir en tan poco tiempo lo que a los primeros miembros de RTO les llevo décadas incluso siglos hallar.

Puede que los genes mezclados de retros y humanos hicieran su parte, o simplemente que aquellos jóvenes alocados hubieran combinado lo mejor de cada raza y hubieran evolucionado de manera propicia.

Esto dio cierta esperanza  a los dirigentes de Phantom que pusieron a su disposición todo lo que necesitaran para seguir con su trabajo. Si se estaban arriesgando a que la humanidad pereciera y volara de la faz del universo, pero también sabían que habían pasado ya mas años de los que pueden recordar con miedo por enojar a los que son sus amos.

Los jóvenes alocados mejoraban cada día mas, con las nuevas herramientas su avance en cuanto a tecnología eran impresionantes y en menos de un lustro Phantom estaba a la misma altura que lo estuvo antes de la invasión. También estaban más contrariados los alienígenas que no daban con la fuente del avance, y las incursión habían dejado paso a un asentamiento permanente en la tierra y a exterminios de zonas pobladas donde sus pobladores eran sometidos y esclavizados.

Tras la primera década desde que Phatom regreso de nuevo, estaban a la misma altura tecnológicamente que los alienígenas, por lo que era hora de atacarles y ver que podían sacar en claro. Las primeras escaramuzas dieron resultados positivos ya que los alienígenas no esperaban lo que les había venido encima, las siguientes fueron desastres tras desastre.

Y de nuevo los alienígenas con tecnología que tenían oculta avasallaban a los humanos y cada vez eran más los que casi presa de estos y eran esclavizados.  Pero phantom solo veía en eso un mero contratiempo, y con sus cerebritos que cada pocos meses conseguían una mejora, solo se preocupaba de acabar con los invasores.

Pero el día llego y los invasores hastiados de las continuas desobediencias de cierto sector de la humanidad dieron un ultimátum a estos. Era simple, o dejaban de producir tecnología prohibida para la raza humana o el planeta llamado tierra seria destruida. La mayoría de los humanos se tomaron la advertencia con miedo y aprensión, instaron a que Phantom dejara de hacer cosas que enfurecieran a los invasores, pero Phantom sabia que el día había llegado que era hora de probar el nuevo arma que habían desarrollado los investigadores. Un arma que según sus creadores era de un único uso y con una única finalidad y era destruir a los invasores, cualquier otro uso por parte de Phantom o cualquier otro seria imposible, debido a que los que la crearon pensaron en todas las posibles formas de usar dicha arma.

Así que la primera prueba, al igual que siglos atrás hicieran los americanos con la bomba atómica, tuvo lugar en la isla cercana al continente que se había formado con la primera invasión donde estaban asentados los invasores.

El arma era un ponente rayo que envolvía en una cúpula el objetivo y todo lo que hubiera dentro de dicha cúpula quedaría reducido a cenizas si los mapas genéticos de los seres que había coincidían con los establecidos en la matriz de almacenamiento de cristal.

El problema era trasladar el arma hasta una distancia en la que el rayo fuera efectivo, ya que no podía estar más de cincuenta kilómetros alejados del objetivo, era el único inconveniente que tenía aquel artefacto.

Por lo que la operación de traslado tuvo que ser planificada minuciosamente desde el cuartel general de phantom hasta la división más cercana, que se encontraba en las montañas cerca de la costa de lo que era antaño conocido océano atlántico.

Salvo dos incursiones de los alienígenas al convoy que provoco la de estos  y algunos miembros de phantom, el arma llego a su lugar de destino sin mayor problema. Los problemas vendrían una vez estuviera colocada y conectada.

El arma no fue fácil colocarla, pero tras varios intentos lo lograron. Los alienígenas que aunque lo intentaban no daban con la tecla para echarla abajo dejaron que esta fuera colocada, así cuando atacaran seria mas rápido acabar con ella y dejar todo el planeta a su merced.

Pero a diferencia de otras razas los humanos habían demostrado lo tercos que eran, y por mas intentos por parte de los alienígenas por acabar con el arma esta no caía, y los ataques eran constantes haciendo que las filas phantom menguaran hasta el punto de que o lanzaban el contraataque o estarían perdidos.

