Aquellas runas indicaban que había llegado a su destino,
aquel que el profeta le había indicado, aquel destino que lo llevaría a la
inmundicia o la gloria. Pero antes tenía que ser apto para tal encargo, y por
ello debía ver cuál de las cinco runas era la correcta, porque si no la muerte
lo recogería ese mismo día y lo llevaría al inframundo donde vagaría por toda
la eternidad a las órdenes de los señores del averno.
Y ahora como era –se rascaba el mentón mientras examinaba
las runas que había inscritas en la pared- Sé que tenía que pulsar una pero,
maldita sea porque no atendí en su momento.
Las runas eran todas muy parecidas, todas tenían las mimas
líneas, pero solo había un trazo en cada una que la diferenciaba de las demás.
Bueno piensa con lógica, el maestro me dijo que había cuatro
mortales y una que me dejaría pasar a través de la barrera mágica. Maldita
suerte la mía porque no atendería en vez de estar fantaseando con la aprendiza
de las primeras filas. -Una especie de lamento salió de su boca-.
No sabía cuál pulsar todas las runas le parecían iguales, y
sobre todo era incapaz de saber cuál era el significado. Aun así no podía
demorarse mucho más, las runas solo sería visible durante el crepúsculo
coincidiendo con una inclinación de los últimos rayos solares que solo se daba
una vez cada cinco días.
Entonces decido ante tal mala fortuna, comprendiendo que ya
da igual, porque si no lo mataba la barrera lo haría su maestro, pulso una de
las runas al azar. Un ruido como a roca moviéndose empezó a sonar, y Galadrais
cerró los ojos y se cubrió la cara.
<<Al menos ya que muero que no me dejen
desfigurado>> Pasaron varios minutos sin que pasara, ni que le pasara
nada, así que abrió los ojos y vio como la pared donde estaban las runas
dibujadas había desaparecido.
Galadrais salto eufórico, y alzando el puño al aire dijo
–chúpate esa maestro Promos- Pero en ese mismo momento una pequeña piedra le
cayó en la cabeza. –Lo siento perdóneme- y frotándose donde le había caído la
piedra avanzo por el sendero que se había abierto.
Avanzo en la penumbra, solo iluminado por un pequeño globo
de luz que había conjurado y era uno de los primeros conjuros que todo mago
aprendía siendo un crio. Le daba la luz suficiente para observar que las
paredes estaban llenas de dibujos y runas que contaban una historia ya
olvidada.
Tras andar unos cinco minutos, llego a una sala poco
iluminada y que era la desembocadura del camino que había cogido. Miro con el globo
de luz a su alrededor y para su sorpresa pudo distinguir una palabra en rúnico
que conocía Valo.
La pronuncio con la cadencia adecuada y la sala se ilumino
entera dejando ver las columnas y suelos marmóreos.
Galadrais se quedó pasmado ante tal visión, donde se
encontraba era donde os primeros hombres se asentaron. Siguió andando hasta la
siguiente cámara, ya que como le había dicho Pomos la sala que buscaba estaba
al final del complejo.
Tanto los minutos como las salas pasaban de uno en uno y
todas las salas se iluminaban al entrar en ellas y se oscurecían al salir de
ellas.
Esto sí que es ahorrar energía- sonrío divertidamente
Galadrais mientras seguía avanzando-.
Pero por fin llego a la sala que buscaba. Tras poner el
primer pie este se tornó de un color verdoso pasando por todo el espectro de
colores conocidos hasta que los ojos de Galadrais quedaran adecuados a la sala.
Miro en todos lados y como en las anteriores había tapices
hilados que contaban historias antiguas, pero en una de las paredes, y más
concretamente en enfrente suyo había algo muy distinto.
Una escultura de una bella dama estaba esculpida en la pared
y atada con cadenas en las muñecas. La
única parte de colar de la imagen eran las cadenas de color negro azabache que
le sostenían las muñecas, todo lo demás era de color gris.
Galadrias se acercó con cautela a la imagen, atravesando la
sala llena de poyetes de piedra a ambos lados.
<<Parece que esto era aún templo religioso, no sé
porque Promos me envía aquí, si la magia y la religión siempre se han llevado
como perros y gatos>> -Pero de repente lo comprendió todo-.
<<Claro el muy cerdo queria librarse de mí, y ahora
un demonio del tercer averno me llevara con él y me violara y me hará su
esclavo sexual>> -Trago saliva ante tal mala perspectiva y continuo
andando hasta que se colocó a una distancia prudencial con la escultura-.
Miro con detenimiento la escultura y vio que había un
agujero en una de las cadenas, así que se acercó y lo examino más
detenidamente. Tras hacerlo comprendió que esas cadenas al igual que todo el
complejo estaban llenas de runas que para él solo tenían significado una de
cada diez, así que solo pudo especular que podrían ser aquellas runas.
De todas las runas que había leído solo supo descifrar seis:
Elämän que era lo mismo vida, kuolema que significaba
muerte, valittu que venía a ser elegido,
tauko que era romper, Ei mikään hyvä juttu significaba mal, como anteriormente
también reconoció Valo.
Siguió contemplando la escultura dando se cuenta de que algo
había cambiado en ella, no sabía que era en ese momento pero la escultura se
había movido unos centímetros hacia delante.
No le dio mucha más importancia, lo único que importaba era
que tenía que hacer porque no tenía ni idea, y Promos no le había dicho nada al
respecto. Tras pasar un largo rato sin descubrir ni hacer nada, dio por
terminada la visita. Así que se dio la vuelta y desando lo andado para salir
del complejo.
Al llegar a la puerta un ruido lo hizo que se girase y viera
lo que pasaba, sus ojos se abrieron como
platos y su mente bullo a un ritmo frenético, tan frenético que se desmayó de
la impresión y se golpeó en la cabeza con el suelo dejándolo inconsciente
durante un rato.
Tras varias horas inconscientes recobro el conocimiento con
un fuerte dolor en el parte posterior del cráneo. Se echó la mano a la zona
para ver si tenía sangre y al comprobar que no la tenía se froto la zona para
aliviar un poco el dolo. Tras disminuir el dolor se levantó y se sujetó a uno
de los poyetes para no caerse, miro en todos lados y vio que en la pared que
antes había una escultura ahora estaba lisa.
Eso le hizo volver rápidamente a la realidad en la que se
encontraba. Miro en derredor y todo estaba bien, así que sin más dilación salió
de la sala corriendo y rezando para que ningún demonio apareciera o más
concretamente no se encontrara con la escultura de la pared.
Por fin llego a la salida, más rápido de lo que había
imaginado, y tras salir por la puerta, los ojos de Galadrias volvieron a
abrirse su mente volvió a bullir frenéticamente y de nuevo la oscuridad volvió
a apoderarse dejándolo allí a la intemperie y solo con un único pensamiento que
comprendió.
<<Maldito Promos, mi alma te atormentara>>
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