La fría camilla de metal calentada por el calor del cuerpo
que la habitaba estaba en medio de la sala con una luz fluorescente iluminando
el cuerpo que albergaba. Solo el leve ascenso y descenso del pecho en el acto
de respirar daban la señal de vida.
Llevaba más de cuarenta y ocho horas tendió en aquella
camilla y no mostraba signos de que la cosa cambiase. Pero lo hizo y los ojos
se abrieron para seguidamente cerrarse de nuevo por la exposición del
fluorescente que los había dañado.
Cuando estos se habituaron a los fluorescentes con rápidos
parpadeos, el hombre se incorporó, dejando el esfuerzo a medio camino por la
debilidad. Cuando su mente se acostumbró a la nueva situación el hombre se
levantó de la camilla y observo lo que había al su alrededor y la sala donde se
encontraba.
A todas luces era una sala médica, y el instrumental estaba
por todos lados a simple vista, por lo que el hombro cogió uno de los bisturís
de una de las repisas y se dirigió a la puerta ya que en la sala solo estaba
él.
Tardo varios minutos hasta que dio con la forma de abrir la
puerta metálica con una pequeña ventana de cristal.
Se asomó al pasillo para ver si había alguien, pero tras
unos segundos mirando en ambas direcciones no se veía rastro de nadie. Avanzo
por el pasillo atento a cualquier indicador de que podría ser descubierto.
En ambos lados del pasillo las puertas se colocaban a
intervalos de cuatro metros de distancia una que otra, y todas con la misma
estructura metálica y con una pequeña ventaba para ver dentro.
Tras recorrer casi todo el pasillo y ver que en las
habitaciones no había nadie, llego hasta una puerta de metal completa, con un
mecanismo parecido al que había en la habitación de la que había salido, por lo
que no le llevo ni dos segundos abrir la puerta.
La siguiente sala a la que entro parecía una especie de
entre sala, así que volvió a manipular el mecanismo de apertura y entro a lo
que parecía la sala del puente.
Allí encontró a dos de sus compañeros de la tripulación del
neo sentados, conversando con unas criaturas que tenían pinta de ser humano
pero que por toda la cara le salían pequeñas protuberancias.
El ruido de la puerta hizo que tomara toda la atención de
los allí presentes, sus compañeros le instaban a que se acercara para
presentarse a sus salvadores, mientras que su cerebro le decía que anduviera
con ojo que podría ocurrir cualquier cosa.
Lentamente se acercó, pero de repente sintió un contacto en
su cuello y…
Despertó sobresaltado sobre la camilla de metal, miro a su
alrededor, la piel aún conservaba el sudor frio de la pesadilla donde era
asesinado.
La primera impresión de la sala era igual que la del sueño,
pero con la salvedad que sus compañeros estaban en ella, tumbados sobre unas
camillas metálicas como la suya.
Tras pasarse la mano por el pelo, su cerebro se había
habituado a la nueva estancia y esta vez sí que estaba despierto, se sentó al borde la camilla, en esto que la
puerta se abrió.
En ese momento entraron en la sala dos enfermeras humanas,
que se preocuparon por su estado y le tomaron diferentes mediciones. Tras el
reconocimiento le dieron ropa y se vistió.
Fue acompañado al puente donde el Comandante Pulov le
recibió con los brazos abiertos.
Bienvenido de nuevo Johansson, creíamos que tú y tu
tripulación estabais muertos.
Johasson que lo miro extrañado, ya que hacía solo un mes que
habían salido de la estación espacial, destino a la galaxia Neumerita.
¿Qué paso? ¿Cómo habéis llegado tan rápido a la galaxia Neumerita
si hace solo un mes que hemos salido de la estación? Es mas ¿no deberíamos estar ni siquiera en Neumerita,
ya que son dos meses de viaje?
¿Un mes? Muchacho estas muy mal, hace más de dos años que
salisteis de la estación, y hace dos años que conectasteis con la tierra, con
un mensaje de que habíais encontrado un nuevo planeta, y os habían ayudado
porque habíais sido arrastrados a una nebulosa.
Johansson se quedó en silencio durante minutos sin
comprender lo que pasaba. Así que lo único que pudo decir era que no tenía ni
idea de nada.
Es mas hace año y medio que la raza conocida como los norros
se puso en contacto con nosotros ofreciendo un contacto amistoso en la galaxia
Pegaso. ¿No me digas que no te acuerdas del comandante Jozan?
Johansson lo miro incrédulo ante lo que oía, era la primera
vez o eso creía el, que oía el nombre de Jozan.