Así que el líder de los phatom dio la orden de contraataque y los phantom comenzaron la ofensiva que acabaría con la isla donde estaban asentados los alienígenas y con sus naves en el espacio, ya que la falta de oposición en la tierra hizo que los humanos crearan versiones en miniatura de aquel artefacto que colocaron en todas sus naves y armas portátiles, dando a si lugar a una guerra que aun continua.

Pero la guerra que vendría pondría en su lugar a unos y otros, pero esa guerra aun faltaría por llegar y mientras tanto ambos bandos se preparaban para acabar cuanto antes.

martes, 24 de diciembre de 2013

La era oscura I



Y una luz ilumino el cielo nocturno cortándolo por la mitad y expandiéndose alrededor de toda la tierra dejando a su paso una niebla negra y oscura que haría dar comienzo a una nueva era, la era de los demonios y seres oscuros.

Así rezaba la profecía que Ataraum III revelo en el mismo instante que su vida llego a su final y como tal, la profecía se cumplió el año vigésimo tercero de su muerte.

El mundo quedo completamente en la oscuridad en cuestión de horas y desde ese mismo momento de las cuevas, grutas y agujeros, empezaron a salir toda clase de seres que aborrecían la luz del sol.

Ahora el único color del cielo era el negro carbón por la noche y el gris humo por el día, Los rayos solares y lunares no conseguían traspasar aquella capa de niebla que había ocultado a los rayos de los ojos de cualquier ser.

Así los seres nocturnos podrían andar a cualquier hora del día y por cualquier lugar, sin temor a que su piel sufriera las consecuencias de los rayos solares. Asaltaron, masacraron, violaron y realizaron actos que son indescriptibles con las poblaciones diurnas, que asustadas aun por los hechos no sabían cómo reaccionar.
En cosa de menos de seis ciclos, los seres nocturnos eran los dueños y señores de todo Tragalon, y en él los seres diurnos eran simples esclavos, comida o diversión para los seres nocturnos.

Pero no todo en Tragalon había sido destrucción y masacre, había una pequeña zona que había salido indemne de todos los hechos. Su posición entre montañas y bosques le proporcionaba la suficiente seguridad y ocultación para que solo hubieran sufrido pequeños ataques de cómo ellos lo llamaban “nocturnos” aislados que deambulaban.

Esta pequeña región contaba con algo que era impensable, un pequeño contingente de la elite del imperio. En ese pequeño contingente de no más de veinte individuos había todo tipo de seres diurnos, con sus correspondientes habilidades para la lucha y la magia.

El primer impulso fue salir de la región para ayudar y solventar la situación, pero tras varias horas de reunión lo mejor era defender aquella región y hacerla fuerte. Conforme pasaban los días, semanas y meses, este pequeño contingente atraía a más gente diurna a la región y en seis meses habían doblado y casi triplicado el número de habitantes de la región por lo que el espacio empezó a menguar y pronto se quedarían sin él, por lo que al pequeño contingente al que se habían unido grupos armados de otras regiones, empezaron poco a poco a expandirse para abarcar más terreno y poder dar más espacio a la ya abarrotada región.

En menos de un mes la pequeña región que ocupaba menos de 20 kilómetros cuadrados paso a ser del doble, y en dos meses habían conseguido el triple. Por lo que su presencia paso de ser inadvertida a que varios ojos se centraran en ella.

Pero como había todo tipo de diurnos en la zona, y la llegada de nuevos hizo que las cosas se hicieran más fácilmente, ya que las defensas que se construían estaban bien levantadas y hechizadas con magia por lo que a no ser que se deshiciera el conjuro estas no caerían.

Las primeras oleadas de nocturnos hicieron acto de presencia, no resulto fácil contrarrestarlas, pero se hizo sin muchas bajas. Pero la situación empezaba a empeorar, tanto por parte de los nocturnos como de los diurnos, ya que la noticias y rumores de aquella pequeña región de sesenta kilómetros cuadrados era casi inexpugnable por parte de los nocturnos hizo que una avalancha de nocturnos y diurnos se aproximara a ella.

Los primeros intentaban acabar con ella sin éxito, ya que eran repelidos por los defensores y los segundo entraban pero de nuevo como habían pasado hacia no mucho el espacio empezaba a menguar y la expansión de nuevos territorios hacia que fuera más difícil la defensa de los que se conquistaran porque estaban más abiertos y en grandes explanadas de tierra por lo que serían fácilmente arrollados si las defensas no se construían con rapidez, cosa que era impensable porque cada día tenían que rechazar algún ataque por parte de los nocturnos.

Pero la solución vino dada en un día gris y frio del invierno, cuando un explorador que había salido por la parte trasera de la región que daba a las montañas encontró un camino entre estas que llevaba a una zona donde era posible asentar a gente o crear cuevas donde asentarlas.

Las noticias hicieron que de nuevo las mentes de los eruditos construyeran planos y esquemas para empezar con la construcción de los nuevos asentamientos  que proporcionarían mayor espacio sin necesidad de expandirse en los terrenos  más allá del paso que hacía de ruta de acceso a la región.

Cuando los nuevos hogares estuvieron medio habitables se empezó con el traslado de los diurnos que no pudieran ayudar en labores defensivas. Los nuevos asentamientos daban buena cobertura, por si la región era asaltada y cayeran los defensores estos asentamientos estarían ocultos a ojos que no supieran mirar que debían mirar.

El primer año de la era llamada “la era gris” paso sin muchos contratiempos para los diurnos libres. Estos hicieron muchos estragos entre los nocturnos pero no lo suficientemente rápido ni potente para marcar un mísero punto de inflexión.

Pero como se había demostrado todo tiene su truco, y solo era necesario averiguar cuál era el truco, el resto sería esperar a que alguien diera con el truco y entonces a partir de ahí, dar la solución.

Aun así una vez dado con el truco esto no suponía que las cosas cambiaran, que realmente fue lo que paso, un mago diurno dio con el truco, la era gris se dio porque Ataraum III tuvo una revelación de lo que estaba por venir, y ante ello el mago solo supuso que esa revelación eran un visión del futuro que todo mago con cierta experiencia podía acceder a dicho futuro, pero claro como todo en el futuro era relativo ya que las acciones pueden modificarlo.

Lo que hizo el mago fue escrutar el futuro próximo, y vio que los diurnos de nuevo tendrían la oportunidad de volver a Tragalon a su estado original, pero para ello era necesario acceder a cierta zona controlada por los nocturnos.

Así que descubierto el truco solo quedaba el acceso a esa zona, y por ello los diurnos que habían pasado más de dos años ya con constantes asedios, bajas, suministros racionados y desesperanza se pusieron en marcha.

viernes, 20 de diciembre de 2013

El Guardian I

Se puede decir que aunque me hayan echado de los guardianes aún sigo siendo presa de ellos. Su estricta formación ha hecho que sus costumbres fueran las mías, que sus pesquisas fueran las mías, y ahora en la situación que me encuentro solo puedo dar gracias a  aquella época en donde los guardianes y yo éramos lo mismo.

Ahora mi situación está al margen de la guardia pero aun así sigo con la labor de un guardian, soy uno más de aquellos pobres desdichados que por un motivo u otro ha terminado trabajando en los suburbios y zonas bajas de las ciudades realizando los trabajos que me encargan.

A diferencia de cuando estaba en la guardia, ahora soy un elemento respetable de los bajos fondos como se suelen denominar estas zonas, y  eso que no hago nada de lo que se puede pensar que se hace allí. Mi patrón es aquel que entra por la puerta de mi pequeño cuarto/despacho y pone sobre la mesa un fajo de billetes y un trabajo que sea capaz de realizar.

Esto hace que mi vida vaya más o menos al día, salvo cuando los trabajos escasean por mi propia efectividad. También recurren a mi aquellos que antaño solía considerar mis compañeros, pero solo lo hacen cuando hay problemas internos y saben que necesitan a alguien externo para resolverlos, es para lo único que me quieren mis antiguos camaradas.

Y de ellos trata el asunto, cierto martes gris de diciembre entraron en mi cuarto/despacho dos hombres y una mujer bien engalanados para aquella zona de la ciudad. Se notaba a la legua que eran oficiales de alto rango de la guardia, ya que sus andares y poses marciales hacían que fueran previsibles, solo aquellos como yo que se habían adaptado rápidamente a las maneras de la calle habíamos conseguido disimularlo, pero aquellos tres se notaba que hacía mucho que no salían y menos a aquellas zonas de la ciudad.

El cuarto/despacho, que en realidad eran dos cuartos más un baño, uno el principal y otro donde supuestamente dormía,  ante tanta aglomeración parecía que se hacía más pequeño de lo normal. Invite a mis contertulios a que se sentaran en un pequeño sofá de tres plazas enfrente de una mesa de centro.

Cuando estaban todos sentados les ofrecí algo de beber, un te, agua, cerveza, y ellos negaron con cortesía, y hacían bien ya que todo lo que les había ofrecido y que había conseguido en los suburbios era pura mierda.

Uno de mis invitados y de mayor rango era un capitán y por lo que podía observar a en su solapa pertenecía a la división “cerebritos”, apodo que se les daba a los de inteligencia ya que solo tenían que usar ese gran musculo que era el cerebro.

Los otros dos eran un teniente y un alférez, el alférez también era de los cerebritos pero el teniente a diferencia de los oros era de los "negros", o como se conocen oficialmente a los de operaciones encubiertas.

Estos sujetos se pasan la vida de un lado a otro como agente AOC, agente oficial de campo, realizando todo tipo de misiones que van desde la investigaciones de mercancías peligrosas en el mercado negro, a simples búsquedas y seguimientos de personal clasificado como altamente peligrosos, o la desapareció de objetivos potencialmente peligrosos.

Era la primera vez que veía a un personaje con tan alta graduación con vida, cosa que es muy de extrañar ya que una vez descubiertos suelen ser abandonados por los Guardianes a su suerte y entregado su cuerpo a estos dos días después de que no se produzca contacto con el.

Me senté enfrente de ellos con un botellin de cerveza de la marca mas cara que había en el supermercado de enfrente, que a su vez era la segunda menos barata, ya que solo vendían dos marcas en aquella tienda y debido a que  ambas eran las únicas que se podían permitir los de aquella zona.

-Ustedes dirán- Fue lo único que se me ocurrió preguntar después de aquel duro de día en el que lo menos que hice fue ir a la tienda a comprar la comida y la cena que me esperaban en el frigorífico.

La mujer que era la alférez empezó a hablar. –Estamos aquí para que lleves a cabo una investigación para los Guardianes, no se si hará falta que diga que debe ser lo mas discreta posible. – La mirada de aquella mujer me congelaba toda la sangre de mis venas, el azul casi blanco de sus ojos parecían dos témpanos a punto de caer, asentí ya que aunque fuera un mero investigador privado sabia muy bien que algunos clientes necesitaban confidencialidad a la hora de hacer mis trabajos.

-Si no es mucho la molestia ¿que debo investigar? ¿Cuanto tiempo tengo? y ¿donde debo investigarlo?- Mis modales de soldado de los Guardianes me habían abierto muchas puertas y si los mostraba ahora como si acatara una orden de un superior, daría mayor confianza a mis interlocutores ya que les llevaría a un terreno que conocen mucho y donde pueden tomar el control de las situaciones, cosa que solo era un control ficticio ya que yo era el que llevaba la batuta en aquel cuarto/despacho.

Esta vez no fue la alférez fría y seca quien hablo, sino el teniente de los negros, -en esta carpeta esta todo lo que necesitas saber- me la tendió  tras sacarla de su gabardina de cuero negro que le llegaba hasta las rodillas. – Lo único que no esta en esa carpeta es que el lugar es un tanto arcaico y peligroso, ya que los llaneros son los dueños de aquella zona salvaje-.

Una sonrisa sarcástica se hizo en mí rostro, sabia como tratar con los llaneros, pues según los libros de historia eran los descendientes directos de los indios americanos, tanto del norte como del sur, y hacia mas de dos siglos que habían recurrido a las antiguas costumbres de estos debido a que la sociedad actual había degenerado de tal manera después del siglo XXII que era insostenible vivir en una gran urbe, y solo los que vivíamos allí éramos considerados como locos por estos individuos que profesaban el amor a la tierra y las costumbres de los primeros hombres.

