Y la luz ilumino el
tatuaje de su mano tras haber sido convocada por el idioma arcaico del mundo,
aquel idioma que dominaba la magia elemental del mundo.
Sus enemigos
retrocedían atemorizados ante la visión de un mago, señores del mundo y opresores
del mismo, elegidos de los dioses, que les otorgaron los dones que poseen.
Los niño que poseía el
don para manipular la magia era criado de forma especial. Eran arrancados de
los brazos lactantes de sus madres para instruirlos y ser los señores de la
tierra.
Desde bien pequeños
les enseñaban el idioma arcaico para establecer su potencial y dominio de la
magia. A la década de existencia eran separados según su domino de la magia en
tres niveles, priores, maestros y vindicadores.
Los priores serían los
señores feudales de una tierra, recibirían el diezmo cada luna de los
campesinos y tendrían una vida acomodada y placentera, y si tenían hijos y
estos dominaban la magia serían los herederos directos a no ser que su poder
fuera superior al del padre, que era lo más normal, ya que estos priores se
casaban entre ellos para engendrar vástagos que cuando alcanzaran la edad
suficiente serian maestros.
Los maestros serían
los señores de varias regiones podrían ser nombrados por el consejo o ser los
herederos de dos priores. Tendrían bajo su mando a varios priores que les
ayudarían en la tarea de la tierra y la administración de sus dominios. Su
labor se centra en la diplomacia y defensa de los territorios, porque aunque
magos, también tenían sus disputas con otros maestros que quisieran ampliar su
territorio. Por ello el maestro tendría en los priores a sus generales y a los
vasallos de estos en su ejército.
Y como se supone que
un hijo de un maestro posee el mismo potencial que su padre se podría realizar
compromisos matrimoniales entre dos maestros para que sus vástagos dominaran el
doble de territorio y en el futuro pudieran aspirar a vindicadores.
Y por último los
vindicadores soberanos del mundo por intervención divina, o en este caso porque
eran elegidos por sus poderes. Solo puede haber tres vindicadores en cada
generación que serán los encargados de gobernar el mundo y mediar entre
disputas mayores entre maestros. Su palabra es ley suprema del mundo, y
aquellos que la incumplan serán desecados hasta el fin de los días.
Pero como en todo relato, cuento y leyenda todo esto no
podría haberse conseguido sin la ayuda de los meros mortales. Si aquellos seres
que eran los esclavos por antonomasia del mundo, del cual sin su trabajo no
subsistiría.
Todos podrían pensar que es de lo que va este relato, pero
no al contrario que los relatos donde los mortales se revelan para alcanzar un
estatus social, aquí no pasara nada de eso, sino que serán otros los que se
encarguen de poner las cosas como debieran haber sido desde el momento que se concedió
la magia a los mortales.
Pero que sería de un relato si solo nos limitamos a esto,
así que ya que hemos empezado sigamos donde lo habíamos dejado.
Los días pasaban como
de costumbre, los campesinos se levantaban al alba sembraban sus campos y se
recogían al anochecer, para volver a levantarse al día siguiente.
Pero en cierto lugar
del mundo, más concretamente una granja cercana al condado de Sellysboore,
región norte del priorato de Norman un ser apareció cerca de la granja, en los
bosques viejos de nobles que hacían de frontera natural con el condado de
Norron.
El ser un simple
muchacho desnudo andaba por el linde, hasta que los rayos del sol le dieron en
pleno rosto, haciendo que este se tapara los ojos con la mano para
resguardarse.
El granjero que hacía
poco había perdido junto con su mujer a su hijo, el cual nació con la
enfermedad amarilla, se encontró al muchacho desorientado y confuso. Sus ojos
amarillos y su pelo morando le hacían parecer lo que realmente era un
extranjero en aquella tierra donde el color predominante del pelo era color
rubio y ojos negros como el carbón
Aun así el granjero lo
acogió en su morada y dijo que era su hijo, fruto de una aventura con una prostituta
en sus años jóvenes cuando serbia en el confín del mundo a manos del maestro
Carrad. Además como el muchacho tenía alrededor de un chico de diez años el
prior de Sellysboore no hizo más preguntas y realizo las pruebas para ver si contenía
el don.
