En
la recepción se podía ver a varios personajes, cada uno más variopinto que
otro. Los dos se dirigieron hacia el mostrador del recibidor donde
supuestamente tendría que haber algún empleado cosa que no pasaba en ese
momento.
Tocaron
tres o cuatro veces la campanilla por si estaba cerca realizando alguna tarea,
y así fue, antes de que Mark volviera a pulsar la campanilla apareció un hombre
que rondaba los sesenta años, con entradas, canoso, y regordete.
El
hombre realizaba varias tareas pues era el recepcionista, el conserje, el
botones, y no era el servicio de habitaciones porque tenía empleado a un par de
ilegales a los cuales explotaba.
Cuando
llegaron ambos al mostrador preguntaron por la habitación del señor Raskutt,
pero el recepcionista les ignoró porque no los había oído debido a que estaba
ya medio sordo por la edad o les ignoraba adrede para que no le interrumpieran
el programa que estaba viendo en la tele.
En
un segundo intento lograron que les prestará atención y después de una breve
charla el recepcionista a regañadientes los acompaño.
Una
vez en movimiento por los pasillos medio en ruinas, y desconchados en las
paredes que, lo único que allí no había era higiene, parece que estaba
desterrada del lugar.
Se
detuvieron frente a la puerta con el número
205 y con un seco, -aquí es-, el recepcionista los dejo y marcho a su sitio detrás
del mostrador de recepción.
Llamarón
a la puerta y les abrió una joven de mediana edad, cabellos negros, ojos
castaños, esbelta, resumiendo, que estaba de muy buen ver y era tan atractiva como
Amy.
Una
vez dentro de la habitación y a pesar de tener la pinta de todo el hotel,
estaba bastante limpia y ordenada. En ella se podía distinguir poco mobiliario,
o como algunos decían, había lo justo para una habitación de un hotel de
aquellas características.
Los
tres pasarón a una pequeña mesa donde ya los esperaba el señor Raskutt, el cual
estaba sentado en una silla y había otra a la derecha del anciano. La mesa
estaba junto a la cama para que así los cuatro se pudieran sentar.
-Bien
veo que se ha decido señor Fulder y su compañera ¿es?- Miro a Amy -O sí que me
he decido, es la señorita Amelia Elisabeth Daugh, es mi compañera en este
trabajo-.
-Y
esta señorita ¿es su asistente? -El señor Raskutt asintió con la cabeza ante la
pregunta de Mark. -Bien pues comencemos con la reunión-. Propuso Mark que ya se
le veía algo impaciente.
-Antes
de nada decirle que los honorarios serán ingresados en este número de cuenta-.
Le paso un trozo de papel con el número de cuenta. –Los pagos serán semanales,
y en ellos están incluidos todos los gastos. Espero que sean adecuados a lo que
ustedes están buscando-.
-Por
supuesto, incluso creo que esperaba un poco más de lo que nos dijo. – Raskutt
soltó una carcajada.- Bueno vayamos al asunto. Tendrá una foto del libro, o un
titulo o algo para ir empezando a buscar. – Raskutt asintió afirmativamente- Tengo
ambas cosas-. Le hizo un ademán a la joven asistente que se levanto de la mesa
y fue a buscar un pequeño portafolios que estaba en una de las dos mesillas que
había en la habitación.
Una
vez con el portafolios en la mano regreso a su lugar en la mesa y le paso este
a Raskutt, el cual saco de el la foto del libro más un par de hojas que
describían un poco el libro.
-Bien,
pues yo creo que estando todos de acuerdo, y con esta información podremos
empezar a buscar su libro señor Raskutt, así que no le voy a hacer peder más
tiempo. Dentro de unos días le llamaré para irle informando de cómo va la
búsqueda ¿le parece?- Raskutt asintió -Como guste señor Fulder, eso sí, la
única condición que le pongo es la siguiente, quiero estar informado en todo
momento sobre su paradero. ¿Es mucho problema?-
-Claro
que no es problema, es más cada semana le enviare un dossier de donde me
encuentro, mas el estado de la investigación-.
-Bueno
pues entonces señor Fulder usted y yo acabamos de contraer un contrato para
buscar el libro que se le requiere-.
-Perfecto,
pues si eso es todo, nosotros nos vamos que mañana empezaremos a buscar-.
Los
cuatro se levantaron de la mesa, se despidieron y el señor Raskkut les acompaño
a la puerta, esperando a que Mark y Amy
se fueran para cerrar la puerta.
Al
día siguiente y como era costumbre cuando Mark adquiría algún nuevo trabajo, se
levantaba pronto y llama a sus contactos.
Después
desayuno un buen desayuno continental en la cafetería que había en la esquina debajo
de su casa, y a continuación se fue a buscar a Amy para empezar las visitas que
tendrían en ese día.
Las
primeras visitas no arrojaron mucha luz en la búsqueda pues nadie había oído
hablar de un libro de dos milenios de antigüedad. Y tampoco sobre ningún
coleccionista que hubiera adquirido libros de tal antigüedad.
Pero
su última cita a las cinco de la tarde le dio un rastro que seguir, pues Peter
un antiguo caza libros que ahora regentaba una pequeña librería de segunda mano
estaba al tanto de todo los trapicheos que podía sobre libros antiguos.
-¿Qué
al va el negocio Peter? – Mark pregunto mientras se acercaba al mostrador seguido
por Amy – Tirando, sabes que en esta era en donde lo digital está a la orden
del día pocos compran libros en papel.- Peter se veía algo apesadumbrado.
