miércoles, 5 de marzo de 2014

El hermano III.



Ya había pasado por muchas ciudades donde la cofradía de las plumas rojas tenía alguna sede, y en todas ellas como era costumbre desde hacía meses aparecían los cadáveres de aquellos que pertenecían oficialmente y se sabía aunque no hubiera pruebas para detenerlos, o se suponía que pertenecían.

Sus pasos lo habían llevado cada vez más  cerca de la sede central de la cofradía de asesinos, pero por más que intentaba acercarse,  veía que más lejano estaba el asunto. Pero cierto día consiguió llegar a la capital del imperio Gromos, donde estaban asentadas todas las cofradías criminales que se pudieran imaginar bajo el estandarte de cofradías o gremios mercantiles.

La ciudad estaba igual de cómo la había visto por última vez, los mercados y callejuelas más pobres estaban atestado de gente haciendo negocios, mientras que los barrios más elegantes ofrecían a los nobles y cortesanos ese espacio que los separaban de la inmundicia que había pocos metros de allí.

El asesino como gran conocedor de su profesión, sabía que un disfraz de mendigo o de comerciante podía suponer mucha diferencia a la hora de obtener una información u otra, por ello opto por disfrazarse de varios individuos para obtener así un mayor flujo de información.

El resto del día, más la noche y parte del siguiente se pasó recogiendo información, información que le pareció muy sencilla recopilar, y además de comprobar lo serviciales que eran los que se la proporcionaban, y eso sabía que no era normal y más teniendo en cuenta donde estaba.

Ante tales hechos fue con pies de plomo y los siguientes días no dejo verse mucho, y cuando lo hacía cambiaba constantemente de rutas y lugares. Pero sabía en su fuero interno que no tardarían mucho en llamar a cualquiera de sus puertas para convocarle ante el maestre de la cofradía, y ahí seria donde podría darse por muerto, pero no sin antes llevarse por delante a todos los que pudiera con él.

Pero eso todavía tardaría en pasar, por lo que intento ordenar toda la información que había acumulado y sacar algún tipo de patrón o elemento discordante en ella. Para ello recurrió a sus contactos en la ciudad, a los cuales puso sobre aviso de que podrían andar en peligro, cosa que dudaba, porque si no estaban muertos ya, era porque no les interesaban gentes de su calaña, y querían alguna presa más suculenta.

Tras una semana en la capital el momento de la convocatoria llego, como todo este tipo de asuntos, sin previa constancia y a unas horas poco habituales, ¿pero que se esperaba de una organización ilegal que iban a juzgar a uno de sus miembros?

Fue llevado a la cofradía escoltado por un par de agentes veteranos y experimentados. Al recorrer las calles parecían simples comerciantes, y para los que tenían más tiento sabían que se trataba de una reunión importante, y por ello agachaban la mirada a los pies mientras pasaban.

Una vez en la cofradía tras un paseo de cinco minutos, le llevaron ante el maestre. Una vez frente a él, se veía que aquel hombre canoso, curtido y con varias cicatrices representaba a la perfección al asesino-comerciante y como se le conocía en todos lados era un avezado y experto asesino en sus tiempos mozos  en los cuales los grandes dirigentes de mayor o menor medida lo habían  contratado.

Ambos individuos frente a frente mostraban el pasado y el presente de la cofradía, el antiguo asesino maestro y el presente asesino maestro. Lo único que los diferenciaba era su edad y sus métodos, pues el maestre era un excelente envenenador y el joven asesino es un experto degollador además de un experto manipulador de escenarios de crímenes, hasta que fue perseguido, pero como todo siempre hay tiempo para cambiar los métodos, aunque este cambio se debía a que quería que supieran que era el quien había perpetrado aquellos hechos.

-Bien muchacho, por fin estamos cara a cara. Ahora quería preguntarte una cosa, ¿has disfrutado asesinando a todos aquellos que antes se consideraban tus hermanos? – la voz del maestre era profunda y abarcaba toda la sala. –No, solo ejercía mi propia defensa, pues si no acababa con todos aquellos, ellos acabarían conmigo, y por ello no había nada personal en acabar con sus vidas, pero no pasara lo mismo cuando acabemos esta charla. –El maestre permanecía impasible ante las palabras del asesino, pues sabía que no tenía nada que temer.