Esta dio negativo, así
que se quitó el asunto de encima cuanto antes.
Los años pasaron y el
joven de diez años pronto llego a la edad adulta. Su desarrollo había sido
formidable, ya que el trabajo de granjero le había hecho desarrollar un
escultural cuerpo que con su melena morada y ojos amarillos le hacían el más
atractivo de todo el condado, y las muchachas plebeyas y nobles suspiraban los
vientos por él.
Pero no solo la
belleza se había desarrollado tan bien, sino que la magia empezó a fluir por
todo su cuerpo conforme los días y los años habían ido pasando.
Su padre insistía una
y otra vez que debía ir a ver al prior, pero él no quería, sabía que si la
magia había aparecido de repente, era porque así lo habían querido los dioses y
que su función en este mundo no era darse a conocer ante los magos.
Cuatro años pasaron
desde que la repentina enfermedad de los tubérculos había aparecido en el
granjero. Su hijo cuido de su padre como mejor podía, los magos habían ido a
verlo, pero la enfermedad estaba ya en el punto de no retorno, y solo podían
aislar la granja y a todos los que habitaban en ella.
Sin embargo antes de
su muerte el joven dio a su padre el regalo que más deseaba en el mundo, ver
por última vez a su esposa muerta hacia una década por enfermedad amarilla que
transmitió a su niño también muerto.
Y con esa visión de
ultratumba Roderick murió en paz.
Tras el entierro el
joven huérfano solo podía pensar en cómo seguiría su vida ahora que su padre había
muerto. Por ello se centró más en el trabajo de la granja que con ayuda de su
magia innata lo realizaba tres veces más rápido que lo podría haber hecho un
simple campesino.
Y así hasta que pasaron
cuatro meses desde que se hiciera el cargo en solitario de la granja. Ralf sabía
que por mucho que lo intentara su magia terminaría por delatarle y los priores
o el maestro vendrían en su búsqueda, por eso decidido a que no pasara eso,
tras terminar su labor recogió lo necesario para salir al alba.
Se acostó temprano y a
diferencia de otras noches, esa noche tuvo un sueño. El sueño que tuvo le
mostro quien era y cuál era su misión allí.
Así que a la mañana
siguiente el joven Ralf, dejo paso al hombre que acabaría con la supremacía de
la magia, ya que esa era su misión.
En su viaje hacia la
sede donde se encontraban los tres vindicadores, fue arrasando todo lo que tenía
que ver con magia, priores, maestros y posibles sujetos que podrían tomar la posición
de los desterrados.
Durante más de medio año solo se oía un relato en todas las
tabernas, pueblos, villas y demás lugares donde un bardo o buhonero podía llegar,
el demonio de pelos morados y ojos amarillos.
Las historias eran muy exageradas, pero era de esperar en
aquellos charlatanes y busca famas.
Pero la verdadera historia fue que una vez llego donde
estaba la sede de los tres vindicadores, les dio un ultimátum, y tras
incumplirlo arraso con ellos, y absorbió toda la magia del mundo.
Pero como habéis podido entender esa historia es eso, una
historia y lo que realmente paso que el dios que bajo de los cielos y vivió
como un mortal, estableció el verdadero orden natural que él y sus hermanos habían
querido que los mortales hubieran establecidos.
Y por ello ahora los magos se congregan en sus torres
estudiando la magia y mandando magos a todos los rincones del mundo con el
objetivo de ayudar y dar consejos a la gente honrada y de bien de nuestro
mundo.
Y me diréis ¿qué paso con el dios de cabellos morados y ojos
amarillos?
Simple, sigue vagando por el mundo hasta que su obra se haya
realizado en todos los confines del mundo, porque como sabéis aún quedan
vestigios de la antigua jerarquía de los magos, si los que conocemos como los
nigromantes, que usan la magia a su antojo y hacen cosas sobrenaturales
haciendo que este mundo siga siendo cruel y desgraciado y hasta que el último
de ellos no muera nuestro querido dios llamado Ralf seguirá proporcionando destrucción
a aquellos que no acaten su voluntad ni la de sus hermanos
Así que si sois magos andaros con mucho ojo, y no enfurezcáis
nuestros dioses porque si no serás arrasado con solo una mirada.