En una época en la que humanos, dioses y demonios convivan
en el mundo, las guerras, el hambre y la desolación reinaban por todos lados.
Solo unos pocos siervos de los dioses y los demonios vivían plácidamente, ya
que eran los elegidos. Pero no todo en aquella época era maldad y bondad, oscuridad y luz, odio y amor, también había
lugar para los que se hacían así mismos y para los que aún tenían esperanzas de
salir de aquella vida.
Estos eran los que realmente vivían en armonía con todo lo
que les rodeaba hasta que les desposeyeron de sus tierras, vidas, y familia,
pero aunque los desposeían de todo, se
olvidaron de un elemento importante, un elemento que les pondrían al mismo
nivel que dioses, demonios y elegidos de ambos bandos.
Pero para llegar a ese nivel tuvieron que sufrir, pasar
hambre, vagar y llegar casi a la extinción, y aun así su orgullo y determinación les hacían
diferentes a todo el mundo. Los humanos los temían, los dioses se reían y los
demonios se los comían ya que eran los seres más deliciosos y temidos de todos.
Ellos en silencio y poco a poco como las hormigas
recordaban, enseñaban y almacenaban todo el conocimiento que tenían del mundo,
de los dioses, de los humanos y de los demonios.
Crearon la mayor biblioteca subterránea de la historia,
todos los volúmenes estaban ordenados según su fecha de finalización y su
contenido.
Pero aunque tenían todo ese conocimiento seguían siendo los
parias, los desposeídos y el manjar de demonios, ya que no sabían cómo usar
dicho conocimiento.
Solo hubo uno que fue capaz de utilizar solo un poco de ese
conocimiento y fue la época en la que dioses y demonios empezaron a mirar a
aquellos humanos con cierto recelo y precaución, haciéndoles llegar casi a la
extinción.
Pero aun así, ellos seguían, y cada vez aprendían a cómo
usar ese conocimiento almacenado en su biblioteca, haciéndose más respetados
por todos, creando verdaderos desastres entre los dioses y los demonios.
Aunque con todo ese potencial seguían siendo débiles comparados con los
dioses y los demonios. Pero eso no duraría siempre, porque los viisas por fin
llegarían a su tal ansiado lugar que los pondría en su sitio a no tardar mucho.
No habían llegado el ultimo día del año cunado una viisas
dio a luz a un bebe varón sano y fuerte. Este bebe pronto destacaría entre los
viisas llegando a la temprana edad de 10 años a usar el perfectamente el poco
conocimiento que sus maestros le habían inculcado desde los cinco años.
Con quince años era el único viisas que sabía utilizar más
de la mitad del conocimiento que albergaba la biblioteca llegando al rango de
Suuri, al cual solo habían llegado en la historia de los viisas tres personas
antes que él, y con el cuádruple de edad que él.
Sus conocimientos hicieron que los viisas pronto se
erigieran como la principal amenaza de los demonios y los dioses, los cuales poco
a poco iban siendo erradicados del mundo gracias a los inventos y conjuros que el Suuri había conseguido hacer con el
conocimiento de la biblioteca.
Y con 25 años se convirtió en el viisas más joven en llegar
a käsilainen, ostentando así el control y liderazgo de los viisas.
Ante tal hecho el nombre Keltski que su madre le puso,
empezó a ser sinónimo de cazador de estrellas, porque así es como se consideraban
los dioses y los demonios para los humanos, estrellas lejanas con un terrible
poder.
Los humanos ante tal hecho, empezaron a tratar con
reverencia a los viisas y uniéndose a ellos progresivamente empezaron a sentir
que serían capaces de librarse de dioses y demonios, los cuales hacían de ellos
sus mascotas, juguetes y alimento.
Cuando Keltski llego a la edad de cuarenta años, solo
quedaban dos clanes de demonios sobre la tierra, y una familia de dioses. Los
inventos de Keltski junto con la ayuda de más del ochenta por ciento de la
población, habían logrado lo que hacía miles de años no se imaginaba si quiera,
que los humanos fueran los que mandaran por una vez sobre sus vidas.
Los dioses ante la perspectiva de su extinción, se reunieron
con Keltski el cual ya había pasado su legado a sus dos hijos y su hija, y al
resto de viisas que habían nacido con la
capacidad que el mismo tenia para protegerlos y también a los humanos con el
conocimientos de la gran biblioteca.
Los dioses y Keltski acordaron firma la paz, ellos solo
observarían como los humanos dirigían sus vidas y solo en casos excepcionales
podrían participar en la vida de estos para ayudarlos a seguir el camino
correcto, antes de que llegaran a la extinción. Y por otro que los humanos que
así lo quisieran serian libres de adorarlos y reverenciarlos por libre
disposición sin obligación externa por parte de los dioses.
Ambas partes aceptaron las condiciones y desde ese momento
la humanidad prospero considerablemente creando una civilización casi utópica
en la que convivía raciocinio y teología por igual, sin que una suplantase a la
otra, haciendo que los dioses llegaran a poseer más poder que antaño, y los
humanos más libertad y ayudad por parte de estos.
Este mismo pacto se les fue ofrecido a los dos clanes que
quedaban de demonios, los cuales rechazaron tal oferta ya que eran demasiado
orgullosos y arrogantes para aceptarlo, pero aun sin aceptar el pacto, no se
entrometieron en la vida de los humanos durante siglos.
Ante tales perspectivas la humanidad progresaba y mejoraba,
de vez en cuando había alguna guerra por aquí y por allí, y por eso casi con la
muerte respirándole en la nuca, Keltski puso en marcha su última acción y creo a
los cazadores de estrellas, cuya función sería la de proporcionar en la medida
que les fuera posible la paz entre humanos y la primera línea de defensa de
estos en caso de que los demonios decidieran atacar.
Una vez instaurada fue cuando Keltski,el único käsilainen
que había estado más de setenta años liderando a los viisas, falleció. Los
humanos realizaron el mayor evento que hasta la fecha se había llevado a cabo
para despedirse de su salvador y guía, incluso los dioses bajaron a la tierra
para rendir homenaje aquel humano que había conseguido tanto para ambas razas.
Los festejos duraron siete días y Keltski fue enterrado
junto con sus padres y su esposa en un lugar especial en el cual fue construido
un monumento que representaría la esperanza para la humanidad.
Y así fue como los siglos fueron pasando y la humanidad más
unida que nunca y más evolucionada y cercana a los dioses estaba cuando los
demonios hicieron acto de presencia.
Y como Keltskin había predicho los cazadores de estrellas
fueron los que se enfrentaron a ellos sin ayuda de los dioses, solo con sus
propias manos, erradicando a aquella
raza inmunda que no había querido aceptar a la gratitud y generosidad de Keltski
como habían hecho los dioses.
Y esta es la historia de cómo el käsilainen más joven, y el
primer cazador de estrellas vivió y dejo vivir, dando esperezan y dejando un
legado que aún se recuerda ya que la humanidad aunque ha transcendido al
estatus de dioses, no han olvidado quien fue el quien les puso en camino para
llegar a donde estaban y por eso cada año los humanos y dioses deciden un mes
en el que se honra a al käsilainen Keltskin para recordar a la humanidad que
hubo una época que estaban a merced de otros, y que aun así su orgullo y
perseverancia habían logrado ponerse a la par con los dioses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario