lunes, 22 de abril de 2013

Los cazadores de dioses



Una vida consagrada a la servidumbre de los dioses habían hecho el sacro sacerdote lo que era ahora, pero eso no le apartaba del mundano plano mortal ni de las leyes que este plano daban a los hombres y mujeres.

Su vida consagrada al estudio, la oración y paz, habían llegado casi a los últimos días, y como cualquier caballero que empuñara una espada, martillo o hacha el también sucumbiría a los dominós del oscuro.

El mundo se regía por dos corrientes fundamentales la divinidad y la mortalidad. En el mundo había dos tipos de seres los mortales y los divinos. Los mortales estaban destinados a servir tanto a dioses como a divinos, los divinos inmortales, solo servían a sus propios deseos y perversiones.

Los dioses pusieron en el mundo a sus hijos, aquellos que nacieron y que serían algún día cuando la eternidad lo demande los sucesores de sus padres. Pero esto provoco que las nuevas razas que poblaran la tierra fueran los sacrificios humanos que los hijos de los dioses se cobraban por haber sido desterrados del hogar utópico de sus padres.

Los dioses que habían puesto a estas razas no movieron ni un dedo por ellas, ya que no podían ir contra aquellos que eran de su sangre y carne, así que durante siglos vieron como sus descendientes hacían lo que les daba la gana sin ningún pudor, ni temor.

Aquella época en la que los inmortales eran los amos y señores del mundo también trajo buenas cosas, las ciudades y la civilización, que aunque fueran unos desalmados, al igual que a sus padres los dioses les gustaba el orden y aunque las razas inferiores eran su diversión algunos de estos inmortales les daban los modales, conocimientos y costumbres para divertirlos.

Pero en ese mismo momento cuando los inmortales daban unas migajas a sus súbditos, estos al ser creados por los dioses eran impredecibles, aprendían rápido, y en silencio, y la primera orden clandestina anti inmortales empezó a ver el alba.

Pero aun así los inmortales seguían con su domino abrumador y autoritario sobe el mundo, mientras las arenas del tiempo caían lentamente dando paso a días, meses años y siglos.

Los humanos que era la raza más osada y a la vez mas mimada, empezó con los preparativos para la caza y exterminio de los inmortales. Estos les habían dado las herramientas, el conocimiento y la sabiduría que harían ahora después de un milenio que los inmortales cayeran por su propio peso.

Los humanos eran la raza predilecta de los inmortales, eran muy semejantes en cuando a aspecto, su corta vida los hacia fácilmente reemplazables y sus ansias de conocer, y de sumisión a los inmortales les hacia la vida mucho más fácil que con los enanos y los gnomos que por lo general Vivian tres o cuatro veces más que un humano.

Por ello los humanos en su intento por liberar al mundo de los inmortales y desterrarlos crearon la primera iglesia dedicada a los padres de los inmortales. Estos no lo vieron con buenos ojos al principio, pero tras ser convencidos por los humanos que esos templos  seguirían hay por milenios que cuando ellos ascendieran como dioses para sustituir a sus padres serían sus templos. Por lo que estos accedieron dando todo lo necesario para que estos templos fueran lugar de culto y armonía de todas las razas que poblaban la tierra, así por un lado mantenían a esas razas ocupadas dándoles algo en lo que entretenerse y adulaban a sus padres haciéndoles ver que no todo lo que hacían era en pos de su beneficio.

Pero eso fue la perdición de los inmortales, el permitir que se crearan dichas templos, en ese mismo momento los dioses otorgaron su gracia a aquellos seres que les profesaban devoción.

Les otorgaron el don de la magia elemental, la magia más primigenia que había en mundo. Pero aun así los humanos, enanos y gnomos no sabían que hacer con ella, por eso paso otro par de siglos hasta que estuvieron preparados.

La sociedad que hacia milenio y medio que había sido creada fue la sociedad que ahora era la líder de los templos, la que reunía a todos aquellos con unas aptitudes en el control de la magia sin parangón, y entonces el que posteriormente seria conocido como el cazador divino apareció para liderar a todos los magos. 

Desde el año 1500 de la llegada de inmortales la sociedad de los caza dioses se dio a conocer desterrando al primer inmortal de la tierra durante un milenio.

Tras este hecho los inmortales recrudecieron sus métodos, sus atrocidades y sus perversiones, para dar caza a los que se denominaban los cazadores de  dioses. 

Pero sus intentos eran frustrados un por uno, les habían dado todo, les habían enseñado todos, les habían mostrado sus intimidades más oscuras, y los humanos, gnomos y enanos, supieron aprovechar este hecho particular de forma simple, directa y espectacular.

EL momento cumbre llego medio siglo después del primer destierro, los inmortales fueron despareciendo uno por un de la tierra y ya solo quedaban cinco de ellos.

Los más poderosos, los hijos directos de los cinco dioses principales que gobernaban el firmamento, eran los que la eternidad reclamaría como el dios del fuego, el del aire, el del viento, el agua y el más oscuro y tenebroso de los cinco el de la nada.

Pero como el destino, sino o como quiera llamarse era sabio y equilibraba las cosas porque no podía haber luz sin oscuridad, ni agua sin fuego, ni viento sin tierra, dio a conocer a los cinco cazadores dioses más fuertes de todos, los cinco eran los que combatirían junto con los demás para desterrar a los inmortales.

Ante este hecho que los inmortales vieron, nadie espero lo que paso, fue un acto de cobardía o de inteligencia, nadie lo consiguió descubrir, pero los cinco inmortales se auto desterraron durante un milenio.

Un milenio en el que el mundo se sintió en paz, los humanos enanos y gnomos progresaron y todo era casi una utopía.

Y mil años después el sacro sacerdote, elegido por los dioses tras tres pruebas, vio el destino del mundo en tres hechos significativos. 

Todo dio comienzo con el primer hecho la muerte del sacro sacerdote. Pero lo que la visión no le dijo era el tiempo que transcurriría entre los tres hechos, esta arbitrariedad era la clave para que los humanos enanos y gnomos pudieran proteger sus vidas y su mundo.

Pero entonces ¿Por qué los Dioses no hacían nada? Esa era la pregunta que debían contestarse ellos mismos porque los Dioses como hacía dos mil años no podían intervenir de forma directa en los hechos que ocurrían en el mundo.

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