Esta bien, no hay problema, algunos me deben un favor y me darán un pase de observador para la reserva. – Fue la respuesta que di, ya que no necesitaban saber más. Pero algo de esa respuesta remito el letargo del capitán que parecía que solo era una estatua.

-Se quien eras, quien eres y quien serás, pero solo has de saber una cosa capitán, esta misión es de vital importancia para los Guardianes, y si una vez fuiste leal a ellos, espero que la lleves a cabo siguiendo las  reglas, y no crees mas desastres de los que esta creando esto.-

Cuanto echaba de menos que alguien se dirigiera a mi con mi rango, capitán, rango al que llegue gracias a las incontables batallas que tuve que soportar por una supuesta paz y bienestar para los humanos y los atrokas y ciertas misiones que no vienen a cuento ahora mismo. Pero como todo, solo se trataba de recursos y de dinero, porque si de verdad hubieran buscado la paz y bienestar el genocidio producido por ambas razas se podría haber evitado como después se demostró.

Lo se Phil, pero también se que siempre que estáis vosotros metidos de por medio, tipos como el – señale al teniente- muere, o gente como yo muere, así que déjame que te diga que no estamos en la colonia y por ende hare las cosas como mejor sepa hacerlas, porque en resumidas cuentas es lo único que me dará el pan para comer mañana.

Phil se levanto airado por la única verdad que los cerebritos sabían, y era que sus manos eran las que mas estaban manchadas porque eran los que podían provocar un genocidio como paso en Atros por un malentendido en la traducción.

La alférez cuya mirada se había endurecido aun mas si es que eso era posible, dejo un sobre con varios fajos de dinero, que como era costumbre en los Guardianes, servía para los gastos propios de las misiones que concedían a los externos como ellos nos llamaban a nosotros.

Tras quedarme solo de nuevo en mi cuarto/despacho, me relaje en el sofá viendo un poco de televisión, y aunque la mayoría de los canales a esas horas echaban documentales, series antiguas, dibujos para los niños o informativos, me daba la suficiente claridad de mente para olvidar trabajos ya realizados y prepararme para el nuevo trabajo.

Tras dos horas de insustancial programación, me levante y empecé a hojear el documento que había en la carpeta. La misión era simplemente recogida de información sobre una nave no identificada que había caído a un par de kilómetros cerca de los llanos dorados.

Ante tal información un gesto de repulsión se estableció en mi cara, porque aunque algunos llaneros me debían un par de favores, los de aquella zona eran los llaneros mas arraigados a las viajas costumbres y por ende me tocaría de nuevo sufrir en carnes sus pruebas para ser miembro de pleno derecho y poder andar por su territorio.

No le di muchas mas vueltas y me fui a la cama ya que me tocaría madrugar para llegar a los llanos a tiempo de pasar esas pruebas. Con las primeras melodías del despertador abrí los ojos y tras apagarlo me quede en la cama tumbado boca arriba, aun con la sesera adormecida.

Hice un esfuerzo titanico para salir de debajo de las sabanas calientes, ya que tenia que estar en la entrada de la reserva a las diez de la mañana que era cuando los turistas podían entrar en ella.

Media hora después estaba intentando arrancar el cacharro que tengo por coche, solo llevaba un café en el estomago y me estaba poniendo furioso porque aquel trasto volador no arrancaba. Después de no se cuantos intentos, ya que perdí la cuenta en el tercero arranco, el sonido que produjo parecía un gemido de queja.

El viaje fue sin problemas, pare en una gasolinera a eso de las nueve y compre algo de comer, y después a las nueve y cuarenta y cinco minutos llegue al puesto fronterizo de la reserva donde estaba Wen o como los espíritus le habían dicho “perro mordedor”.

Tras los rigurosos procedimientos sociales, que a mi parecer eran una soberana perdida de tiempo conseguí el pase de observador y que me daba a acceso a todos los lugares de la reserva.

Así que tras conseguir el pase me dirigí hacia donde los Guardianes me habían mandado a afrontar cuanto antes lo que tuviera que hacer.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

La Busqueda



La taberna estaba muy animada, la música del bardo se mezclaba con las conversaciones de los parroquianos y con el sonido del chocar de las jarras o con la madera de la mesa. Pero no todo en aquel lugar era jolgorio y diversión también había lugar para los negocios.

