jueves, 17 de abril de 2014

Las Runas IV



-Galadrais, si te mande allí es porque como bien has dicho algún día serás el mago más grande y poderoso que haya existido en la tierra. Desde que viniste me entusiasmo ver como un joven de tu edad comprendía un arte que a mí me costó diez años de mi vida de adulto. Pero mi intención no era que te encontraras con su divina gracia, sino que aprendieras los secretos de aquellas ruinas ya que según estaba estipulado en los escritos aquel lugar fue el inicio de la magia rúnica, en ningún momento sabía que allí estaba descansado su divina gracia hoy presente aquí.- Promos tomo aire para continuar – También quería que al ver aquella enorme cantidad de runas te sintieras más humilde y modesto, cosa que veo que no pasara aunque tenga tres vidas y en las tres vidas te enseñe, así que solo puedo decir que si su divina gracia te considera digno de haber hecho el pacto contigo, yo no tengo nada que objetar, y mi misión para contigo ha terminado-.

Los tres ancianos asintieron complacidos ante la exhibición verbal de Promos el cual se relajó en su sitio y dejo que otros hablaran. Pero fue Mur la que se adelantó quitando la palabra a Camnos – Sabias palabras maestro Promos, pero si he de serle sincera creo que Galadrais no necesita esa humildad que usted dice, creo que es más humilde de lo que piensa y para que Galadrais se convierta en el mago que ha vaticinado lo que tiene que explotar es su sentido de la identidad y no otros sentidos, porque cuando él sepa realmente quien es y a que puede aspirar ese poder que aún permanece latente en él explotara y cuando eso suceda como bien ha dicho yo estaré allí para guiarlo como guie a otros magos rúnicos desde el inicio de los tiempos. Y ahora centrémonos en el presente y dejemos que el futuro.-

Los cuatro ancianos que ahora estaban cautivados por la diosa, asintieron y Camnos que había sido desplazado por la diosa comenzó su diatriba sobre lo que le esperaba a Galadrais. – Galadrais, ¿conoces el torneo de las diez verdades? – Galadrais que ante las alabanzas de Mur y de Promos le habían hinchado el orgullo, asintió. – Bien pues ahora mismo eres el tercer miembro que participara en dicho torneo, ya que como está estipulado solo cinco personas pueden participar y cada una de ellas debe pertenecer a una de las cinco grandes escuelas de magia establecidas en cada uno de los cinco continentes que componen el mundo.

Esto sorprendió a Galadrais que empezó a interesarse cada vez más, pues por lo que parecía ya no había vuelta a atrás y tendría que participar queriendo o no queriendo en dicho torneo. Por lo que su actitud cambio dando a Camnos la seña necesaria para que continuara. – Este torneo consta de diez pruebas, y cada participante debe enfrentarse a cada prueba junto con uno de los cinco dioses que gobiernan el mundo que como sabrás son:

Mur levanto la mano y sonriendo como una niña excitada hablo  – Yo soy una de ellos- Camnos asintió y dejo paso a Grath que era el representante de la escuela alquímica – Así es, su divina gracia es uno de ellos, los otros serian Lod, Maleth, Cild y Kram, y que se sepa, los dioses de la vida y el equilibrio ya han hecho el mismo pacto que habéis hecho tú y su divina gracia. Las pruebas son distintas cada vez, por lo que es imposible preparar a los aspirantes a ellas y así también se establece el principio de equidad donde todos los aspirantes llegan con las mismas posibilidades y conocimientos para alzarse con el torneo.

Mur y Galadrais miraban interesante e intensivamente a los maestros que se iban pasando la explicación de unos a otros, y ahora le tocaba el turno al maestro de la escuela adivinación Jalos.

-Como el resto de maestros, este torneo se celebra desde que la tierra era aún joven, y siempre han decidido el trascurrir de la eras según que dios junto con el que hizo el pacto obtuvieran el triunfo. Pero si he de seros sinceros este torneo puede ser muy beneficioso para todos o crear tal caos como el que jamás se haya visto, ya que si nos remitimos a las anteriores disputas se pude ver que hubo tres épocas que marcaron el devenir del mundo, dos de ellas fueron épocas convulsas llenas de guerras y caos, y la otra fue una época de esplendor y sabiduría. Pero no os voy a decir a quienes pertenecieron por el simple hecho de que se nos prohíbe revelar dicha información para evitar que los participantes estén condicionados y no se desequilibre el torneo por haber hecho un pacto con un dios que no fuera lo que esperaban.

