domingo, 17 de febrero de 2013

El sin nombre



Cada milenio en uno de los cuatro reinos de Arastar, hay un niño que posee el don o la maldición, según se mire, de ser llamado el sin nombre.
 
Esto se ha realizado desde que los dioses primigenios crearon a los hombres y demás razas inteligentes de Arastar.  Pero con los nuevos dioses esta tradición se fue perdiendo a lo largo de los siglos y solo son cuatro clanes los que aún conservan esta tradición.

Dos de estos  clanes servían al dios primigenio del deseo y otros dos al de la virtud.

Cada niño sin nombre pertenecía a estos clanes ahora considerados sectas o cultos religiosos paganos.
El padre de todo así lo dispuso tras la disputa de sus cuatro hijos después de la creación del mundo, dándole a este la opción de elegir en que clan nacería el siguiente ser sin nombre.

Para ello el niño nacido que será el niño sin nombre sería el único niño de todo Arastar que pasados los 5 días de rigor después del parto a su madre no se le presentara el sueño que le mostrara el nombre del bebe.

Después de cuatro milenios en los que el sin nombre ha nacido en el clan de los arknuks, y ha llevado al mundo a la casi total aniquilación por guerras, hambruna y desesperación los tres clanes restantes esperan que este nuevo milenio traiga al sin nombre a su seno, y puedan terminar con la hegemonía de los arknuks. 

Todos en los cuatro clanes estaban expectantes al día del nacimiento del sin nombre porque todos sabían lo que se podían jugar, unos continuar con su hegemonía otros cambiar las tornas y los otros tener poder para establecer sus ideas.

Pero nadie contaba con que el mundo es caprichoso y por tanto podría hacer su elección con cualquier ser que naciera de nuevo.

Una noche de lluvias torrenciales y vientos huracanados cerca de la costa del jilguero había una pequeña villa de elfos y semielfos que convivían en armonía ya que el clan de los elekt, que eran adoradores de la Brank’id o la madre como ellos la conocían,  habían proclamado la pureza de sangre y todo elfo contrario a tal ideología o mestizo estaban excluidos de este clan.

El parto se presentó si aviso, aún quedaban dos meses para salir de cuentas ya que el estado en cinta de los elfos era de unos 10 u 11 meses, según la anatomía de la elfa o semielfa. Por lo que las matronas de la ciudad se pusieron rápido en marcha.

El parto no tuvo ninguna adversidad y el elfo recién nacido era un varón de constitución más bien enclenque.

Tras el parto todo se quedó en silencio, todos sabían que aquel niño estaba ligado al devenir del mundo y a la vez no sabían nada sobre lo que aquel acontecimiento había puesto en marcha.

Aun así todos los que allí presenciaron el hecho, hicieron un pacto de sangre y silencio, nadie hablaría, nadie mencionaría nada, y si alguien preguntaba se lo eliminaría para siempre. 

Todos querían que aquel niño fuera un niño normal, que se criara como un niño más de la aldea, y disfrutara de su niñez plena y satisfactoriamente, ya que si el destino lo reclamara ya habría tiempo de hacerlo pero las preguntas no se podían silenciar por las buenas y sobre todo aquellas que eran más afiladas.

¿Qué sucedería ahora que el nuevo sin nombre había sido elegido de una pequeña aldea no afiliada a ninguno de los cuatro clanes? ¿Qué futuro le esperaría a aquel niño que sería el que decidiera el devenir del mundo?

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