martes, 24 de diciembre de 2013

La era oscura I



Y una luz ilumino el cielo nocturno cortándolo por la mitad y expandiéndose alrededor de toda la tierra dejando a su paso una niebla negra y oscura que haría dar comienzo a una nueva era, la era de los demonios y seres oscuros.

Así rezaba la profecía que Ataraum III revelo en el mismo instante que su vida llego a su final y como tal, la profecía se cumplió el año vigésimo tercero de su muerte.

El mundo quedo completamente en la oscuridad en cuestión de horas y desde ese mismo momento de las cuevas, grutas y agujeros, empezaron a salir toda clase de seres que aborrecían la luz del sol.

Ahora el único color del cielo era el negro carbón por la noche y el gris humo por el día, Los rayos solares y lunares no conseguían traspasar aquella capa de niebla que había ocultado a los rayos de los ojos de cualquier ser.

Así los seres nocturnos podrían andar a cualquier hora del día y por cualquier lugar, sin temor a que su piel sufriera las consecuencias de los rayos solares. Asaltaron, masacraron, violaron y realizaron actos que son indescriptibles con las poblaciones diurnas, que asustadas aun por los hechos no sabían cómo reaccionar.
En cosa de menos de seis ciclos, los seres nocturnos eran los dueños y señores de todo Tragalon, y en él los seres diurnos eran simples esclavos, comida o diversión para los seres nocturnos.

Pero no todo en Tragalon había sido destrucción y masacre, había una pequeña zona que había salido indemne de todos los hechos. Su posición entre montañas y bosques le proporcionaba la suficiente seguridad y ocultación para que solo hubieran sufrido pequeños ataques de cómo ellos lo llamaban “nocturnos” aislados que deambulaban.

Esta pequeña región contaba con algo que era impensable, un pequeño contingente de la elite del imperio. En ese pequeño contingente de no más de veinte individuos había todo tipo de seres diurnos, con sus correspondientes habilidades para la lucha y la magia.

El primer impulso fue salir de la región para ayudar y solventar la situación, pero tras varias horas de reunión lo mejor era defender aquella región y hacerla fuerte. Conforme pasaban los días, semanas y meses, este pequeño contingente atraía a más gente diurna a la región y en seis meses habían doblado y casi triplicado el número de habitantes de la región por lo que el espacio empezó a menguar y pronto se quedarían sin él, por lo que al pequeño contingente al que se habían unido grupos armados de otras regiones, empezaron poco a poco a expandirse para abarcar más terreno y poder dar más espacio a la ya abarrotada región.

En menos de un mes la pequeña región que ocupaba menos de 20 kilómetros cuadrados paso a ser del doble, y en dos meses habían conseguido el triple. Por lo que su presencia paso de ser inadvertida a que varios ojos se centraran en ella.

Pero como había todo tipo de diurnos en la zona, y la llegada de nuevos hizo que las cosas se hicieran más fácilmente, ya que las defensas que se construían estaban bien levantadas y hechizadas con magia por lo que a no ser que se deshiciera el conjuro estas no caerían.

Las primeras oleadas de nocturnos hicieron acto de presencia, no resulto fácil contrarrestarlas, pero se hizo sin muchas bajas. Pero la situación empezaba a empeorar, tanto por parte de los nocturnos como de los diurnos, ya que la noticias y rumores de aquella pequeña región de sesenta kilómetros cuadrados era casi inexpugnable por parte de los nocturnos hizo que una avalancha de nocturnos y diurnos se aproximara a ella.

Los primeros intentaban acabar con ella sin éxito, ya que eran repelidos por los defensores y los segundo entraban pero de nuevo como habían pasado hacia no mucho el espacio empezaba a menguar y la expansión de nuevos territorios hacia que fuera más difícil la defensa de los que se conquistaran porque estaban más abiertos y en grandes explanadas de tierra por lo que serían fácilmente arrollados si las defensas no se construían con rapidez, cosa que era impensable porque cada día tenían que rechazar algún ataque por parte de los nocturnos.

Pero la solución vino dada en un día gris y frio del invierno, cuando un explorador que había salido por la parte trasera de la región que daba a las montañas encontró un camino entre estas que llevaba a una zona donde era posible asentar a gente o crear cuevas donde asentarlas.

Las noticias hicieron que de nuevo las mentes de los eruditos construyeran planos y esquemas para empezar con la construcción de los nuevos asentamientos  que proporcionarían mayor espacio sin necesidad de expandirse en los terrenos  más allá del paso que hacía de ruta de acceso a la región.

Cuando los nuevos hogares estuvieron medio habitables se empezó con el traslado de los diurnos que no pudieran ayudar en labores defensivas. Los nuevos asentamientos daban buena cobertura, por si la región era asaltada y cayeran los defensores estos asentamientos estarían ocultos a ojos que no supieran mirar que debían mirar.

El primer año de la era llamada “la era gris” paso sin muchos contratiempos para los diurnos libres. Estos hicieron muchos estragos entre los nocturnos pero no lo suficientemente rápido ni potente para marcar un mísero punto de inflexión.

Pero como se había demostrado todo tiene su truco, y solo era necesario averiguar cuál era el truco, el resto sería esperar a que alguien diera con el truco y entonces a partir de ahí, dar la solución.

Aun así una vez dado con el truco esto no suponía que las cosas cambiaran, que realmente fue lo que paso, un mago diurno dio con el truco, la era gris se dio porque Ataraum III tuvo una revelación de lo que estaba por venir, y ante ello el mago solo supuso que esa revelación eran un visión del futuro que todo mago con cierta experiencia podía acceder a dicho futuro, pero claro como todo en el futuro era relativo ya que las acciones pueden modificarlo.

Lo que hizo el mago fue escrutar el futuro próximo, y vio que los diurnos de nuevo tendrían la oportunidad de volver a Tragalon a su estado original, pero para ello era necesario acceder a cierta zona controlada por los nocturnos.

Así que descubierto el truco solo quedaba el acceso a esa zona, y por ello los diurnos que habían pasado más de dos años ya con constantes asedios, bajas, suministros racionados y desesperanza se pusieron en marcha.

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