Mur que si sabía a lo que se refería Jalos, asintió levemente con la cabeza a este último en señal de agradecimiento y respeto. –Entonces que yo me aclare, me estáis diciendo que tengo que participar en un torneo que consta de diez pruebas, que no se saben de qué van, y encima que según quien gane en ese torneo el destino del mundo puede seguir como esta o provocar un cambio dramático. – Los cuatro maestros asintieron al unísono – y es mas no me podéis decir quiénes fueron los ganadores, y que no voy a saberlo, de las tres épocas que cambiaron el devenir del mundo para no violar el estatus de equidad y que no esté influenciado por ello y ponga todos mis esfuerzos en el torneo.-

Los maestros volvieron a asentir complacidos porque Galadrais había cogido todo a la primera. Pero algo les hizo enfurecerse y montar en cólera – Pues si les digo la verdad señores míos, habéis elegido al menos indicado, yo  paso de vuestras cosas, y no participare en el torneo, así que buscaros a otro- El tono de autosuficiencia y prepotencia de Galadrais hizo que los maestros saltaran chispas por la boca y que Mur se pusiera un tanto tensa.

Mur que veía que se iba a organizar un líos de lo más divertidos se resistió a entrometerse en el asunto, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo ya que aquello que Galadrais había mencionado la afectaba, porque si aquel con quien había hecho el pacto no participaba, ella volvería a estar encerrada en aquella iglesia por otros tantos siglos desterrada y sin poder volver a encarnarse hasta que alguien volviera a tirar de la cadena que la mantendría atada a aquel lugar.
Por lo que Mur hizo un ademan a los maestros para que se calmaran, y se acercó a ellos con una aire de confianza y disposición a hacer entrar en razón a Galadrais. – Bien, pues ya que tenemos a un jovenzuelo inexperto que no da la talla, ¿quién de vosotros querrá hacer el pacto conmigo para que podamos hacer lo que está escrito?-  Mur hizo un guiño a Promos, el cual comprendió la estratagema de la diosa. – Yo me ofrezco divina gracia, estoy dispuesto a realizar el pacto contigo aquí y ahora mismo- Mur asintió- Pues decidido, el problema va a estar en que ya tengo a alguien con quien hice el pacto y este pacto es efectivo hasta que acaba el torneo o la parte mortal muere.-

Galadrais abrió los ojos desmesuradamente mientras asimilaba lo que había dicho la diosa- No hay problema su divina gracia, sabemos cómo resolver el asunto – convino Jalos con una sonrisa siniestra que estaba reproducida en los demás maestros de la escuela. Así que todos se levantaron y se pusieron delante de la mesa de donde estaban sentados y se pusieron mirando a Galadrais.

-Bueno pues contra antes terminemos antes haremos el pacto – dijo concisa Mur, a lo que los maestros asintieron. Por su parte Galadrais estaba en estado de pánico, porque veía que aquellos energúmenos iban a matarle y no les remordía la conciencia lo que iban a hacer.

-Vale, vale, si queréis que muera al menos darme la oportunidad de morir dignamente- Así que se levantó de la silla y con una pose altiva se enfrentó a su muerte, pero los maestros no sabían que siempre estaba preparado para cualquier eventualidad.- Y ahora si me dejáis decir mis últimas palabras os lo agradecería. – Los maestros asintieron y Mur divertida miraba a Galadrais.
-Bien pues solo puedo decir que habéis sido los peores maestros que he tenido en la vida – y mientras hablaba con su mano izquierda realizaba el movimiento necesario para crear una runa que lanzaría sobre Promos.

-Así que como el maestro Promos ha sido mi maestro desde que entere aquí le quiero dar mi último agradecimiento – levanto la mano izquierda y su índice arrastro una línea luminosa que hizo que Promos abriera los ojos de forma que se les fuera a salir de las cuencas.

Entonces Promos fue rodeado por una luz blanca que hacía daño a los ojos mortales, pues Mur miraba con una sonrisa en sus labios lo que estaba pasando detrás de esa cortina de luz brillante. Tras unos minutos la luz se desvaneció y donde antes estaba Promos con su túnica azul plateada, ahora estaba Promos con un conjunto de colores chillones, empapado hasta los huesos y con una cara de rabia y furia que le daban aspecto de tomate y esta imagen la vieron todos los alumnos de la escuela de magia de poniente ya que en las runas que había dibujado Promos había una de proyección mental. Tras retirarse los mechones de su cabello entrecano para poder ver a Galadrais se encaró con el estudiante.