Pasados unos segundos en los que el maestre parecía reflexionar se acomodó en la silla donde estaba sentado- Y si te dijera que no estás en el lugar indicado ¿creerías mis palabras? – Esto desconcertó al asesino pues a todas luces, y toda la información que había obtenido apuntaban a la cofradía y que todo estaba ordenado por los oficiales de más alto rango.

-¿Y usted qué pensaría en mi situación? –La respuesta con otra pregunta hizo que el maestre se riera.- Tienes razón, sería poco probable que me creyeras, es más yo mismo no me creo todo lo que ha pasado últimamente-.
La situación estaba cambiando de rumbo muy rápido para los planes que había hecho en su mente días antes. – Bueno pero eso es lo de menos, porque no conocías la situación y el ser ignorante no quita el hecho de haber incumplido las leyes de la cofradía, solo es un atenuante.- El maestro de la cofradía miraba con semblante sereno al asesino.

-Pero quiero informarte que todos aquellos que has eliminado estaban conspirando contra la cofradía, y por ello te lo agradecemos pero no podremos quitarte la sentencia de muerte por atacar a hermanos.- El asesino se esperaba tal hecho, así que iba preparado para hacer lo que tenía que hacer, pero en ese mismo momento se paró en seco y su mente empezó a darle señales contradictorias, pues el maestro de cofradía había mencionado mucho más de lo que quería decir.

-Si esa es la sentencia, pues no me queda más que aceptarla pues…. – En ese instante un mago entro en la sala. – Veo que ya estamos preparados-. El maestro de cofradía se levantó y se dirigió hacia el asesino y le susurro algo al oído. –Haz todo lo que te indique, pues de ello dependerá que salgas con la cabeza éntrelos hombros.- El maestro se retiró un poco y cogió una daga para degollar al asesino, pero algo raro se mascaba en el ambiente.

-Bien, pues procedamos con la ejecución.- El maestro de cofradía en un ágil y rápido movimiento degolló al asesino con su mismo método y la sangren mano de la herida sin obstáculo empapando la ropa y creando un gran charco en el suelo.

Tras unos segundos, pues el corte había seccionado las principales arterias y venas del cuello, el asesino cayó desplomado, y cuando todo acabo el maestre mando vaciar la sala para dar el último adiós a su mejor asesino.

-Rápido no hay tiempo Balazar, haz ya el cambio, y tu Krown ven aquí para realizarlo. El asesino que había observado atónito aquel degollamiento tardo unos segundos en reaccionar pues por lo que parecía el mago había lanzado una ilusión sobre otro hombre y lo había hecho parecerse a él, mientras que a él lo había hecho invisible a todos los de la sala.

-Esto te va a doler, pues no es fácil cambiar la cara de un vivo por la de un muerto.- Balazar conjuro los salmos arcanos para hacer el cambio de cara y tras unos minutos de agonía y dolores insufribles Krown había cambiado su cara por la del que ahora yacía inerte, al igual que el que yacía inerte en el suelo poseía su cara, pues el conjuro de ilusionismo se había ya disipado.

-Bien ahora escucha atentamente, a partir de ahora Krown ha muerto para todos salvo para Balazar y para mí, y por ello si alguien pregunta quién era te llamaras Raven y eres un nuevo miembro de cara al público, pero entre nosotros tu misión será la siguiente:
Debes liquidar a todo aquel rebelde cuyo nombre este en esta lista.-

El maestre le dio un papel con una lista de nombres escritos. – No te preocupes por las interferencias pues estas no existirán, y ten cuidado con descubrirte pues entonces ya sí que se me ira todo de las manos y no podré hacer nada más por ti.-

Raven asintió y dio las gracias al maestre de la cofradía por darle una nueva oportunidad de hacer justicia.

-Haré el trabajo que me ha encomendado de la mejor forma que se y seré lo más discreto que pueda.- 

Tras esto Raven se despidió y salió con su nueva identidad para realizar sus funciones, y con ello cambiaría la historia de la cofradía ya que la peor crisis de esta estaba en su punto álgido pero gracias a sus acciones había empezado la remodelación.

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