En un mundo donde la tecnología, la ciencia y la razón son
el claro predominante, la humanidad ha llegado o eso creen casi todos al culmen
de la civilización, una civilización que por más que se quiera solo puede
evolucionar conforme evolucionen las maquinas. Esta maquinas han hecho posible que el ser
humano alcance una meta, comprendan todo lo que los rodea, y expliquen lo necesario
para saber cómo el mundo funciona, pero aún no han logrado explicar lo más
simple que posee el ser humano, su cerebro.
Como antiguamente el ser humano solo ha conseguido llegar a
usar un diez por ciento del cerebro. Pero la pregunta es clara, como solo
usando ese diez por ciento como el ser humano ha podido llegar donde ha
llegado.
Simple, porque como en todo siempre habrá unos pocos que
superen ese diez por ciento y consigan perdurar en la historia. Pero no solo
por eso se perdura en la historia, porque hay quien no es superior a la media y
está impreso en ese marco.
Pero tras eones en los que la humanidad ha ido avanzando
pasito a pasito, aún no han dado el gran paso que deberían haber dado hacía
mucho tiempo atrás. Están estancados en sus rutinas y eso es lo que ha
ocasionado este desastre.
El sol estuvo a punto de agotarse, pero los humanos en su afán
de supervivencia consiguieron encontrar otros lugares donde alojarse hasta que
sus brillantes científicos encontraran la solución, y así lo hicieron, crearon
el mayor artefacto de destrucción masiva que la tierra jamás albergo y jamás albergaría.
La funcionalidad de ese artefacto era simple, estallar en el
sol y provocar una mini supernova que reactivaría a este y volvería a ser una
estrella joven que durase miles y miles de años hasta que volviera a
consumirse.
Los test, las pruebas y simulacros decían siempre lo mismo,
que aquel artefacto haría su función sin dañar nada que no estuviera a una distancia
de cincuenta mil kilómetros del sol.
Y convencidos de tal hecho lanzaron el artefacto llamado Renascentia
el cual como su nombre indicaba seria el causante del renacimiento del sol.
Pero como siempre pasa, las cosas no van como uno quiere, y como todo artefacto
tiene sus imperfecciones.
La del Renascentia era su carga con partículas de luminicas,
las cuales provocarían una mini supernova en el sol que lo recargaría como si
de una pila se tratase. Pero no previeron que la radiación solar provocada por
la explosión llegaría hasta la tierra convirtiéndola en lo que lo hizo, un
planeta medio desolado donde la vida escaseo durante decenios, hasta que la radiación
termino, obligando a los supervivientes menos desfavorables a vivir bajo tierra y los más favorables a
abandonarla para ir a alguna estación o planeta colonia mientras pudieran
volver a la tierra.
Aun si la humanidad sobrevivió al hecho que la historia llamaría
el renacimiento, porque los que se quedaron en ella, consiguieron algo que
durante eones nadie había logrado, usar más del diez por ciento del cerebro
gracias a las radiaciones solares que provocaron que las ondas beta y ram-alta
aumentaran el voltaje que transmitían por el cerebro activando zonas que de
otro modo no se podrían activar.
Así la tierra volvió a prosperar con una humanidad más
evolucionada donde cada humano poseía habilidades únicas a la persona.
Pero como siempre ha pasado a lo largo de la historia de la
humanidad los que abandonaron el planeta regresaron encontrándose una tierra
mejorada y más evolucionada de lo que ellos pensaban.
Entonces entro en escena la envidia y el medio, y los que abandonaron
el planeta dejando a su suerte a los que no pudieron, reclamaron sus derechos
con violencia y masacres.
Y así fue como los llamados normales recobraron el control
de la tierra y los magh fueron confinados, estudiados y usados como armas
contra los que atentaran con el nuevo orden establecido.
La tierra prospero más en un siglo de lo que había hecho en
muchos eones, y esa prosperidad solo vino dada por las habilidades innatas de
los magh, que en su estado habían logrado superar los confines del cerebro para
que todo vivieran en armonía y cómodamente.
Esta prosperidad también llego a las colonias repartidas por
todo el universo, y esto ayudo a contactar con nuevas especies mucho más
evolucionadas que los humanos. Los primeros contactos fueron pacíficos y armónicos,
ya que todas las especies habían llegado a un estado en el que la armonía y la
paz era la base de sus sociedades y abrieron los brazos a la joven raza humana.
Así durante siglos de contactos la humanidad era una más de
las razas integradas en el espacio, y como tal tenía un deber y una obligación,
y por ello mantuvieron en secreto a sus congéneres más desarrollados, ya que hacía
tiempo que tanto normales como magh habían llegado a la conclusión de que ambos
eran hijos de la tierra y si querían tener ventaja, por si se encontraban con
dificultades deben callarse.
Pero esta paz duro poco, al igual que había razas pacíficas
y acogedoras había otras beligerantes que veían a la joven raza humana como una
fuente de esclavos y carne para satisfacer sus necesidades.
Así que no tardaron mucho en atacar a los humanos de las colonias y esclavizarlos para sus propósitos.
La tierra ante tales hechos se mantuvo firme en no mostrar sus armas, así que
aunque la armonía y paz habían reinado en esta durante decenios, no habían sido
necios de no aumentar sus defensas por si algún hecho como el que estaba aconteciendo
se producía.
Así que con sus máquinas fruto de una evolución constante, y
sus artes de la guerra estudiadas desde los primeros hombres intentaron hacer
frente a sus enemigos. La estrategia resulto e hizo retroceder a los atacantes
pero no duro mucho el factor sorpresa, ya que las razas que los atacaban aprendían
rápido las estrategias usadas y en poco menos de una década humana los superaban
en casi todo.
Esto obligó al consejo terrícola hacer la pregunta que estaban
temerosos de afrontar. Desde que se descubrieron los primeros magh, habían pasado
ya varios milenios, y casi el noventa por ciento de la humanidad era magh ya
que aún quedaban colonias en las que el mestizaje fue erradicado lo que hizo
que esas colonias fueran las primeras en caer, sin embargo la tierra y las
colonias que resistían contaban con que su población era del cien por cien magh.
Estas colonias habían aceptado que los magh eran el
siguiente paso del hombre en su camino de conseguir la plenitud física y metal.
Así que la pregunta se formuló.
¿Es necesario que usemos nuestras habilidades?
La respuesta no tardó en llegar, ya que si querían sobrevivir,
era necesario que los humanos mostraran su arma secreta. Esto provocó un temor
muy arraizado en la humanidad, sobre todo de cara a sus aliados en las demás razas,
pero era una necesidad más que un capricho, ya que sin ella no conseguirían sobrevivir
a los ataques y sus atacantes se harían con más humanos.
Fue en la asamblea espacial de razas donde los humanos
mostraron sus poderes a sus aliados, y al contrario de lo que habían pensado
sus aliados acogieron aquel hecho como un rayo de esperanza haciendo que los
humanos fueran a ahora su espada de Damocles.
En aquella asamblea se acordó que todos apoyarían las
acciones humanas contra sus atacantes, proporcionarían ayuda y lo que fuera
necesario para protegerse, porque sabían que aunque más avanzados también serían
el objeto de estas razas cuando los humanos hubieran sucumbido.
Y así fue como la gran guerra dio comienzo y los humanos con
sus habilidades lideraron el ataque contra sus enemigos haciendo que estos llegaran
casi a la extinción y reconocieran la superioridad humana.
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