sábado, 6 de julio de 2013

Las puertas de la muerte



El entrechocar de la piedra con la piedra produjo un sordo y estruendoso ruido mientras las puertas de piedra maciza selladas mediante la magia se abrían lentamente dejando que lo que antaño fue una ciudad prospera y erudita ahora se viera en la más profunda oscuridad.

Los rayos del sol poniente luchaban con la oscuridad mientras las puertas se abrían. Dentro no se podía ver mucho, la oscuridad que había sumergido la ciudad era insondable, ni con antorchas dejaba ver más allá de un palmo de terreno.

Las dos puertas de roca maciza se habían abierto tras unos minutos de espera, una de las tres figuras que esperaban a tal hecho invoco un haz de luz para poder ver a través de aquella oscuridad que se notaba que era producto de algo fuera de ese plano de existencia.

Las tres figuras avanzaban cautelosamente por el corredor solo pudiendo ver tres o cuatro palmos, que era lo que la el haz de luz iluminaba. Tras haber avanzado ya un buen trecho el aire y la oscuridad parecían inherentes al lugar, el aire seguía estancando con ese olor a tierra y humedad, mientras que la oscuridad no daba ningún ápice de menguar.

Los minutos se convirtieron en horas y el camino obligaba a descansar y después de la segunda parada, decidieron acampar donde estaban ya que aunque no tenían una noción del tiempo propiamente dicha, sí que podían sentir que sus cuerpos ya fatigados necesitaban de descanso para poder continuar con la marchar.

Tres horas después una brisa les llego a los tres mientras caminaban, por fin se había producido un cambio en aquel escenario. Todos anduvieron con más alegría y rapidez, hasta llegar a la salida de aquel túnel.

Los antiguos habitantes se habían esmerando por que los atacantes se desesperaran en la más absoluta oscuridad y que fueran atacados desde cualquier lugar sin saber de dónde.

Tras pasar la puerta que daba a la ciudadela los tres individuos vieron sobre sus cabezas el cielo estrellado, y enfrente suyo una planicie de unos tres o cuatro kilómetros antes de llegar a una ciudad atacada por los vegetales que se habían adueñado del lugar desde que se abandonó.

La ciudad había sido construida dentro de un volcán que ya no erupcionaria por medios naturales, su magma había sido “absorbido” por los magos de antaño para proporcionar la energía y materiales necesarios para que aquella gran urbe pudiera alzarse como lo hizo.

Tras llegar  a la entrada de la muralla exterior, apartaron unas cuantas enredaderas que obstruían el mecanismo de la puerta así como las bisagras de la misma. Las puertas se abrieron con un ruido sobrecogedor.

Los tres compañeros avanzaron por las desiertas calles, hasta que de repente una campa sonó en toda la ciudad. Las calles antes desiertas ahora estaban abarrotadas de gente translucida.

Cada uno iba a sus asuntos, entonces fue cuando los tres aventureros se dieron cuenta de que aquello era simplemente un recuerdo que la ciudad les estaba enseñando. Una época en la que la ciudad bullía con gran entusiasmo.

Los tres siguieron avanzando maravillándose de lo que veían hasta que llegaron a uno de los tres edificios que tenían que llegar. Los cuerpos etéreos de repente se disiparon en el aire como la niebla que se levanta.

Todo estaba en calma, seguían avanzando con cautela, aquella ciudad estaba abandonada hacia siglos, o eso era lo que contaban las leyendas, pero como todo, nunca se puede hacer caso a los rumores y leyendas en aquel mundo plagado por seres y criaturas que no tenían nada de natural.

Los tres individuos se pararon en seco al ver una sombra que emergía del edificio. Oscura y portando una espada cuyo tamaño era el doble del tamaño del portador, avanzo lentamente hasta que se paró a diez pasos exactos de los visitantes.

No sois bienvenidos a mis dominós –La voz metálica y estridente inundo todo el recinto haciendo que su sonido fuera el precedente al sonido del abrir de puertas-.

Y por ello ahora me perteneceréis – Y con una estocada ágil y rápida secciono la cabeza del mago que había en el grupo.

Sin tiempo de reacción el guerrero y la mujer tomaron un paso atrás y desenvainaron, pero era demasiado tarde estaban rodeados por miles de seres iguales que el que tenían en frente.

La lucha no duro mucho y al igual que el mago los cuerpos de los dos guerreros permanecían inmóviles delante del ser de ultratumba que reía estrepitosamente al saber que tres nuevos camaradas se habían unido a su ejército de oscuridad.

Y la ciudad y el túnel volvieron al estado en que los encontraron los tres visitantes pero con tres nuevos moradores en ella. Olvidados y silenciosos hasta que otros osaran poner sus pies en los dominios del oscuro titan.

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