Ha pasado un milenio desde que despertó la última vez. Y
como siempre que despierta un acontecimiento esta por pasar, pero quien le iba a decir que ese
acontecimiento seria el fin de su raza.
Colocados por los dioses en los albores del mundo, los observadores del tiempo fueron, son y
serán la raza por antonomasia. Grandes
filósofos, historiadores, bardos, guerreros, teólogos, astrólogos, y un sinfín
de personajes ilustres en todos los campos conocidos. En resumen una de las razas más cultas y
pacificas de todo el mundo. El único defecto que poseían era que no podía haber
más de un observador del tiempo al mismo tiempo en cada y una de las áreas de
estudio establecidas.
Pero aquella época era diferente, había un observador del tiempo más que se encargaría de presenciar
la destrucción de su raza por la raza
humana.
Todo comenzaba igual, como si despertara de un relajante y
merecido descanso después de un agotador día de trabajo. La diferencia con ese
tipo de despertar era que su mente hacia una recapitulación de todos los
eventos acontecidos en los mil años que estuvo dormido para “actualizarlo” y
que así el impacto del nuevo mundo en el que despertaba no le produjera una
choque sináptico en sus neuronas y su raciocinio quedara expuesto a elementos
ilógicos o con un contexto erróneo y se volviera demente ante lo que sus ojos
veían.
Tras la “actualización” era designado a su correspondiente
área, un observador del tiempo en varios despertares podía ser asignado a
diferentes áreas, pero esto daba lugar a que los conocimientos necesarios para
la nueva área fueran colocados de forma que sustituyera a los antiguos, pero en
este caso en concreto el área asignada fue el área universal. Todos los
conocimientos adquiridos tanto en su vida como los nuevos fueron asignados a su
cerebro de forma que su especialidad fueran todos los campos y no uno en
concreto.
Tras la asignación del área, salían al exterior para
afrontar su nueva etapa, pero en este caso lo único que afrontaría seria ser el
único observador del tiempo del mundo.
Los humanos, como había visto en su “actualización”, habían
descubierto que no eran los únicos habitantes racionales del planeta, y al
principio lo asimilaron con miedo y alegría, y acogieron a los observadores
como una raza más del planeta, ya que su aspecto era igual que el de un humano
cualquiera, pero se diferenciaban en su grado de inteligencia.
La coexistencia hizo posible un gran avance científico,
técnico y social en la humanidad, mientras humanos y observadores trabajaban
codo con codo, amabas razas vivían una era de paz y tranquilidad.
Los problemas empezaron a surgir cuando las investigaciones
de los observadores empezaron a ser usadas como meras herramientas para que
unas naciones se impusieran sobre otras y crearan conflictos donde antes no los
había. Esto provocó que los observadores se retiraran al norte, donde la raza
humana no había dado indicios de que fuera habitarlo por las condiciones
extremas que allí se producían, pero los observadores con su ingenio elevado y
su tecnología avanzada hicieron del norte un lugar habitable para ellos.
Las décadas pasaban y cada una de las razas mantenía su
estado de vida y respetaba al otro, hasta que en el mundo estallo la gran
guerra en la que más de la mitad de la población humana pereció por culpa de un
grupo de naciones que habían hecho causa común para la conquista del globo.
Tras la gran guerra, todos los focos se posaron en los
observadores que hasta el momento se habían mantenido neutrales y seguirían
haciéndolo hasta que los humanos reconocieran que su ayuda era para mejorar la
vida en el planeta y no para dejar un planeta estéril y despoblado.
Esta ideología fue la que dio lugar al movimiento anti
observadores que fue haciéndose cada vez más grande hasta que el mundo entero
se unió a él y decidieron que toda la culpa era de los observadores. Y por ello
en un ataque coordinado desde varios países diferentes dio lugar al exterminio
de los observadores.
Pero mientras los humanos festejaban y rapiñaban la
tecnología que podría servirles no se percataron de que había habido un
superviviente. Ya que como era costumbre en los observadores cada uno
despertaba allá donde se dormía y aunque los propios observadores recogieron a
todos sus dormidos cuando se
trasladaron, se olvidaron de uno que en su última etapa de vigilia se había
olvidado registrar su localización por ser un experto antropólogo que iba de
acá para allá estudiando todo tipo de culturas y civilizaciones.
Y gracias a que sus conocimientos de antropólogo no habían
sido borrados sino más bien comprimidos para que pudieran dejar paso a los
demás, le ayudaron a vagar de nuevo por el mundo como si de un ser humano más
se tratara, ya que por más que los humanos lo intentasen no tendrían en su vida
una máquina que fuera capaz de detectar quien era humano y quién no.
Pero los observadores si tenían una máquina para saber quién
podría despertar como observador y quién no. Pero como todo lo relacionado con
los observadores fue clasificado y encerrado en lo más recóndito del mundo,
Zalam solo se podía valer de la tecnología humana.
Pero la tecnología humana era lo suficientemente avanzada
para que le sirviera y con ello podría recrear muchas de las maquinas que sus
compatriotas habían creado y ahora estaban en el centro de investigación de
Zalam.
La tarea resultaba ardua porque aunque era un experto en
muchos campos el cerebro de un observador era igual que el de un humano y al
igual que el de los humanos, este tenía que descansar para dar lo mejor de si.
Así que los años pasaban y los humanos que se habían hecho
con las tecnologías de los observadores empezaban a comercializarlas para sacar
beneficios, provocando el auge de unas empresas y el declive de la sociedad
humana.
La humanidad empezaba a estar muy escalonada con una barrera
entre clases imposible de alcanzar. Los grandes emporios eran los que
gobernaban las ciudades y las únicas leyes que establecía o quitan eran
aquellas que les beneficiaban.
Así la decadencia de la sociedad llego a tal punto que se
hizo insostenible, y ciertos grupos revolucionarios empezaron a emerger y a
atentar contra las grandes corporaciones que gobernaban en el planeta. Pero
estas organizaciones habían descuidado ciertos aspectos que su seguridad con
respecto a ese tema les habían hecho descuidar.
Las grandes corporaciones empezaron a ser atacadas pero no
donde ellas podrían defenderse, sino en los productos que ponían en el mercado.
La piratería de estos productos había hecho que la industria perdiera mucho
dinero.
Pero tampoco es que se hubieran quedado paradas, ya que
tenían un plan para esto, pero no fue mejor de lo que creían, sino que empeoro
la situación, ya que los boicots a sus productos empezaban a hacer mella y por
las calles empezaron a aparecer aparatos mucho mas modernos y mejores que los
que estas compañías sacaban.
Ante este nuevo hecho las corporaciones pusieron el planeta
patas arriba, pero no sacaron nada en claro, y mientras tanto líneas enteras de
sus productos se descatalogaban de tiendas para dar paso a una nueva y
revolucionaria línea que nadie sabia de donde venia.
Y así fue como el ultimo de los observadores del tiempo se
dio a conocer, y empezó con su particular guerra contra aquellos que eliminaron
a su raza y ayudando a aquello que como el habían sido repudiados y desechados
por el intelecto de seres que se creían superiores pero que a la larga caerían
como sacos rotos.