-No
te preocupes siempre sabes que hay gente aún muy sibarita con respecto a los
libros y seguro que tienes una clientela fija, sino no estarías aun abierto
¿no? –Peter sonrió, pues siempre la visita de Mark le animaba el día, pues tenía
información que siempre le venía bien a Mark.
-Bueno
¿qué te trae por aquí Mark? – Pregunto Peter. -Un trabajo que está relacionado
con tu campo-, miro divertido a Peter que se le veía con un brillito de ansia
en su mirada.
-Me
han contratado para localizar un libro robado hace unos días de una exposición,
no habrás oído nada por ahí ¿verdad? –Mark espero unos segundos hasta que Peter
se sentó en la silla que tenía detrás del mostrador. Mientras tanto Amy daba
vueltas por el pequeño local mirando los libros de las estanterías.
-Hace
un par de días oí a un cliente decir que un coleccionista privado había
adquirido un ejemplar un tanto peculiar, que lo leyó en un foro de internet en
el que los rumores y la información corre como el agua-.
Mark
que empezaba a ver por dónde iban los derroteros, intento indagar un poco más en el tema del
cliente – ¿Ese cliente tuyo es asiduo?- Peter asintió- Pero no de los
regulares, es decir que compra libros pero cada dos o tres meses, y hace unos
días vino a su cita habitual.-
Mark
empezaba a ver el asunto claro, ese tío era el típico informador que tenía
Peter y hasta cierto punto era de confianza, pues Peter tenía una red extensa
de informadores y por ello acudía mucho a él, pues todas las veces que obtuvo
información de Peter le había llevado a encontrar cualquier cosa, pues esa red
por más que había intentado Mark acceder a ella de manera externa a Peter nunca
había logrado dar con ella, por lo que sospechaba que o Peter era el jefe y le temían
mucho o Peter solo era otro mero eslabón.
Amy
que llevaba en la mano tres libros todos de primeras ediciones publicados entre
los años 1950 y 1959 se acercó al mostrador.
Interesantes
libros que posees aquí – comento Amy interrumpiendo a los dos.- Me voy a llevar
estos tres libros si no es molestia-. Peter asintió complacido pues eran
ejemplares que le dejarían una buena tajada. Amy saco el dinero y pago los
libros mientras observaba a Peter.
-¿Te
puedo hacer una pregunta? – Peter asintió al instante lo que alegro a Amy.
-¿Quiénes
pueden permitirse un libro de dos mil años de antigüedad?- Tanto a Mark como a
Peter la pregunta les dejo anonadados pues era una pregunta directa y sin
ambages, cosa que ninguno de los dos había hecho por el simple hecho de no
revelar más información de la necesaria.
Pero
aun así Peter tras recomponerse y dirigirle una mirada de precaución a Amy le
pregunto - ¿dos mil años? Es decir ¿un libro de la edad media que fue escrito
alrededor del año mil? – Amy asintió mientras Mark intento balbucear algo a lo
que Amy rápidamente corto.
-Solo
tres individuos pueden permitirse tal lujo y todos ellos están respaldados por
sus grandes corporaciones. – Peter ya no dijo más, pues todo el mundo sabía que
había siete grandes corporaciones que dominaban en las sombras y solo tres de
ellas eran las más fuertes de todas.
-Mark,
dale un presente a nuestro amigo Peter y vayámonos que tenemos trabajo- Mark
asintió pero antes pregunto a Peter,- tienes eso que te pedí hace un par de
meses – Peter que se había olvidado de ello asintió rápidamente y lo saco. Era
un libro del año 2015 de ciencia ficción
de la época que relataba como una raza alienígena intento someter a toda la
galaxia pero una alianza espacial lo impidió.
Mark
pago el libro con un suplemento extra por la información, lo que supuso que ese
día la caja de Peter tuviera un extra muy sustancioso que dejaría al resto del
mes como simple calderilla.
Tras
salir de la tienda y dirigirse de nuevo al apartamento de Mark este recrimino a
Amy su acción.- Estás loca, porque has hecho eso, ahora todo el mundo sabrá que
buscamos un libro de dos milenios de antigüedad.- Amy que andaba indiferente a
la actitud de Mark ni siquiera se molestó en defenderse.
-Escúchame
pánfilo, si la gente sabe que buscamos un libro de dos milenios de antigüedad
pondrá sobre aviso al que lo tiene, y eso provocara que para que no metamos las
narices donde no nos llamen nos den un aviso, y eso nos dará la ventaja de que
tendrán que descubrirse y nuestra búsqueda será mucho más fácil y corta-.
Mark
miro a Amy con un brillo en los ojos de asombro, mezclado con escepticismo y de
ansiedad pues sabía que las corporaciones a las que se había referido Peter
tenían a sus espaldas varios cientos de asesinatos que nunca habían sido
relaciones con ellas de forma legal, pero todo el mundo sabía que habían sido
ellos, pues eran los únicos que podían permitirse contratar asesinos a sueldo
que hicieran un trabajo tan limpio.
-Bueno
espero que tu boquita de seda no nos meta en un problema del que solo saldremos
con un par de balas en el pecho- Amy sonrió pícaramente sabedora de que siempre
ganaba contra Mark. – Bueno vayamos a descansar ha sido un día duro y quiero
ver estos libros que he comprado.
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