En una de las mesas más alejada de todas, cuatro figuras estaban abstraídas del ambiente general. Parecía que aun estado allí no estaban allí. A diferencia del resto su conversación era privada y por tanto sus cabezas se mantenían cerca las unas de las otras para qué oídos indiscretos no captarán ninguna frase, palabra o elemento de la charla.

Conforme iban pasando las horas y las rondas La taberna se iba vaciando haciendo que el ruido disminuyera. Cuando ya solo quedaban cuatro clientes, los cuatro de la mesa, pagaron la cuenta y se adentraron en la noche fría.

Minutos después salían del pueblo dirección sur con las capas ondeantes por la brisa que se había levantado. Los establos se encontraban en silencio cuando llegaron,  el mozo medio somnoliento por las horas intempestivas iba con los ojos medio cerrados.

-Enseguida preparo sus caballos, mis señores, - el que iba al frente asintió complacido. Tres minutos después los caballos estaban listos. Este le soltó unas cuantas monedas de plata lo que alegro mucho al mozo que se fue a dormir con una sonrisa de oreja a oreja.

Los cuatro salieron de las inmediaciones del pueblo y rápidamente se pusieron al galope. Las horas pasaban y el paisaje seguía en penumbra mientras avanzaban al este. Tres horas antes del amanecer pararon en un pequeño claro del bosque umbrío, donde encendieron una pequeña hoguera y durmieron hasta que unas gotas de lluvia les cayeron encima.

Tras recoger se pusieron en marcha de nuevo. No tardaron mucho hasta llegar al siguiente pueblo.  Y como paso en el anterior lo dejaron a todo correr. Los días pasaban al igual que los pueblos del norte y llegaron al último pueblo que limitaba con la costa de las dagas.

-Por descarte tiene que ser este,  sino el oráculo ha fallado y si es así los dioses nos han dado la espalda de nuevo tras siete siglos-, los demás asintieron, pero en su fuero interno rezaban para que se equivocara.

Esta vez se quedaron más tiempo ya que el pueblo era el más grande de todo el norte. Pero como había pasado en todos los demás no dieron con lo que buscaban, así que abatidos se prepararon para partir de nuevo al oeste a informar de las malas nuevas.

Tras estar preparados esperaron a que el mozo prepara los caballos un lugareño se les acerco,   -mis señores,- atenazaba un gorrito que le daba vueltas por el nerviosismo que le producían aquellos cuatro personajes. - Por cosas ajenas a mi me he enterado de que buscabais algo en el pueblo y como poco han precisado, quiero decirles que el pueblo no se compone solo de estas casas,  también hay una hacienda al sur cuyo dueño solo se deja  ver una o dos veces cada dos meses y por eso nadie sabe si es forastero o vecino, pero los viejos como yo, sabemos que su familia lleva aquí tanto como las nuestras-. Los cuatro jinetes enarcaron las cejas ante tal pista y agradeciendo la información con una bolsita de cincuenta platas pusieron rumbo al sur. –Esperemos que su información nos sea de utilidad, sino es así ya podemos ser cuidadosos-.

Tras estar listos los caballos los cuatro hombres se despidieron del anciano cuyos ojos bañados en lagrimas despedía a los forasteros que le había resulto todo el invierno con tal suma. Los jinetes salieron por la puerta sur de la ciudad dirección a la hacienda que había comentado el anciano.

La cabalgada fue rápida y para la hora de comer ya tenían la hacienda en el horizonte. Descansaron y almorzaron rápido y continuaron con el viaje. A primeras horas de la tarde llegaron a la hacienda donde como había dicho el anciano estaba habitada por su dueño y sus criados.

-Buenas mi señor, venimos en misión oficial del monasterio de los atricos- Los cuatro hombres que llevaban sus monturas cogidas por las riendas, daban un aspecto de asaltadores de caminos que de monjes, pero todos sabían que los servidores de Atricus no solo se dedicaban a la oración sino que había otros clases de monjes.