Pues él se acuerda de todos vosotros de cómo, intercambiasteis información acerca de las
dos razas y como a estos les agrado tanto lo que vieron, y que hacia siglos que
no encontraban una raza nueva que se pusieron manos a la obra para conocernos y
ayudarnos en nuestro avance.
Es más como gesto de buena voluntad arreglaron la Neo con su
tecnología, y le añadieron algunas mejoras para que el viaje interespacial
resultara más rápido, y ahora mismo estamos instalando las mejoras en todos
nuestros transbordadores, pero con lo que estoy viendo tenemos que tener una
reunión con Jozan y su gente antes de que pase la cosa a mayores.
A ti y a tus hombres se les ha asignado un ascenso, y
estaréis en la reunión, así que ahora descansa y esperemos que os recuperéis
cuanto antes.
Tras cinco días, todos los tripulantes de la Neo estaban en
plenas facultades físicas y psíquicas, salvo la pequeña amnesia que todos
tenían.
La reunión se hizo en la galaxia Pegaso en la estación espacial
humana que había allí. Todos los invitados fueron llegando uno de tras de otro
y fueron pasando a la sala.
Jozan, Mord, Sapark y Atbot que fueron por parte de los
norros nada más ver a Johansson y a sus compañeros los abrazaron y les
felicitaron por llegar sanos a la estación espacial. Pero Johansson y sus
hombres extrañados se sentían incomodos ya que no recordaban a aquellos seres
tan parecidos a los humanos pero con protuberancias en la cara.
Tras las presentaciones, cortesías y diplomacia entre ambos
se sentaron a la mesa.
Comandante Jozan, tenemos un problema con los nuevos
propulsores que nos ofrecieron como regalo. – Mord los miro con asombro- ¿De
qué se trata?
Pues como ha podido ver Johansson y su tripulación han
perdido dos años de memoria y no se acuerdan de nada de lo que hicieron cuando
estuvieron en Neumerita.
Mord, Jozan, Spark y Atbot prorrumpieron en carcajadas
ante las insólitas caras de los dirigentes y estado mayor de la tierra.
Tras cesar las risas, Jozan se sereno al igual que sus tres
compañeros y les contaron lo que pasaba.
Me lo temía, a muchas razas a las que les hemos obsequiado
con nuestra tecnología tienen este tipo de efectos secundarios. – El tono era
un tono de que no pasaba nada-. Spark os explicara los detalles técnicos porque
para cada raza hay que hacer unos ajustes en el flujo de energía que provee a
los motores.
Spark empezó con la jerga técnica de como la fisiología, la
composición y el aire que cada respira provocaba unos efectos u otros, y a los
que respiraban oxigeno los problemas más comunes eran la falta de orientación,
la pérdida de memoria, y en casos grabes como son los organismos con base
silicea-carbonica la perdida de densidad ósea y reducción del tamaño.
En los humanos como su base era del setentao por ciento de
agua y composición carbono, solo perdían la memoria.
Pero no es problema, tenemos lo necesario para desbloquear
esos recuerdos, así que no nos preocupemos por el momento. – Comenzó diciendo
Jozan- Os daremos las indicaciones de como regular los propulsores para que no
os pase.
Todos los asistentes asintieron aliviados ante tales
palabras.
Bien aparte de eso hemos venido también para haceros una
propuesta, que creemos que nos beneficiara a todos. – Jozan saco un pergamino
de uno de sus bolsillos interiores de su casaca de comandante y lo extendió en
la mesa pasándoselo a los humanos.-
Esto es un contrato de adhesión a la alianza que ahora mismo
formamos doce razas en distintos lugares del espacio esperemos que aceptéis la invitación
– El gesto de todos los norros era apacible y amigable, no se veía en ellos
ninguna intención oculta-.
Es un honor, pero como sabéis nosotros solo somos los meros
intermediarios, los que deben decidir esto son los señores que se sientan a
nuestra izquierda. –Señalo a todos los peces gordos de la tierra-
No creo que haya problema –empezó a hablar uno de ellos – lo
revisaremos y en dos días tendrán nuestra contestación, y si quieren mientras
tanto siéntanse libres de ser nuestros invitados y recorrer la estación Pegaso.
Los norros aceptaron encantados, ya que aparte de ser una
raza pacifica eran también gente que le gustaba mucho la historia, creencias y diferentes
culturas de otras razas.
Los dos días pasaron y en la estación Pegaso se firmó lo que
sería el primer paso en la conquista del espacio para los humanos. Allí quedó
plasmado el acuerdo en el que la alianza que posteriormente se conocería como
la alianza de los trece se formaría, y marcaría un hito en las trece razas que
la formaron dando lugar a eones de paz y tranquilidad en gran parte del vasto
espacio.
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