-Esto ya sí que ha pasado de madre Galadrais, ahora sí que te voy a matar de verdad – y en ese momento Promos se puso a realizar líneas creando runas en el aire, y cuando estaba ya a punto de crear la última runa Mur se puso seria, ya que hasta el momento solo se reía a carcajada limpia. – Alto ya los dos – Todos en la sala escucharon aquella voz potente y que parecía venir de todos los lados.

-Después miro a Promos con una mirada de compasión y pena, ya que ahora entendía como había sido lidiar con aquel joven – Maestro Promos, solicito que disculpe a Galadrais por su inoportuna y poco conveniente muestra de sus artes mágicas. – Promos que ya había recuperado su aspecto normal ya que el hechizo de Galadrais duraba pocos minutos, pero que aquella escena había sido vista por todos los estudiantes de la escuela acepto la petición de la diosa, y se sentó en su sitio consternado y dando gracias a los dioses porque aquel aspecto no hubiera salido de allí, cosa que más tarde comprobaría que no fue así.

Ahora Mur se puso frente a Galadrais y con un simple pensamiento alzo al joven con una mano invisible por la solapa de su túnica y se encaró al joven con un gesto de profundo odio. – Y ahora tu escoria con carne, vas a hacer lo que tus maestros digan y sin rechistar, una cosa es ser divertido y otra cosa ponerlos en ridículo, vale que Promos se lo mereciera, pero un mequetrefe como tú no tiene ni el derecho ni el privilegio de poner en ridículo a su superior delante de mi sin tener consecuencias, y espero que con esto que va a pasar hoy te haga recapacitar-.

Galadrais que desde que vio a la diosa y sintió el miedo de la muerte en sus carne no lo había vuelto a sentir hasta aquel mismo momento, en cuyo semblante cerúleo por el miedo y sus ojos desorbitados daban en él un aspecto de muerto viviente que a Mur le hizo gracia, pero controlando sus gestos no dio señales de advertirlo. – Ahora piensa en lo que has hecho durante un tiempo, y cuando solicite tu presencia aceptaras participar en el torneo-.

A Galadrais no le dio tiempo a terminar de tragar saliva cando desapareció de la vista de los cuatro maestros y la diosa. Los maestros con caras inquisitivas miraron a Mur – Ohhh no os preocupéis lo he mandado al inframundo a una zona gobernada por mis generales allí le tendré un par de días trabajando como lo haría un alma que ha llegado nueva, a ver si con eso aprende un poco de disciplina. – Una sonrisa cálida y agradable asomo al rostro de la diosa.

Dos días después la diosa que se había reunido de nuevo con los cuatro maestros hizo que Galadrais se materializara delante de ellos. Promos que había pasado ya bastante bochorno después de la reunión porque todo el mundo se reía a sus espaladas y comentaba lo acaecido en la reunión fue preparado, pues su túnica presentaba varias runas defensivas.

Cuando Galadrais cayó al suelo, rápidamente se arrodillo ante la diosa y suplicante la miro – O su divina gracia no vuelva a hacer eso, prefiero la muerte que volver ahí abajo con esos salvajes que me atendieron, se lo suplico, haré lo que me pida, pero no me envié de nuevo allí abajo. – Mur que miraba con repulsión aquella debilidad, pero que comprendía, hizo que Galadrais se levantase y se recompusiera un poco.

-No volverás ahí abajo siempre que atiendas a razones y de lo poco que te conozco desde que me liberases, lo harás. – Galadrais asintió. – Bien pues entonces ¿estás dispuesto a ser entrenado por tus cuatro maestros y participar en el torneo?- Galadrais asintió enérgicamente -Si, es más haré todo lo que me pida, y no me quejare ni protestare-.

Todos en la sala asintieron complacidos, por lo que el entrenamiento de Galadrais en todos los campos de la magia comenzó al día siguiente bajo la estricta supervisión de la diosa y sus maestros, para cuando llegara el día del torneo estuviera preparado, pero Mur sabía que Galadrais ganaría, y con aquella victoria traería un nuevo cambio al mundo y a aquella era, como había pasado las anteriores veces que la diosa participo en el torneo, solo había un interrogante, ¿Cómo sería ese cambio? ¿Sería bueno o malo? Y eso intranquilizaba a la diosa, porque todo dependía de su compañero y su experiencia le decía que no se podía confiar en los mortales. Pero Mur como una de las primeras diosas y más poderosas, sabía que el futuro era lo único que no podía ver y como tal debería esperar y verlo por sus propios ojos como las tres veces anteriores que hubo un cambio de época.

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