El señor de la hacienda que había sido avisado por sus criados del avistamiento de visitantes los observaba en la entrada – Si, pero pasen estarán cansando del viaje, déjenme que les ofrezca una avituallamiento mientras conversamos y así podrán descansar-. El anciano de un aspecto formidable que no pasaría de los sesenta años los invito a que lo acompañaran, dejando que las monturas fueran llevadas a los establos.

El anciano ya con casi todo el pelo gris por sus innumerable canas los llevo hasta una sala cuadrada con una mesa y sillas a su alrededor, decorada de tapices por todos lados y alguna que otra estantería con libro. Mientras se sentaban los criados pusieron las viandas en la mesa y dejaron una jarra de vino a su lado.

Cuando los criados se marcharon dejándolos solo el anciano cambio radicalmente su actitud, modales y tono. – ¿Habéis venido a buscar lo que el oráculo ha predicho no? – Los cuatro hombres acostumbrados a tratar con todo tipo de personas no se inmutaron, o si lo hicieron no se les noto en sus pétreos semblantes.

-Así es, ha dicho que se encontraría en el norte, y a falta de esta hacienda hemos registrado todo rincón del norte- El que parecía el líder era el único que hablaba. – Habréis de saber que las predicciones del oráculo no siempre son lo que parecen, por ello antes de continuar he de saber cual es el contenido de esta predicción-.

EL anciano miraba con ojos escrutadores, los mismos ojos que tenían los cuatro hombres. Y algo en ellos hizo que los cuatro asintieran ya que eran iguales que los suyos. Y entonces de nuevo el líder hablo.

En la hora mas placentera de los mortales junto con el sol en su declive regresara a las manos de los mortales lo que antaño fue la destrucción de la maldad, pero han de ser conscientes que si regresa al mundo es porque el mundo lo necesita.

-Así que ha vuelto a la vida, lo dábamos por muerto, pero sabíamos que nunca moriría, lo único que ha hecho ha sido tomar una siesta – fue la respuesta del anciano ante la profecía.

Los cuatro hombres asintieron al comentario del anciano, -bien es hora de que sepáis que si, que ha regresado y esta aquí pero hay algo que ha cambiado en la forma. – El anciano hizo una pausa para que los cuatro digirieran el asunto.

-Las otras tres veces que apareció lo hizo en forma de arma, ya fuera una espada, una lanza o un arco, esta vez parece que los dioses nos han dado algo más que un arma, - continuo el anciano que mientras dejaba que sus palabras calaran en la mente de sus invitados llamo a un criado y le ordeno algo.

A los pocos minutos el criado se presento con un muchacho que no tendría mas de doce años, vestido como los hijos de los nobles pero con la diferencia de sus ojos rojos y su pelo color cobre.

-Aquí lo tenéis, el que condenara al mal de nuevo a su prisión durante los próximo cinco siglos, si es que no muere antes- Los cuatro hombres se levantaron raudos y corrieron ante el muchacho examinándolo y comprobando que el anciano no estaba loco. Tras hacerlo todos asintieron que estaban ante el corazón de los dioses, aquella arma legendaria que había sido entregada a los mortales y al primer monje atricos para que la usara cuando los seres oscuros atacaran a los mortales.

¿Como es posible? – la respuesta quedo sin contestar porque todos allí sabían que la voluntad de los dioses era arbitraria para los mortales que muchas veces veían en esa actitud la de unos niños malcriados.

-El niño se me fue entregado hace cosa de dos años, y desde entonces he cuidado de el, lo único que tenia que hacer era entregarlo llegada la hora, y parece que esa hora ha llegado, pero no se me dijo que me quedara quieto sin hacer nada, y como su padre os acompañare hasta la capital, donde el gran monasterio atricos esta.-

Los cuatro hombres que lo que iban buscando era un arma y se habían encontrado con un muchacho no pusieron mucha objeción ya que el anciano se encargaría del cuidado del muchacho y ellos solo tendrían que escoltarlo.

Con el alba salieron de la hacienda dirección sureste hacia la capital tras pasar la noche allí, y desde aquel mismo instante los engranajes de los dioses se pusieron de nuevo en marcha y cada cual tiraría para su vertiente y verían como sus juguetes disputaban su partida ya que todas las piezas ya estaban sobre el tablero.